Capítulo 03.|Perdiendo la cabeza.

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Las lágrimas se habían convertido en algo cotidiano para mí. No pasaba un día en que ellas no salgan recordándome lo triste que estoy y lo sola que me encuentro. Después de salir del departamento de Justin, al cerrar la puerta, me desmoroné en llanto, es demasiado doloroso tener que dejarlo una vez más, es un jodido infierno.

Ahora me encuentro en las cuatro paredes de mi casa como una completa idiota mirando hacia el techo y rezando para poder seguir soportando los días que vienen. El sonido de mi celular llamando me hace desprenderme de mis tristes pensamientos. Observo la pantalla y el nombre de Cameron en grande aparece. Con un suspiro y limpiando mis lágrimas, deslizo la pantalla para contestar la llamada.

—Hey, Lewis.—Contesto fingiendo demasiada alegría.

—Bradshaw. ¿Cómo estás? Espero no estar interrumpiéndote.—Dice con esa sonrisita sarnosa que lo caracteriza, me hizo reír un poco, es tan caprichoso.

En lo único que me ha interrumpido es en mi sesión de lágrimas del día.

—No, no estaba haciendo nada.—Suspiré para aclarar mi garganta.

—Bien, porque la verdad yo tampoco estoy haciendo nada y me gustaría que me acompañaras a tomar un café, si te apetece salir con este galán.

Reí con un poco más de ánimos. Cameron es una buena distracción, así que creo que es buena idea ir a tomar algo con él.

—Sí, por supuesto, nos vemos allí en unos minutos.

—Perfecto, la espero señorita Bradshaw.

Y con una sonrisa colgué. Tomando un largo suspiro y tratando de tener el mejor ánimo de todos para que Cameron no empezara a hacer preguntas, subí las escaleras para darme una ducha, necesitaba sentir el agua caer en mi cuerpo. Al llegar al café más cercano salí del auto y caminé a la entrada. Observé el lugar y visualicé a Cameron sentado en una de las mesas del fondo. Me acerqué y en cuanto el levantó la mirada se puso de pie con una sonrisa para saludarme.

—Debby, que bueno verte.—Me abrazó dulcemente para luego tomar asiento.

—Gracias por invitarme a tomar algo, la verdad es que necesitaba salir, pero no tenía ánimos de hacerlo sola.—Reí despacio mientras me sentaba y leía el menú para elegir un rico cappuchino.

Cameron sonrió y comenzó a leer el menú también.

—Pues ya nunca más tendrás que salir sola, si quieres salir a divertirte, sólo llámame.—El condenado era demasiado buena gente.

—Lo tendré en cuenta.—Sonreí y observé el menú.—Yo voy a pedir un Toffee nut latte.

—Yo pediré un....—Dijo Cameron mirando todavía el menú.—Un expresso americano.

La chica asintió anotando nuestras ordenes y con una sonrisa se fue dejándonos solos. Cameron aclaró su garganta y fijó su mirada en mí.

—¿Cómo has estado?—Me preguntó y yo me estremesí un poco, esa pregunta es tan fastidiosa.

—Bien, supongo.—Respondí sin ningún interés.

Cameron sonrió de lado y negó con la cabeza.

—No ocultes lo evidente Debby, sé lo que ha ocurrido.—Dijo y levanté mi mirada hacia él.

¿Ahora todo el jodido mundo está enterado de lo que ocurre en mi interesante vida?

—¿Cómo lo sabes?—Pregunté jugando con mis dedos encima de la mesa, ya estoy cansada de tener que hablar de esto.

Cameron suspiró y levantó los hombros.

—Toda la universidad lo sabe y la verdad no me sorprende, yo ya me hacía una idea de que tú y Justin tenían algo, no me lo esperaba, es la verdad, pero las acciones de él contigo decían otra cosa.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora