-Capítulo 17-

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Me preparé mentalmente para la avalancha de preguntas que tendría hoy. Prácticamente había desaparecido de la faz de la tierra, nadie sabía a dónde había ido o qué había hecho.

Ayer, luego de terminar mi sandwich, subí hasta mi cuarto y me quedé hablando con Aaron de cosas banales hasta que Caleb llegó y Aaron tuvo que irse a su casa. Por suerte, no habíamos vuelto a tocar el tema de "El Beso".

Bajé a la cocina y encontré a Caleb apoyado en la heladera mirando fijamente a una manzana en la mesa.

-Ammm, ¿qué haces, Caleb? -le pregunté con mi ceño fruncido. Él me respondió sin apartar la vista de la fruta.

-Nada -Me miró-. ¿Nos vamos?-Asentí.

Nos subimos a su auto y partimos para la escuela. En cuanto fui a mi taquilla, Jake me abordó con una gran sonrisa.

-¿Y a ti qué te pasa?

-Estoy feliz.

-Sí, me di cuenta de ello. ¿Por qué?

-Estuve pensando seriamente en las cosas que escuché antes de ayer, sabes -Me miró de soslayo mientras caminábamos a nuestra clase juntos-. Y decidí que si yo le gusto a ella, debería darle una oportunidad y ver qué pasa.

-¿Pero ella te gusta? Como más que una amiga, me refiero.

-No lo sé. Es por eso que quiero ver qué pasa. En mi opinión, el amor se hace, no está allí desde un primer momento.

Yo pensaba exactamente lo opuesto; pero no dije nada y asentí. La clase transcurrió y mi amigo seguía con una sonrisa en su cara. Obviamente estaba algo emocionado con la idea de salir con Anna y, tal vez, ser su novio. Aunque él no lo admitiese, yo sé que gusta aunque sea un poco de Ann.

Al finalizar física, tuve que ir al aula del profesor Williams para economía.

Me senté en mi banco y al rato se sentó Anna a mi lado.

-Adivina qué pasó -preguntó con una sonrisa en su rostro. Levanté una ceja de manera interrogativa-. ¡Jake me invitó a salir! ¿Puedes creerlo? Es como si las estrellas se hubiesen alineado y él supiera perfectamente que yo quería que él me invitase a salir.

No pensaba decirle a mi mejor amiga que la razón por la cual él la invitó a salir, mayormente, fue porque la escuchó hablando de cuánto le gustaba.

-¡Eso es muy bueno! -la animé.

-Señoritas -nos interrumpió el profesor-. ¿Les gustaría contarnos qué es esa cosa tan entretenida? ¿O prefieren salir de mi clase?

-Perdón profesor -Agachamos la cabeza apenadas y, en cuanto se dio la vuelta, continuamos hablando-. ¿Cuándo van a salir?

-El viernes por la noche -contestó feliz y me alegré por ella. Su vida amorosa ha ido de mal en peor. Espero que mi amigo no le rompa el corazón. Suspiré con pesar-. ¿Te pasa algo?

-No, nada -respondí con rapidez-. Ya sabes que estoy estresada por tantos exámenes juntos.

-No te preocupes, te va a ir bien. ¡Tú eres la genio de la clase!

-Señorita Potsi, mi genio se está cansando de ustedes. Lo volveré a decir: ¿Desea compartir algo con la clase?

-No volverá a pasar -masculló mi amiga sin evitar expresar su disgusto hacia el profesor

No pudimos volver a hablar ya que el profesor tuvo una mirada en nosotras todo el tiempo. Luego, no coincidimos en las siguientes clases y se hizo la hora de volver a casa. No encontraba a mi hermano por ninguna parte y estaba por llamarlo cuando una voz me interrumpió.

Secretos PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora