-Capítulo 14-

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Tragué duro mientras intercambiaba miradas con Aaron.

—Bueno... —comenzó a decir Jake—. Dejé la lavadora andando, así que...

Se fue.

Se fue con su excusa barata.

Se fue dejándome con Aaron.

A solas.

Demonios —me dije a mi misma.

—Creo que seguiré con la comida —dije dándome vuelta, tratando de esconder el muy evidente sonrojo de mi cara. Sin decir palabra, Aaron se colocó a mi lado y comenzó a cortar verduras. No habló y le agradecí—en mi mente— por ello.

—Así que —dije, tratando de sonar normal. Me felicité por lograrlo—. ¿De qué tratará la prueba de mañana?

Dejó de cortar y me miró. Supuse que iba a decir algo como "¿En serio? Acabamos de, prácticamente, admitir que queremos besarnos ¿y tú me estás preguntando por la prueba de mañana?

Pero se lo pensó mejor y dijo:

—Será algo sencillo. Deberás demostrar todo lo que has aprendido en estos días y se te juzgará por tu rendimiento.

—Pero aún no se crear nada. No me has enseñado.

—Eso no es algo que se pueda enseñar—volvió a su trabajo y peló las zanahorias. Lo imité—. Simplemente pasa. De cualquier manera, no se te evaluará en ese modo.

—Genial —dije aunque realmente no estaba pensando en ello. Mi ente se concentraba en su cercanía. Rozábamos nuestros brazos al cortar y la tensión se volvió insoportable cuando seguí su mirada

—Por cierto, tu forma de evadir el tema no funciona conmigo.

—¿Quién está evadiendo qué?

—¿En serio? ¿Vas a fingir que nada pasó?

Exacto.

—¿Y qué pasó?

—Serás terca, Adeline. Pero aún así, me gustas. Demasiado.

«No te imaginas cuan terca puedo llegar a ser. Tú también me gustas, Aaron».

Silencio incómodo. Quería salir de esa habitación cuanto antes. Hacía mucho calor...

— ¿Sabes? No estoy segura de como se hace esto. ¡JAKE! —grité para que mi amigo viniese a socorrerme. En algún momento el beso vendría, de eso estaba segura. Pero quería retrasarlo la mayor cantidad de tiempo posible.

—¿Qué pasa? —dijo de repente detrás mio. Maldito amigo, seguro había escuchado todo lo que hablamos. Más tarde me estaría sermoneando por haber sido tan cobarde y bla bla bla.

Sí, el siempre fue como mi "asesor social".

—Sinceramente, no se como hacer esto. ¿Crees qué podrías quedarte aquí y hacerlo? Aaron te ayudará —antes de que respondiese empecé a subir las escaleras—. Gracias, te amo. ¿Lo sabes?

Logré escuchar un "sí, claro" antes de cerrar la puerta de mi habitación y tirarme en la cama cual oso panda.

SEXTO DÍA: LA PRUEBA

No me desperté con la alarma de mi celular; ni con la luz que entraba por la ventana; ni con los gritos de los chicos. Me desperté cuando agua fría, congelada, cayó en mi cara y pecho. Eso me hizo levantar de un golpe.

—¡VOY A MATARTE EN CUANTO TE VEA, JAKE!

—Suerte con eso —susurró en algún lado de la habitación. Maldito chico invisible —tuve una idea y no dudé en ponerla en práctica.

Secretos PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora