-Capítulo 4-

174 26 13
                                    

Salí a correr a las siete de la mañana, antes de que el sol me pegue muy fuerte. ¿Yo haciendo ejercicio? Tenía que bajar la comida de ayer.

Me puse mis auriculares y los conecté al teléfono, escuchando Art Of War de The Kings. Corrí unas cuadras hasta llegar al parque. Di unas vueltas en el mismo y seguí mi camino.

Sentí que alguien gritó mi nombre, pero no le presté atención. Otra vez me llamaron y no pude ignorarle. Ralenticé mis pasos y me saqué los auriculares al mismo tiempo que me volteaba para ver al dueño de esa voz.

Aaron estaba vestido con unos pantalones deportivos y una camiseta blanca ajustada que resaltaba su cuerpo.

—¿Qué quieres Aaron? —pregunté, sin ánimos de hablar y aún un poco temerosa de su persona.

—Vaya, ¿quién se levantó con el pie izquierdo hoy?

Giré y volví a correr para no tener que seguir escuchando sus estupideces; no obstante, al instante, ya lo tenía corriendo al lado mío. «Este chico no se rinde»

Volví a escuchar música sin darle atención al pelinegro.

Me agarró de la muñeca, pero me zafé. Usé tanta fuerza que caí al piso y me raspé el codo y la rodilla. Me tiré/caí al pasto con los brazos abiertos mientras reía como loca. Qué patética era mi vida a los diecinueve años. Me comportaba como niña de cinco.

—¿Estás bien? —preguntó con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Sí, no soy de cristal. No me romperé tan fácil —Sonrió.

—Me di cuenta.

—Entonces te habrás dado cuenta de que no quiero tu presencia —Él alzó sus cejas.

—No importa lo que quieras —Se recostó a mi lado—. Soy un chicle. No puedes separarte así como así de mi.

Rodé los ojos.

Su camiseta se había levantado un poco, dejando ver un pedazo de piel y un tatuaje. Se me hizo vagamente familiar.

Recuerda, Adeline, recuerda. ¡Bingo! Es el que tenía Jake. Tal vez Aaron me contase de qué se  trataba.

—¿Qué significa?

—¿El qué?

Señalé a su cintura y él se acomodó su camiseta, ocultando la tinta.

—No es nada.

—Pff, seguro —Nótese el sarcasmo

—En serio; me gustó y me lo hice —La misma excusa que mi amigo.

¿Qué significara? Me enojé porque nadie me quería explicar qué demonios pasaba a mi alrededor. 

Me levanté, limpiando el pasto de mi short y corrí; corrí ignorando sus gritos, diciéndome que parase. Al cabo de veinte minutos, y con un paso rápido, llegué a la casa y fui directamente a mi baño. Cerré la puerta con llave y puse agua en la bañera junto a algunas sales para luego desvestirme y entrar al agua tibia.

Un mensaje me llegó horas después

Aaron: ¿Estás enojada?

Yo: .________.

(...)

Después de comer y hacer un poco de tarea me fui a lo de Anna para una "tarde de chicas" y para ver si podía relajarme un poco y desestresarme por toda la situación.

—Hola Rosa —saludé a la madre de mi mejor amiga. Cerré la bolsa de pensamientos que había en mi cabeza y traté de disfrutar.

—Hola Addy. Hace mucho que no te veíamos por acá. ¿Las chicas se juntan de vuelta?

Secretos PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora