-Capítulo 18-

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—Pero mamá no me deja ir, ¿qué opinas?—Anna me miraba, sentada en mi cama, expectante por mi respuesta. Yo no podía prestarle atención a lo que me decía debido a que realmente tenía ganas de empezar con la investigación. No obstante, mi amiga vino a casa para contarme de sus problemas.

—¿Decías? –pregunté y deseé que no me pegase, algo muy típico en ella.

—¡Adeline! –protestó—. Esto es algo serio, ¿en dónde tienes la mente?

—Estoy aquí —me defendí—. Lo siento, ¿sí? Simplemente estaba recordando algunas cosas para los exámenes de mañana.

Mi amiga me mandó una mirada reprobatoria. Sí, sé que siempre le doy la misma torpe excusa; pero no es como si pudiese decirle "Hey, estoy tratando de pensar cómo podemos agarrar a los malvados hechiceros negros que quieren utilizarme para sus malévolos planes".

—¿Qué pasó cuando fuiste a casa de tu tía? Has cambiado, Addy. No tienes los pies en esta tierra —comencé a pasearme por mi cuarto.

—Un montón de cosas pasaron —contesté haciendo referencia al religioso que nos atacó, a mis poderes descubiertos, a los besos de Aaron...

—¿Qué cosas?

—Algunas cosas que no vienen al caso. ¡La novia de Josh me tiró pintura violeta porque creía que él la estaba engañando! —Sí, también sabía que era cruel decirle a Anna cosas relacionadas con la vida amorosa de mi primo; no obstante, sabía era la única forma en la que dejase el tema pasar.

La cara de mi amiga me dijo que todavía no había reemplazado por completo sus sentimientos hacia Josh. También sabía que lo que acababa de decirle le había dolido. Me arrepentí de haberlo mencionarlo.

—No puedo creer que Jake te haya invitado a salir —exclamé para cambiar el tema. Afortunadamente funcionó y Anna cambió su semblante serio por una radiante sonrisa.

—Yo tampoco puedo creerlo...—dijo con un aire soñador.

—¿Desde hace cuánto te gusta él? ¿Y cómo es posible que no me haya dado cuenta de eso hasta ahora?

—No sé si la palabra adecuada es "gustar"; pero siento una atracción por Jake desde hace un par de meses.

—Ahora responde la segunda pregunta —ordené.

—Ah, sí, eso. No te has dado cuenta porque soy buena guardando mis emociones. Bueno, por lo menos lo era antes de que se me escapara ese pequeño detalle revelatorio.

—Me siento la peor amiga del mundo —admití con pesar. Anna se paró y me abrazó.

—¡Oye! Tú eres una de las mejores amigas que tengo...—

—Soy la única que tienes —La corté. Ella me pegó en el brazo. ¿Ven? Les dije que ella era violenta.

—Calla, estoy dando mi discurso motivacional. Como decía: eres una de las mejores amigas que tengo y no estarás siempre pendiente de mí así como yo no estaré todo el día pendiente de ti. Es imposible que te des cuenta todo lo que me pasa.

Lo mismo que me había dicho Caleb. Al parecer me apego mucho a las personas.

—Aunque —prosiguió con una sonrisa—. Sí que me he dado cuenta de la manera en la que miras a Mr. Sexy...

—¿Mr. Sexy?

Mi amiga hizo una palmface .

—Aaron —aclaró. Ah, cierto. Él era Mr. Sexy.

—¿Y cómo lo miro?

—Como si él fuese tu protector solar en un día de playa.

—¿Eh? Habla claro que no entiendo nada.

Secretos PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora