-Capítulo 23-

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—Sí, por favor —contesté educádamente a la pregunta que me había hecho Heather. Ésta me sirvió un poco más de carne y colocó encima un poco de salsa de arándanos. Luego procedió a hacerle a mi padre la misma pregunta.

Miré de soslayo a mi derecha, a Aaron, quien había sido invitado a quedarse a cenar por parte de mi padre. Anna también había sido invitada, pero alegó que no podía perder más tiempo.

Aaron me miró y una sonrisa burlona se extendió por su cara, haciéndome sonrojar por las palabras que él había escuchado hace unos minutos. Por suerte, antes de que él pudiese hacer alguna pregunta, nos habían llamado para poner la mesa.

—Está muy buena la cena, Heather —halagó mi padre a su novia. Ésta se sentó nuevamente a su lado y le regaló una sonrisa, mostrando todos sus dientes.

Me gustaba que dentro de todo lo que estaba pasando en mi vida pudiera ver a papá feliz. Él había pasado por mucho desde que mamá murió, y ya era hora de que encontrara a alguien que llenase ese espacio vacío en su corazón.

—Ellos se ven bien juntos —susurró Aaron a mi lado, como una adolescente chismosa.

—Lo sé. Es algo extraño ver cómo papá se mantiene al margen de la situación y disfruta de la vida. Me alegro por él.

—Lo sé —Señaló a su mente para enfatizar sus palabras. Rodé los ojos y metí un pedazo de pan en mi boca—. Entonces... Es algo sorprendente lo que te oí decir hace unos momentos.

Volví a sonrojarme y me atraganté con el pan que aún no había tragado.

—¡Adeline! ¿Estás bien? —exclamó Heather. Quise rodar los ojos. ¿Que tus ojos se saliesen de sus órbitas y tu cara esté de color carmesí es "estar bien"?

Con unas palmaditas en la espalda por parte de James, logré recomponerme y luego fulminar con la mirada al causante de mi ahogo. Éste sólo rió.

—Ya estoy bien, gracias —contesté al ver la mirada que me lanzó mi padre.

Me gusta saber que puedo hacerte sonrojar —se comunicó él. Hizo una pausa y luego dijo:— Hasta combina con tu cabello.

Percibí la sonrisa en su voz.

(...)

Las dudas acerca del plan ya estaban instaladas en mi cerebro. ¿Y si algo salía mal? ¿Y si nada salía bien? Estaba poniendo mi vida en juego, aunque... de todas maneras mi vida ya estaba en juego desde hace bastante tiempo. Había estado muy confiada el día anterior sobre lo que íbamos a hacer, pero ahora...

Sacudí mi cabeza, alejando los pensamientos negativos de ella.

—Más a la tarde iré a tu casa para que termines de contarme todos los detalles sobre Aron y tú —comentó Anna en voz baja para que sólo yo pudiese escucharla, lo cual fue irónica debido a que Jake ya lo sabía. No presté atención realmente a sus palabras. Entraron por un oído y salieron por el contrario.

—Como digas —balbuceé.

—Nos vemos —se despidió depositando un beso en mi mejilla y uno en los labios de mi mejor amigo para luego irse. Éste se quedó viéndola marchar.

—Vamos chico enamorado —ordené al mismo tiempo que agarraba su brazo para conducirlo a mi auto. Bueno, el auto de Caleb.

—No estoy enamorado —Jake frunció el ceño ante mis palabras.

—¿Eh?

—Que no estoy enamorado de Anna.

—¿Y entonces por qué la besaste? —pregunté, poniendo la llave en el contacto del auto y haciéndola girar.

Secretos PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora