Capítulo 34.|Una pesadilla.

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Justin.

Esta es mi peor pesadilla. Es que simplemente no puede estar pasando, no a ella, a Debby no. Cuando los ojos de Debby se cerraron yo vi mi mundo derrumbarse en segundos. La ambulancia había llegado en ese preciso momento. Los paramédicos salieron deprisa acercándose al cuerpo de Debby.

—¡Rápido, por aquí!—Gritó uno de los enfermeros.

Tres más se acercaron con la camilla donde me la quitaron de los brazos y la subieron en la ambulancia.

—¿Alguno de ustedes es familiar de ella?—Preguntó el enfermero.

—Yo soy su novio.—Respondí con la voz quebrada.

—Bien, venga en la ambulancia con la chica.

Me quité la chaqueta que estaba cubierta de sangre y miré a Marissa.

—Ve con ella, yo los sigo en el auto.—Dijo con lágrimas en sus ojos.

Asentí y entré junto a los paramédicos a la ambulancia. Para mí era el camino más largo que había tomado en mi vida. Los enfermeros trataban de hacer que su cabeza no siguiera sangrando, y yo no podía soportar verla así.

—Nena, por favor, no me hagas esto. Eres fuerte Debby, lo eres mucho más de lo que te imaginas.

Mi rostro estaba cubierto de lágrimas y mi voz era apenas un susurro desgarrador. Esto no puede estar pasando, el amor de mi vida se me está muriendo en mis narices y yo no puedo hacer nada para detenerlo.

En cuanto la ambulancia se detuvo comenzaron a sacarla y corrieron con ella urgentemente hacia dentro. Yo los seguí pero antes de cruzar emergencias me detuvieron diciéndome que no podía pasar. Al verla en la camilla mientras corrían a emergencias conmigo, mi corazón se destruyó por completo. Esto me recuerda a Jaxon, a su accidente, a su gravedad, a su muerte.

No, no, y no. Mi Debs es fuerte, mi Debs no se va a morir. Cubrí mi rostro con ambas manos sentándome en la sala de espera, necesitaba saber que iba a estar bien, necesitaba saber que ella se iba a recuperar. Marissa venía corriendo por los pasillos tratando de encontrarme, al verme me puse de pie y dejé que me abrazara fuerte, muy fuerte.

—Se me va a morir prima, voy a perder a la mujer que más he amado en esta vida, y todo por mi culpa.—Lloré en su hombro como un chiquillo.

Sus manos acariciaron mi espalda y sentí sus lágrimas caer en mi camisa.

—Debby es fuerte, ya verás que saldrá de esta.—Trató de calmarme pero era imposible.—Primo, creo que tienes que hacer varias llamadas, tienen que saber que Debby está aquí.

Resoplé con un nudo en mi garganta. ¿Cómo le digo a sus padres que Debby acaba de tener un accidente? ¿Cómo le digo a los chicos que no sé si volveremos a ver sus hermosos ojos? No sé como, pero tengo que hacerlo. Busco mi celular en mi bolsillo y me alejo un poco de Marissa y marco el número de Victor.

Al segundo contesta.

—Justin, que bueno que me llamas. He llegado al departamento y Debby no está. ¿Está contigo?—Me preguntó y yo simplemente no pude responderle.—¿Justin? ¿Estás ahí?

Negué con la cabeza como si él me estuviera viendo.

—No sé como darle esta noticia Señor Bradshaw.—Un gemido de dolor salió de mis labios.

—¿Qué noticia? ¿Estás llorando Justin? ¿Qué está pasando?—Preguntó desesperado.

Miré al techo para tomar valor.

—Debby acaba de tener un accidente. Estamos en el hospital y ella nos necesita.

Hubo un silencio tormentoso en la línea.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora