-Capítulo 9-

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—ADELINE —fue lo primero que dijo mi amiga Anna antes de venir a abrazarme. Debo decir que esa chica aprieta fuerte. Creo que no sentía un brazo—. ¿Cómo lo estás llevando?

—Yo... —

—Shhh, todo va a estar bien —me interrumpió.

—Pero y... —

—No querida, no mientas. Yo sé que estás mal.

—An... —

—La primera vez siempre es mala.

—Pero An... —

—Déjalo salir, no guardes nada.

—¿Podrías escucharm... —

—No lo reprimas, no te hace bien.

—ANNA —grité con mi paciencia desbordada. Mi amiga se alejó y me miró.

—¿Qué? —preguntó como si no me hubiese matado de abrazos.

—Lo diré una vez y solo UNA VEZ: Sí, Caleb y yo peleamos. Sí, me siento mal. No, el chocolate de Jake no ayudó. Y no, no estoy reprimiendo nada. ¿Entiendes?

Me miró con cara confusa.

—Espera, ¿qué tratas de decirme?

—Aghhhh —Tironeé mi cabello—. Tan sólo.. vine aquí para divertirme no para que me empieces a preguntar los detalles.

—Creo que comprendo lo que quieres.

La miré con mi mejor cara fulminante.

—Está bien, tú ganas —dijo subiendo sus manos—. No hablaremos de ello.

—Bien —Me volteé—. Hola James.

—Addy —me abrazó para luego susurrarme—. No es su culpa, se preocupa mucho por ti —dijo haciendo referencia a Anna.

—Ya no sé qué hacer con esa chica —él rió con mi comentario.

(...)

—DAME. ESO. JAKE —gritó mi amiga.

—NO —le contestó este.

—Si no quieres morir, DÁMELO.

—Jamás, es MÍO.

—DAME. EL. MALDITO. PANDICORNIO.

—NO —dijo Jake.

—Te lo estás buscando Jake —Mi amigo hizo un gesto de indiferencia. Anna buscó en su bolso su labial. Cuando lo tuvo, hizo dos marcas de guerra en sus mejillas para después proclamar—:¡¡ ESTO ES GUERRA JONES!!

No pasó ni un segundo antes de que Jake saliera corriendo, seguido de cerca por la castaña.

Les haré un resumen de lo que pasó:

Hace unos momentos estábamos jugando en una máquina de peluches. Anna quería el pandicornio pero no logró conseguirlo en su turno. Jake, para vengarse, lo agarró y no se lo quiso dar a mi amiga.

Con James nos reíamos de nuestros amigos. Todo por un peluche. Éste es una de las razones por las que amaba a mis mejores amigos: incluso en los momentos más triste o en los momentos de tensión, ellos logran sacarte una gran sonrisa.

—Dios... deberían... madurar—dijo James entre jadeos.

NO PUEDES ESCONDERTE. PUEDES CORRER PERO JAMÁS ESCONDERTE, JAKE —Se escuchó desde algún lugar del recinto. Las personas se daban vuelta tratando de ubicar la voz.

Sí QUE PUEDO. DEMONIOS, REVELÉ MI UBICACIÓN. CORAAAAAANNNNN —Vi a Jake pasar como un rayo a nuestro lado y se lanzó para bajar las escaleras.

Secretos PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora