Capítulo 20.|¿Tú?

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El domingo había llegado demasiado rápido. Hoy sería la noche donde exhibiría mi cuadro en la galería de artes de la ciudad y todos me acompañarían. Mi padre llegó el viernes por la tarde de Arizona. Cuando lo vi me olvidé de las discusiones que habíamos tenido y lo abrasé con todas las ganas posibles, me había sentido mal después de haber actuado como lo hice con él y solo quería que entre él y yo todo volviera a ser como antes.

Dylan y Kourtney habían hablado y arreglado sus cosas, me alegra mucho porque la verdad los dos se merecen esa oportunidad, mucho más Dylan que merece tener un amor completo en su vida y sé que Kourtney puede darsélo. Ya estaba vestida mientras esperaba a mi padre que terminara de arreglarse en su habitación. Estaba sentada en el sofá jugando con mis dedos sobre mi regazo mientras mi tía Claudia se movía nerviosa a mi lado. Ella había venido porque mi padre la había invitado, irían juntos y yo tengo que acostumbrarme a verlos así, Jessica tiene razón, si mi padre es feliz, yo no tengo porque arrebatarle su felicidad.

—Estás preciosa Debby. Aún no he visto tu cuadro pero estoy segura que será el más espectacular de la noche.—Me elogió con una humilde sonrisa.

Mi vestido era de un color azul pálido, ajustado a mi cuerpo con una abertura en la espalda que la dejaba ver con claridad, los zapatos a juego color crema y algunas hondas en mi cabello, me sentía bien conmigo esta noche. Con un suspiro sonreí levemente, tenía que hacer el mayor esfuerzo de llevarme bien con ella, no sería complicado, es mi tía y la quiero.

—Gracias tía, eso espero.—Dije mirándola a los ojos.—Tú también estás hermosa, a mi padre le dará un infarto de amor cuando te vea.—Ambas soltamos una risita tonta.

Se alisó su vestido negro mientras acomodaba un mechón detrás de su oreja.

—Debby...—Levantó la mirada algo apenada.

No, esto era yo quien tenía que decirlo.

—No, tía espera.—Tomé valor para hablar mientras tomaba sus manos.—Lamento tanto la forma en la que me comporté cuando los encontré a ti y a mi padre en esa situación. Entiendo que me alteré mucho y dije cosas que no debí decir. Lo siento realmente. Por favor, discúlpame.—Le susurré sumamente apenada.

Mi tía negó con la cabeza mientras tenía una pequeña sonrisa en su rostro.

—No Debby, yo no tengo nada que disculparte. Créeme, te entiendo. Es tu padre y comprendo tu comportamiento, todo pasó tan rápido que no nos dimos cuenta que nos habíamos enamorado como adolescentes.

—Tía, mientras mi padre se fue a Arizona entendí algo.—La miré.—Si el es feliz, yo también lo soy, y debo entender que él y mi madre no volverán a estar juntos.—Sonreí con nostalgia.—Mi madre ya se volvió a casar y aunque me cueste creerlo, está enamorada de su esposo, y mi padre es un hombre joven, con ganas de vivir, que merece tener a una buena mujer a su lado, y tú, tú eres perfecta para él.—Le sonreí para darle ánimos.

Su mirada se clavó en mí sorprendiéndose bastante.

—¡No sabes lo feliz que me haces diciéndome eso! Tu consentimiento era muy importante.—Sonrió abrazándome agradecida.

—Que vista tan maravillosa.—Musitó mi padre detrás de nosotras.

Mi tía y yo nos separamos del abrazo y nos pusimos de pie mirando a mi padre vestido  con un traje elegante. Se ve muy guapo, hace muchísimo que no veía a mi padre vestido de gala.

—¿De qué vista hablas?—Pregunté sin entender.

—Pues de las dos mujeres más importantes y hermosas de mi vida en un tierno abrazo.—Dijo distraído con una sonrisa muy amplia.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora