Capítulo 10.|No la necesito.

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El camino fue divertido. Justin no dejaba de reír y de hacerme reír a mí. En cada semáforo que nos deteníamos se acercaba y me besaba, la música estaba alta y cantaba con demasiada felicidad a lo que yo sonreía como una enamorada. Su felicidad está a mí lado y la mía en el suyo. Estacionamos frente a mi edificio y salimos tomados de la mano hacia el ascensor.

—Señorita Bradshaw, que bueno verla tan feliz.—Saludó Mark acercándose a nosotros.

Le mostré una sonrisa, la verdad es que el pobre de Mark se llevó tantas malas caras mías sin él tener la culpa de nada.

—Gracias Mark, ya era justo.—Sonreí mirando a Justin.

—Sí, tiene usted razón. Joven McBroom ¿Cómo está?

—Soy el hombre más feliz de este mundo.—Dijo dándome un beso en la mejilla.

Mark sonrió hacia nosotros.

—El amor hace eso.—Sonrió y miró al mostrador donde había una señora.—Tengo que volver a trabajar, que pasen un buen día.

Se despidió y Justin y yo continuamos nuestro camino hacia el ascensor. Cuando salimos de el caminamos por el pasillo hacia la puerta de mi departamento, la cual abrí llevándome una sorpresa.

—¿Papá?—Dije lo bastante sorprendida.

¿Qué está haciendo aquí?

—¡Princesa!—Dijo con ese entusiasmo que lo caracteriza y se acercó a mí para abrazarme.

Dejé que me abrazara y rodeé mis brazos por su espalda. Es mi papá y estoy feliz de verlo pero no entiendo que está haciendo aquí. Me separé del paternal abrazo y fijé mi mirada en él.

—¿Qué haces aquí en Nueva York, papá?

—¿No estás feliz de ver a tu viejo?—Preguntó haciéndose el triste.

Le sonreí.

—Yo siempre estoy feliz de verte papá, pero no entiendo que haces en Nueva York.

Lo escuché suspirar y fijar la vista en mí otra vez.

—Te había dicho que vendría para el juicio del divorcio de Claudia.—Contestó poniéndose nervioso. Él sabe lo que pienso de eso.

Suspiré cansada de la misma situación. Mi papá se está tomando derechos que no le corresponden y aunque quiera mucho a mi tía estoy viendo que ella le corresponde muy fácil.

—Que no se te olvide que es una mujer casada.—Dije apretando los dientes.

—No por mucho.—Respondió en voz baja pero que perfectamente escuché.

Me planté cerca de él cruzada de brazos.

—¿Qué quieres decir con eso, papá?

—No quiero decir nada, Debby.—Dijo cansado.—Saluda a Ricardo que está aquí.

Mirando detrás de él vi la figura del mejor amigo de mi padre, se me estaba olvidando que el estaba aquí.

—Hola Ricardo, perdón por mi mala educación.—Me acerqué dandole un beso en la mejilla.

Rió despacio.

—No te preocupes Debby, que gusto volver a verte, estás hecha una mujer.—Sonrió.

—Gracias.—Sonreí respondiéndole al gesto.—Ricardo, él es Justin, mi novio.—Los presenté y ambos se saludaron.

—Me alegra saber que mi querida Debby está bien cuidada.

—Sí, el sabe que soy policía y que tiene que cuidar bien de mi princesa.—Dijo mi padre haciéndose el gracioso.

—Yo los dejaré trabajar mientras yo voy a terminar con algunas cosas de la universidad.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora