Capítulo 11.|Miedo al abandono.

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La corte estaba abarrotada de gente, y por más que estuviéramos en posiciones tan contrarias, deseaba que todo saliera bien con mi tía allí dentro. Justin se detuvo conmigo en la puerta.

—Voy a ocupar mi lugar junto a Ricardo, tú mantente cerca.—Me dice con mi rostro en sus manos.

Le sonreí.

—No voy a irme a ningún lado cariño.

Negó con la cabeza cansado.

—Debs, te conozco, y sé perfectamente que esa cara de tristeza que tienes en estos momentos es por culpa de Jessica, y también sé que estar en un mismo lugar que ella en estos momentos no es buena idea, aunque tenga que tener una charla constructiva con ella lo haré, pero ya no soportaré que te siga tratando como lo está haciendo.

Con una sonrisa llena de tristeza acaricié su mejilla, este hombre no deja de cautivarme.

—Te amo.—Susurré mirándolo a los ojos.

Suspiró derrotado.

—Yo también te amo.—Besó mi frente y salió a ocupar su lugar.

Caminé entre los asientos y me senté en el más alejado a Jessica, la verdad es que su rabia hacia mí se nota a lo lejos y prefiero mantenerme así, no voy a rebajarme a sus insultos. Justin ocupó su puesto al lado de Ricardo quienes eran los encargados de mi tía. Ella estaba sentada al lado de ambos y mi padre en unos asientos más atrás. De sólo pensar que mi padre y Claudia puedan tener algo se me remueve el estómago, no puedo dejar de pensar de que la madre de mi ex mejor amiga, puede ser mi madrastra. El idiota del padre de Jessica estaba en una mesa al lado de ellos, el muy canalla no sabe lo que le espera. Sacudí la cabeza para tratar de sacar esos pensamientos absurdos de mi mente, no tenía porque pensar en eso. Sentí la mirada de alguien encima de mí, mis ojos observaron unos metros más lejos de mí y Jessica tenía su mirada penetrante en mi persona. Cuando el juez llegó, los presentes nos pusimos de pie y luego comenzó todo el papeleo.

—Estamos aquí hoy para resolver lo del divorcio de la Señora Claudia Landers con el Señor Anton Landers, avancemos por favor.—El juez habló para comenzar.

Los abogados de ambos hablaban e intercambiaban ideas entre ellos, mientras la mirada de Anton presedía sobre Claudia. Él la estaba odiando con todas sus fuerzas en este momento. Mi padre tenía los puños apretados y miraba a Anton con deseos de matarlo. Sé que si no fuera policía y la ley no lo guiara estaría ahora mismo encima de ese hombre. La mirada de Jessica descendía de su padre a su madre, sé que no la está pasando nada bien en estos momentos. Como me gustaría acompañarla, abrazarla, decirle que todo estará bien pero es imposible, lamentablemente. Me puse de pie y salí de la sala para esperar que termine fuera. No era de mi agrado estar allí dentro. Caminé por el pasillo y me senté en una de las sillas de fuera, cubrieron mi rostro con mis manos. Unos pasos se acercaron y una voz me hizo levantar la mirada.

—Eres tan patética.—Habló haciéndome suspirar con cansancio.

Me puse de pie colocándome frente a ella.

—¿Me estás siguiendo?—Pregunté sin ninguna gracia.

Suspiró con tristeza y miró hacia arriba.

—No. Yo también quería huir de lo que está pasando allá dentro.

En el momento me sentí tan débil por ella, pero luego su mirada de "Eres una traicionera, Debby", volvió a su rostro.

—Así que ya tienes nuevos amigos.—No fue una pregunta, fue una indirecta.

—No te entiendo.

Sonrió con un cinismo que nunca había visto en ella.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora