Levanto la mirada rápidamente cuando escucho la exclamación de Hela al fondo de la habitación, me levanto y me acerco para detallar que tiene entre las manos y un horrible escalofrío me recorre la espalda cuando veo la cadena con un dije muy conocido para mí ya que es la que llevaba Lorcan siempre. Me dejo caer a su lado girándola para arrebatarle el objeto y ella posas sus enormes ojos azules sobre lo que tengo entre las manos. La miro y noto su fascinación por la pieza, respiro hondo y la acerco a mí sintiendo mi corazón latir con demasiada rapidez.
— ¿Dónde encontraste esto, cariño? —cuestiono y ella señala la pila de peluches que está en el rincón.
—Ahí, ¿no te gusta? —dice juntando sus labios al tiempo que posa sus manitas sobre las mías.
—Sí, es muy bonita —digo distraídamente mientras trato de buscar una razón para que esto esté aquí.
— ¿Me la pones? —pide y asiento levantando la cadena, mis manos tiemblan y muerdo mi labio cuando se da la vuelta.
Al colocársela la rodeo con mi brazos para que no me vea llorar ya que tengo miedo de que alguien se haya enterado de su existencia y esté jugando con eso.
—Mami, ¿Qué tienes? —dice mientras dejo besos en su cabeza.
—Si llegas a ver a alguien que no sean tus tíos aquí dentro gritas mucho, ¿entendido? —susurro girándola para mirarla a los ojos que, si no fuera por el ligero color marrón en su ojo izquierdo, serian idénticos a los de Lorcan.
—Sí, mami. Pero no llores, ¿ok? —dice limpiándome las lágrimas y la abrazo con fuerza antes de levantarme.
Le dejo su peliche y voy hasta la ventana que deja ver el exterior que no es más que nieve y al fondo el bosque. Cierro los ojos respirando hondo en busca de tranquilidad porque el desespero solo trae malas decisiones y eso es justo lo que no me puedo permitir, ahora más que nunca debo de estar centrada y destruir a los que me quieren dañar, la quieren dañar a ella. Fijo mis ojos en un punto específico en el bosque, algo pica en mi cuello y noto como las ramas se mueven. Mi mano se va a mi arma y cuando estoy a punto de sacarla el movimiento se detiene.
— ¡Mami! —grita Hela y me giro de inmediato encontrándome saltando en medio de la habitación.
— ¿Qué pasa? —pregunto acercándome con rapidez. Arreglo su abrigo mientras ella me enseña un peliche en forma de perro.
—Quiero uno —pide haciendo pucheros y sonrío.
— ¿Quieres uno? —pregunto antes de llenarle el cuerpo de besos haciéndola reír— ¿sí?
— ¡Mami! —exclama entre risas y dejo un beso en su frente atrayéndola a mí.
—Cariño, no puedes tener un perro. Ellos no pueden estar todo el día en casa, deben salir —digo peinando su cabello y noto como sus ojos se llenan de lágrimas.
—Yo quiero salir... —susurra y respiro hondo apretándola en mis brazos.
—Lo sé, pero debes esperar un poco. Mami debe solucionar algo y luego ya podrás salir, ¿ok? —digo y ella solo entierra su cabeza en mi cuello sin soltar al peluche.
El hecho de que le estén robando la infancia a mi hija me pone mal y odio estárselos permitiendo, pero no me pueda dar el lujo de bajar la guardia porque si ser mi hija ya es algo bastante pesado, el que sepan quién es su padre es una condena de muerte segura. Respiro hondo dejándola junto a sus juguetes antes de salir rumbo a mi despacho. Dos de mis hombres están frente a mi escritorio, los miro de reojo y noto los tatuajes que me recuerdan que son rusos.
— ¿Qué tienen? —cuestiono dejándome caer en mi silla.
—Nos ordenó revisar el perímetro y no encontramos a nadie, pero sí huellas —habla uno y mi mandíbula se tensa cuando la ira surge.
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Destrucción [E #2]✔️
RomanceSEGUNDA PARTE DE BÁRBARO. Dos engendros bárbaros cegados por la ira se enfrentaron en una lucha tan reñida, tan peligrosa, tan candente que lo único aquello que sobrevivió es la pasión que los une. ¿Qué quedara al final de la guerra, unión, odio...