Capítulo 9

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Año 2107 - Isla Socotra, Yemen.

BELLAMY'S POV

Con los aullidos de los lobos orquestando la sinfonía de fondo desde las cumbres y con el follaje de las copas de los árboles que impedía que siquiera el resplandor de la incandescente luna proveyera de luz el sendero, apenas se podía filtrar de manera exigua por las aberturas entre las hojas, y bajo el complot de este escenario con los recelos emergentes ante la noche, los hombres se refugiaban en la cuna de los miedos por los peligros acechantes.

Yo por el contrario ignoré las advertencias de los demás hombres que se refugiaron de la tétrica noche en el cobijo de los vehículos, y perforé con la Jeep un poco más a los adentros, tratando de seguir el trazo que bosquejaba el río, escudado por hombres valientes e intrépidos que me seguían también desde sus vehículos. Pero entonces, pronto estuvimos impedidos por el terreno en descenso y rocoso por el que los vehículos no podían descender, por lo que tuvimos que encallar, en lo que los hombres conseguían una vía alterna para rebasar el obstáculo de altura aliado con la zozobra que merodeaba con la oscuridad.

Pese a las lenguas que especulaban conforme las horas que transcurrían sin rastros de Clarke, nunca atendí a sus comentarios. Ella era fuerte y obstinada, demasiado para morir ahogada, no, ella tuvo que salir del río y ahora debe deambular por los bosques. Yo no iba a descansar hasta traerla de vuelta.

Permanecí fuera del vehículo, barriendo la zona de acampada para que nada nos tomara por sorpresa, fue así nos dividimos en parejas para encarnar ese propósito, pero entonces, mi tarea de reconocimiento fue impedida cuando otra pareja de soldados se presentó informándome de regresar a los vehículos, esto porque había llegado otro grupo que solicitaba mi presencia. Extrañado, volví hasta la zona de acampada establecida previamente, y conforme me acercaba, fue que me percaté de la presencia de muchos más faros de luz que desprendían varios vehículos. Por lo que asumí, que se trataba de un grupo grande, de al menos una tropa de hombres. Y fue cuando resté nuestras distancias, que noté que no vestían uniformes con camuflados de soldados, sino que, en cambio, parecían mercenarios costeados por Magnus.

— ¿Qué hacen aquí? — quise saber en cuanto arribé, y los hombres yacían formados delante de sus autos, a la espera de mi presencia, cuyo interés reposó en mí cuando me contemplaron arribar.

— Vinimos a apoyar — respondió uno de ellos, un sujeto alto y grande, quien parecía pilotar esa tropa, lo asumí por el color rojo de su traje que se diferenciaba del de los demás.

— ¿Cómo es que se enteraron?

Mi pregunta desató las risillas entre ellos.

— No hay una sola noticia que se escape de nosotros. Así que en cuanto oímos que nuestra vicepresidenta fue raptada por la líder de los salvajes, vinimos a ayudar.

— ¿Por qué? — receloso.

— Es evidente que a Clarke le quedó grande llevar todo el peso de una nación.

— Eso no contesta mi pregunta — rebatí firme.

Entonces él, el vocero de esos hombres continuó, esta vez, rompiendo su quietud para marchar en mi dirección.

— Ha cometido error tras error, y todo por una guerra jurada que le declaró la resistencia. De modo que, en vista que a ella le quedó grande lidiar con eso, vinimos a hacernos cargo. El objetivo está ahí suelto en el bosque, desprotegido como no lo ha estado antes y venimos a reclamarlo para hacer justicia a nuestra nación por los golpes perpetrados a nuestra paz.

— Sí la salvaje está en esa encrucijada, no es por ustedes, sino por el golpe que le perpetuamos que la orilló a huir por los bosques — le corregí sobrio.

RESILIENCIA (Parte 1 Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora