Toxic

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Su perfume me inunda las fosas nasales al tiempo que sus palabras resuenan en mi mente como una bala que me confunde al instante. Su mirada permanece en mí y no me permito apartar la mía. Lo que me dijo fue realmente impactante para mí porque no puedo creer que he tenido las cenizas de probablemente unos desconocidos mientras que por poco quemo la tumba de mis padres. Mi hija está en peligro y aunque ya sé dónde está, no me permito relajarme, aunque el hombre que sigue tomando mi cuello me la pone difícil.

—¡Apártate! —suelto en un impulso mandándolo atrás. Respiro hondo y lo miro mal cuando sonríe. El moretón sigue cubriendo levemente su mejilla, aunque puedo notar por sus nudillos que ha peleado.

Sigue manteniendo el porte imponente que siempre me ha embelesado, pero ahora está mucho más fuerte y el que siempre vista de negro me pone mal porque se ve jodidamente bien y concentrarme en eso es estúpido. Resoplo, molesta y me encamino a la salida.

—Quiero que descanses, mañana tenemos que hacer algo antes de ir por Cobra —El apodo que le ha puesto me desconcierta al punto de hacerme girar.

—¿Cobra? —cuestiono con el ceño fruncido.

—Sí, capaz de hacer caer hasta al más grande si la molestan, si así lo desea —responde con tranquilidad y no sé qué pensar—Tiene sangre Ivanov y Romano... no esperes menos, víbora.

Es fácil deducir que la visión que tiene de ella es muy diferente a la mía, no me sorprende en realidad. Su familia siempre tiende a ser sanguinaria.

—Ella no es así —miento.

—¿No? —cuestiona y niego—vio como las ratas se mataban entre ellas, me lo dijo emocionada. No lo niegues porque bien sabes que es así.

Su sonrisa me perturba y termino girándome yéndome hasta la puerta.

—Le gusta lo malo y aunque quieras, no puedes alejarla. La sangre siempre llama y tú...

—Eres la prueba de ello.

Salgo del lugar yéndome hasta la sala donde me encuentro Rod, Edik y Goliat y no sé quién tiene peor cara. Respiro hondo y me giro en busca de la pelinegra que encuentro fácilmente a unos pasos.

—Puedes facilitarnos una habitación, necesitamos hablar en privado —Los ojos de los presentes están en mí y me molesta porque puedo percibir el odio en algunos, pero de igual manera el deseo.

—Por supuesto —dice señalando el pasillo de fondo.

La sigo mientras escucho como Goliat ayuda a Rod, la mujer me sonríe de una manera que me confunde y me adelanto para poder hablarle.

—¿Me parezco mucho? —cuestiono mirándola de reojo y asiente.

—A como te imaginaba ¡Dios! Sobrepasaste los limites —exclama haciéndome fruncir el ceño.

—¿De qué hablas? —pregunto y ella sonríe aún más.

—Duman hablaba tanto de ti, diciendo que te quería muerta o siendo suya, pero siempre de ti. Hasta yo me emocioné por conocerte, severa diosa nórdica y no me equivoque...

—¿Gracias? —suelto y ella ríe.

—Enserio, por mí no te preocupes que yo tengo mi esposo y de odiar a otra mujer por un hombre... realmente no tengo tiempo ni ganas. Sé de ti, sé cómo lo afectas de todas las maneras posibles y no me quiero meter, me emociona que alguien pueda dominar al poderoso Duman —termina antes de abrir la puerta que me muestra una sala con unas mesas.

Me voy al fondo y tomo asiento a la espera que los demás se acomoden frente a mí, la mujer me dedica una última mirada antes de salir y al cerrar la puerta levanto la mano al ver el discurso que me va a dar Edik.

Destrucción [E #2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora