Capítulo 38. |Sí quiero.

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Una semana después.

Después de una larga semana de chequeos, análisis, exámenes, comida realmente mala y enfermeros y doctores de un lado para el otro, al fin, hoy me iría a casa. Las cosas han transcurrido de maravilla todos estos días. Ayer me quitaron la venda de la cabeza y resultó que los puntos también estaban listos para ser retirados.

Los chicos y las chicas me han acompañado todo este tiempo sin despegarse de mí. Siempre venían y me traían algún dulce o capricho escondidos de los doctores y cuando Justin se enteraba se enojaba porque no podía comerlos. Mi madre parte a Seattle hoy a más tardar y la verdad es que me pone muy triste tener que separarme de ella, pero sé más que nadie que su vida es allá, la voy a echar mucho de menos.

Mi padre ni hablar. Ha estado tan pendiente de mí que en el trabajo le han llamado la atención varias veces, le he dicho que no era necesario pero es policía y es un cascarrabias. Mi enfermera favorita ha estado muy pendiente de mí todos estos días también. Jade se había convertido en mi confidente aquí en el hospital y habían días que nos pasábamos horas platicando de tonterías, cosa que a veces le llamaban la atención. La voy a echar mucho de menos. Justin se ha portado como todo un príncipe y es de esperarse, si es el hombre más maravilloso de todos. Nunca se separaba de mí y con decir nunca, lo digo en serio. Los doctores y las enfermeras tenían que tener una charla con él casi todos los días para que saliera de la habitación y me dejara descansar y Justin como lo terco que es, siempre ponía una excusa.

Habían noches en las que se despedía y yo juraba que se había ido, pero que va, el muy tonto esperaba que las enfermeras no estuvieran en su turno y volvía a entrar a la habitación acostándose a mi lado, ya era costumbre, y sin mentirles, no pasó una noche de toda esta semana, en la que Justin no durmiera a mi lado.

Me encontraba guardando todas mis cosas en una bolsa, ya por fin me iría a mi casa. Cuando terminé, me senté en la orilla de la cama y acaricié la joya en mi cuello. Todos estos días no me la he quitado de encima, y no quiero hacerlo, quiero cumplir la promesa que le hice a mi padre. La puerta de la habitación se escucha y un adelante sale de mis labios para luego ver entrar a mi enfermera favorita por esta. Al verme me sonrió y se acercó a mí.

—Debby. ¿Ya estás lista?—Me preguntó con una sonrisa.

—Sí, más que lista.—Le contesté feliz.

Ella sonrió y se sentó en la orilla de la cama junto conmigo.

—Te voy a extrañar mucho.—Susurró.—Pero estoy tan feliz de que estés tan bien y tan recuperada.—Me sonrió dulcemente y vi sus ojos aguarse.

—Hey no llores.—Limpié una lágrima solitaria que salió de su ojo.—Sabes que somos amigas y puedes visitarme cuando quieras, te dejaré la dirección de mi departamento, eres bienvenida cuando quieras.

Apreté sus manos mostrándole una sonrisa.

—Gracias Debby.

Este poco tiempo que llevo conociendo a Jade he comprobado algunas cosas de ella. Es muy tímida y cualquier comentario fuera de lugar la hace sonrojar. No es chica de muchos amigos por lo que cuando hace algunos es muy insegura de si la amistad durará o no. Y es muy linda, es una chica muy especial y encantadora y es mi enfermera favorita.

La puerta nuevamente se abrió y mi guapo novio entró por esta.

—¿Estás lista Debs? Todos te están esperando en casa.—Me dijo dulcemente.

Asentí.

—Ven aquí.—Lo llamé y se acercó colocándose a mi lado abrazándome por los hombros.—Quiero que te despidas de Jade, ella ha atendido a tu chica muy bien estos días.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora