Capítulo 05.|Segunda oportunidad.

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—Recuerden hoy señoritas después de clases en el salón de química, estoy emocionado por ver como quedará.—Nos recordó el Decano Rogers a mí y a Lauren.

Como si pudiera olvidar que tengo que pasar la tarde pintando paredes con la hueca de Lauren. No creo que la vida esté siento justa conmigo. Cada día es una cosa nueva que me sale y que todo tiene que ver con personas que me odian. La mala suerte ha irrumpido en mi vida. Hoy es viernes y como nos había recordado el Decano Rogers, hoy Lauren y yo tenemos que limpiar el salón de química como castigo por nuestra pequeña discusión en la clase del profesor Davies.

Es torturador.

Caminé por el pasillo dejando atrás a la insufrible de Lauren quien no dejaba de quejarse por el castigo. Es tan niña de papi que todo le fastidia, a ella no es la única que le frustra esto, a mí también, pero prefiero este castigo a una expulsión de la universidad. Me detuve un metro de mi casillero. Jessica estaba en el de ella que estaba al lado del mío, se notaba concentrada en sus apuntes mientras buscaba unos libros dentro, con su café en manos. Suspiré observándola. Aún la conversación que tuve ayer con ella me resuena en la cabeza. Fue tan doloroso escucharla decir que yo había sido la persona que más dolor le ha causado, y lamentablemente lo sabía, pero la verdad es que haberme comparado con su padre, fue una espada clavada en el corazón.

El domingo el abogado del caso de mi tía llegará a la ciudad y tengo que reunir coraje y hablar con Jessica para que le avise a su madre que el juicio es el lunes, y la verdad no sé como acercarme, no quiero un escándalo en pleno pasillo.

Pero tenía que hacerlo.

¡Bien Debby, tú puedes!

Tomando un respiro fuerte, caminé hacia ella. Al notar mi presencia levantó su mirada hacia mí y lanzó un suspiro de frustración. Puse los ojos en blanco sin darle importancia.

—¿Qué quieres?—Preguntó de mala manera.

Mordí mi labio inferior algo nerviosa.

—Ricardo, el abogado que mi padre contrató para el caso de tu madre, vendrá el domingo a la ciudad y  mi padre me pidió que te avisara para que le dijeras a mi tía...

—¡Ella no es tu tía!—Reaccionó a los gritos —Ya no somos esa familia de antes Debby, y por favor dile a tu padre que no necesitamos su ayuda, es más, sobra.—Dijo llena de rencor y de desesperación por dentro, la conozco perfectamente y sé que se está haciendo la fuerte.

Estoy cansada de nuestras estúpidas discusiones.

—Esto no es asunto tuyo Jessica, eso es entre tu madre y mi padre, y si el se ofreció a ayudarla tú no tienes derecho a meterte en eso. Además, tu madre aceptó gustosa la invitación.

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué mi madre es una cualquiera?—Pregunta con sorpresa.

—Yo jamás pensaría así de mi tía, eres tú la que pone palabras en mi boca que yo nunca he dicho.—Suspiré frustrada.—Solo avísale a tú madre, y deja de ser una mala agradecida y al menos ten un poco de agradecimiento por mi padre, que desde que ocurrió lo que pasó no ha dejado a tu madre desamparada.

La vi tomar aire suficiente en sus pulmones y luchar con su diosa interna lo que iba a decir luego. Es tan orgullosa, la verdad es que ya nada queda de esa hermana que yo una vez tuve.

—¡Tu padre es un depravado que no ha dejado de metérsele por los ojos a mi madre!—Gritó llamando la atención de casi todos los que caminaban por los pasillos que miraban supuestamente disimuladamente.

Reí amargamente.

—¡A mi padre no lo acuses de ningún depravado! Tu madre es la que vive regalando sonrisitas con doble sentido.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora