Capítulo 30.|No es suficiente.

7.8K 460 15
                                    

Normalmente te das cuenta que era un error después de hacerlo, y es totalmente sofocante y frustrante sentirte que no encuentras la salida correcta para salir del callejón donde te has metido. Así estoy yo. Pérdida entre un montón de pensamientos y sentimientos que me hacen daño, y todo por no hacer lo que debía hacer, sino todo lo contrario.

No debí venir a Colorado con Cameron, ha sido una completa estupidez de mi parte, por mi culpa Justin se encuentra haciendo locuras en Nueva York.  He llamado a Dylan más de diez veces en todo el día. Cameron y yo llegamos a la casa de su madre hace una hora, nos invitó para pasar el último día de Cameron en la ciudad con ella y desde entonces, no me he apartado el celular de mi oído ni un segundo.

Cuando el chofer de Corinne Maxwell entró el auto por la puerta principal de la casa de la señora, mi mandíbula tembló. Jamás había visto una casa tan hermosa. La de los padres de Justin es grande y maravillosa, pero esta es gigantesca y despampanante.
Cameron y su madre se la han pasado platicando mucho, y estoy muy contenta por él, se lo merece aunque él diga lo contrario, una madre es una madre y siempre es bueno conversar con ellas, y más si no la has visto la mitad de tu vida.

En estos momentos Cameron y su madre se encuentran en la cocina mientras Corinne le muestra como su chef  privado prepara una verdadera lasaña. Es una mujer extraordinaria y lo importante, es que por más que la conozco y veo todo lo que tiene, aún así, en sus ojos muestra la humildad y la felicidad de tener a su hijo nuevamente. Yo me encuentro en el enorme living de la mansión Maxwell caminando de un lado a otro con el celular en mi oreja mientras escucho a Dylan discutir con un Justin que tiene un dolor de cabeza tremendo.

—¡Puedes tomarte el jodido café y dejar de quejarte maldita sea! ¡Eres un pedazo de mierda, McBroom!—Le espetó Dylan furioso por los quejidos de Justin.

—¡No me grites Evans! ¡Siento que la cabeza me va a estallar y tú estás ahí con tu jodida boca hablando pura mierda!—Se quejó este y escuché como gruñía una vez más.

—Eso te pasa por ser un hijo de mierda Justin, debes comportarte, ya eres un hombre.—Suspiró.—Debby, perdona, pero tu novio es un grano en el trasero. ¡No se deja ayudar!

Negué con la cabeza.

—Me imaginaba que iba a despertar con un fuerte dolor de cabeza, se pasó con el alcohol demasiado anoche. Es un terco.—Mordí mi labio tratando de no pedir poder hablar con él, sé perfectamente que no va a querer.

—Es un mal agradecido, no he pegado un ojo en toda la noche por estar velando el sueño de este idiota y así es como me paga.—Se quejó ahora Dylan.

—Yo no necesito un jodido niñero Evans. No sé que hace llamando la Señorita Bradshaw, no necesito su preocupación.—Lo escuché en el fondo.

Su voz de indiferencia me enfrío la piel. Me quedé estática observando por la ventana el enorme jardín que tiene la mansión. Un suspiro se escapó de mis labios.

—¿Podrías ponerlo al teléfono, por favor?—Le pedí a Dylan con la esperanza de que Justin accediera.

Escuché que Dylan le pasaba el celular.

—No quiero hablar con nadie Dylan, y mucho menos con la Señorita Bradshaw.

Jodida Señorita Bradshaw. ¿En serio me dirá así de ahora en adelante? ¿Y dónde quedó Debs?

—Justin, deja de ser un jodido capullo y habla con Debby.—Le exigió Dylan con voz enojada.

—¿Para qué quiere hablar conmigo? ¿Para contarme lo bien que la está pasando? ¡No me interesa en lo absoluto! ¡Que se quede con el cabrón que se largó a Colorado!

Ámame Sin Importar Qué #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora