Capítulo 35.| El perdón.

7.5K 486 11
                                    

Tres días después.

Justin.

Han pasado tres días en los que no sé de mí mismo. El Doctor había dicho que si Debby no despertaba en las veinticuatro horas era señal de que no despertaría en un buen rato, y ese buen rato se ha convertido en tres días de pura desesperación.

La noche del accidente cuando descubrimos que Glen había provocado todo este tormento, Victor y los chicos fuimos en su búsqueda, encontrándola en casa de Tatiana, otra de las chicas que corrían con nosotros en la pista de carreras. La enfrenté y juro que si Dylan y Cameron no me hubieran detenido, hubiera matado a alguien por primera vez, porque lo que le hizo a Debby fue lo peor que pudo hacer en su jodida vida. Victor la esposó, y la llevó a la estación de policía, fue acusada de intento de asesinato. Hoy Glen, debe estar haciéndole compañía a Parker.

Victor y Rebecca han estado viviendo la peor pesadilla de sus vidas. La misma noche del accidente de Debby, su madre iba a tomar un avión para regresarse a Seattle pero dado lo sucedido no se alejara de Debs ni un segundo. Los últimos días he visto el dolor de ambos, en especial de Victor, Debby es su única hija, su tesoro, y lo que le está pasando lo está carcomiendo vivo.

Hablando de las chicas, ellas tampoco están nada bien. Jessica no sale del hospital a menos que sea para la Universidad, ya que está en exámenes finales. Litzie y Kourtney de igual manera, ambas han tenido problemas con Nolan y Dylan porque estas no quieren escucharlos para nada. Los chicos de gual forma, ninguno ha querido dejar el hospital.

En cuanto a mí he estado simplemente en el infierno.

Han sido los peores días de mi vida. No me he movido del hospital a menos que sea a darme una ducha o a comer algo en casa, cosa que lo hago porque los chicos me obligan. Mis padres están enterados de lo sucedido con Debby y verdaderamente están muy preocupados. Las veces que he ido a la casa mi madre no deja de preguntarme como está al igual que mi padre. Mi madre no ha querido venir a verla, pues a pesar de que la quiere, porque sé que es así, está dolida por lo que según ella, le hemos hecho a Jaxon. En cambio mi padre ha venido varias veces acompañado de Carmen.

Mi nuevo hogar ha sido la sala de espera del hospital, estos tres días me los he pasado caminando de un lado a otro, sin saber que hacer. El médico encargado de Debby sale pocas veces y siempre dice lo mismo ''Aún no despierta'' cosa que me vuelve loco cada vez más.
Cameron al igual que los chicos no deja de venir ningún día y siempre está al tanto de la salud de Debs. Nuestra amistad no ha vuelto, pero si hemos tratado de llevarnos con más tranquilidad, pues no es tiempo de jodernos sabiendo que Debby está muy mal.

La he pasado a ver todos estos días. Ya se nos permite verla y me he pasado tardes sumamente largas charlando con ella. Le comento de todo lo que está pasando y le pido que por favor no me deje. El Doctor ha dicho que a pesar de que este profundamente dormida, su sentido del oído no lo ha perdido, y puede escucharme perfectamente.

Me encuentro en la sala de espera como todos los días con Cameron y los padres de Debby, los demás chicos deben estar en la cafetería. El silencio me perturba y me levanto del sofá caminando por los pasillos. Necesito aire fresco. Estrujo mi cara y las jodidas lágrimas vuelven a salir. Es que aunque quiera, siempre saldrán. Me he dado cuenta de que no soy un chico fuerte, ni valiente ni nada de la mierda que pueda aguantar. Soy un jodido cobarde que no supo poner a un lado el orgullo y el amor en otro, soy un cobarde porque no puedo ser fuerte por mi chica que está en un estado crítico, soy una porquería. Me detuve frente a la puerta de una pequeña capilla que hay dentro del hospital. Estaba vacía y yo necesitaba hablar con alguien, con ese alguien que de verdad siempre está ahí. Suspiré y caminé hacia la puerta entrando finalmente.

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora