Cacería

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Mi piel se siente como si estuviera cubierta de lava, la garganta me arde mientras percibo la pesadez de mis extremidades. Me remuevo cuando una punzada atraviesa mi cabeza y abro los ojos lentamente dejando que la luz que se cuela me irrite. Respiro hondo y me incorporo permitiéndome ver a mi alrededor, la brisa bate las palmas afuera mientras el olor masculino predomina en el sitio. Su sabor sigue en mi boca y gruño molesta por la vibración que perturba mi cabeza, me giro y me encuentro mi teléfono sobre la mesita y lo tomo aceptando la llamada.

—Buenos días —hablo sintiendo mi garganta seca y mi cabeza doliendo.

—Buenos días. Estamos a punto de salir, ya verifiqué todo y la ubicación en vivo te llegará cada tanto —avisa y cierro los ojos, abrumada.

—Está bien. Ahora te dejo, estoy cansada —respondo levantándome.

El espejo frente a mí me deja ver las marcas en mis caderas y glúteos, realmente tengo problemas serios.

—De acuerdo...Chiara —Lo escucho dubitativo y cansado.

— ¿Estás bien? —Cuestiono adentrándome en el baño.

—Nada. Que descanses —dice antes de cortar la llamada dejándome confundida.

Respiro hondo tratando de alejar los sucesos de anoche porque solo me recuerda que debo alejarlo, sus ansias y las mías dejaron claro que esto ya no es casual y que se está convirtiendo en una necesidad y eso, con los problemas que tengo, no puede pasar. Me cepillo los dientes antes de meterme en la bañera dejando que Starset suene de fondo mientras me sumerjo en mis pensamientos que me llevan al sueño profundo.

La nieve cae mientras yo rio por las marcas que dejan mis botas en esta, escucho voces, pero me mantengo entretenida en la nieve hasta que alguien toma mi mano y me giro hacia un lado donde veo a un niño de cabello castaño que me sonríe, yo hago lo mismo. Mis pasos se acompasan con los de él hasta llegar hasta un hombre encapuchado que nos abre la puerta de una lujosa camioneta que no dudamos en abordar. Me deshago de mis guantes dejando mi cabeza sobre el hombro del chico que acaricia mi mano. El auto se pone en marcha adentrándose en el bosque para luego salir a la ciudad.

Moscú.

Respiro hondo jugando con los dedos del chico que permanece en silencio y noto como tres camionetas nos siguen y como las personas que transitan por la calle se espantan al verlas. Cierro los ojos no sé cuándo tiempo, pero cuando vuelvo abrirlos veo solo una carretera rodeada de colinas de donde de repente salen un par de hombres y la camioneta se detiene retrocediendo con brusquedad y el chico cruza su brazo sobre mí a modo de protección, pero eso no evita que el auto tiemble y se detenga. El hombre que conduce nos pasa dos armas y tomo la mía al tiempo que algo chirrea y hace vibrar el auto que se vuelca haciendo que mi vista se nuble por ratos y que mi pierna arda. No sé qué pasa, pero el auto esta de cabeza mientras los dos hombres que conducían están con el rostro destrozado mientras el olor a quemado inunda mis fosas nasales. Me quejo del dolor cuando me deshago del cinturón dejándome caer y es ahí cuando logro ver al chico inconsciente, me acerco con lentitud a él, pero soy arrastrada fuera del auto con violencia, una que causa que un vidrio de la ventana rota se incruste en mi pierna haciéndome gritar, pero lo saco y me giro enterrándoselo al hombre que me sostiene haciéndolo caer con el rostro ensangrentado. Trato de volver al auto, pero halan de mi cabello mientras grito y pataleo, pero callo cuando mi frente golpea el asfalto mientras escucho los tiros que retumban por todos lados. Me incorporo con dificultad y veo a un hombre correr hacia mí.

— ¡Protejan a la princesa! —Grita el tipo que segundos después es atravesado por una ráfaga de disparos al tiempo que halan de mí.

— ¡Suéltenme! —Grito arañando el brazo que rodea mi cuello, pero solo toman mi cabello haciéndome arder el cuero cabelludo antes de con una fuerza abrupta, estampen mi cabeza contra el asfalto dejándome inconsciente.

Destrucción [E #2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora