Mi celular sonó y atendí.
—¿Hola?
—Addy... —Reconocería esa voz en cualquier lugar.
—¡Samantha! —exclamé. Samantha había sido una muy buena compañera en la secundaria. Se podría decir que fuimos amigas y ambas éramos porristas.
—¿Cómo estás, chica? —Se la notaba bastante emocionada.
—Yo estoy bien. ¿Y tú? Hace mucho que no nos hablábamos. ¿De dónde sacaste mi número? —Estaba realmente feliz de volver a tener contacto con Sam.
—Estoy genial. Y por lo de tu número, bueno, tengo mis contactos.
Reí. Cuando ella decía eso en secundaria, siempre se refería a su hermano o su madre.
—No te rías —dijo haciéndose la ofendida—. Te llamo porque.....
—¿Por qué? No me intrigues —Me desesperaba a veces esta chica.
—Mañana nos juntaremos todo el curso —¿Qué?—. Todos nuestros ex-compañeros asistirán; vamos a rememorar viejos tiempos. Se venía hablando desde hace mucho acerca del tema, pero ahora nos pusimos de acuerdo y quedamos para mañana a las ocho.
—¡¡Genial!! Los extraño a todos —La verdad era que nuestro curso había sido de lo más lindo. No habían los típicos chicos engreídos o las típicas chicas seductoras; no. Todos estábamos unidos; pero cuando terminamos la escuela, cada uno siguió su camino. Las redes sociales ayudaron aunque no era lo mismo.
—Así estamos todos, chica. Puedes llevar a un acompañante. Tienes que ir con vestido, no elegante pero tampoco informal. ¿Entiendes?
—Ajá.
Me dijo donde celebraríamos el reencuentro y seguimos hablando de algunas cosas.
—Bueno, ya tendremos tiempo para hablar, querida Sam —dije.
—Lo sé. Millones de besos. Ahora los llamo a Jake y a Anna para informarles; nos vemos, guapa.
—Hasta mañana —finalicé la conversación.
Pensé en quién podría ser mi acompañante. Lo más seguro es que acabase llevando a Caleb.
Le pregunté y me dijo que no podía, pero le hubiese encantado ir. Este chico siempre tenía algo que hacer. Me ponía entre enojada y triste que ya no pasásemos tiempo juntos como cuando éramos pequeños. Con mi hermano descartado, quedé en ir con Jake ya que Anna iría con un chico con el que estaba saliendo y Jake no tenía a nadie al igual que yo.
(...)
El timbre de la puerta sonó.
Agarré mi cartera, un abrigo liviano y salí de la casa. Anna me pasó un casco y nos fuimos derechito al centro comercial a buscar un vestido.
La verdad es que los vestidos me tienen mal porque nunca encuentro el indicado; hay veces en las que no me gusta la parte de atrás o viceversa. Otras veces, es demasiado corto o demasiado largo o no me gusta el color. Siempre hay algún problema; no obstante, ese día encontraría el vestido adecuado para la ocasión con mi amiga experta en moda.
—¿Qué te parece éste? —Señaló mi amiga a un vestido color oliva. Arrugué la nariz.
—No me gusta ese color. ¿Qué tal éste? —Le señalé un vestido turquesa sin mangas. La cosa era así: cada una elegía el vestido de la otra.
—Sabes que ese color no es mi amigo —Reí ante su comentario. Más de siete colores no eran sus "amigos".
—Lo siento —me disculpé.
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Secretos Peligrosos
FantasíaCuando Adeline Wilson se va de vacaciones, presencia una situación fuera de lo común que la deja desconcertada. Luego de que las imágenes queden grabadas a fuego en su mente, empiezan a asustarla y seguirla. Ella no sabe quiénes son o qué quieren; s...