Destrucción [E #2]✔️

Unión sangrienta

El vestido rojo brilla por los diamantes en este, la capa cae en mi espalda abultándose ligeramente en el suelo, mi cabello está peinado hacia atrás y mis labios tienen el mismo color potente que el vestido mientras la abertura de mi pierna deja ver los tacones. Una sonrisa se extiende por mis labios mientras Adriana y Alison está tras de mí vestidas de negro. No sé cómo llegué aquí, pero no voy a negar el hecho de que me gusta y me emociona lo que va a pasar. Respiro hondo y me giro tratando de disimular mis nervios. Salgo y el largo pasillo está cubierto con pétalos rojos y los retratos de la familia Ivanov cuelgan de las paredes. Recorro el lugar con lentitud, pero con la mirada fija en el anillo que me dio Lorcan Ivanov, una serpiente de oro rodea mi dedo anular. Las puertas aparecen frente a mí mientras las dos mujeres me siguen y estas se abren dejándome ver la enorme sala que denota opulencia mientras los lideres de los clanes están sentados alrededor, Lorcan Ivanov permanece sentado en uno de los dos tronos de oro mientras nuestra hija está sentada en sus piernas. Él lleva un traje completamente negro y su cabello peinado hacia atrás mientras sus ojos cargados de poder y fascinación se posan en mí, mi hija lleva un vestido negro y su cabello cae a su espalda mientras su sonrisa dulce y sus ojos azules cargados de poderío se posan también en mí.

Puedo escuchar la canción Gangsta de fondo y él se levanta dejando a Hela a un lado antes de acomodarse el traje y dedicarme una sonrisa cargada de picardía la cual correspondo. Mi piel se eriza y no sé porque comienzo a percibir cualquier roce en mi cuerpo, como la capa rozando mi espalda, el oro de mis aretes y cada maldito vello de mi cuerpo se eriza cuando el hombre frente a mí se arrodilla sin dejar de mirarme y me tiende la mano. Trago grueso y me acerco a él dejando mi mano que porta el anillo sobre la suya. Él se levanta y no tarda en devorarme la boca con hambre y sus manos se aferran a mi cintura y las mías a su cuello. Con su ayuda tomo asiento en el trono de oro y él hace lo mismo a mi lado mientras nuestra hija permanece entre nosotros.

Según la tradición, al hacer la mezcla de sangre esta se debe depositar en una prenda y esa la portará el primogénito, por eso uno de los jefes y el cual según la jerarquía es el tercero con más poder, se acerca a nosotros sin levantar la mirada con una daga entre las manos y según me dijo Lorcan es la daga de la familia Ivanov y por eso es en oro y en forma de serpiente. Según me dijo, los Romano también tenían una daga, pero no quiero pertenecer a esa familia y es por eso que acepte unirme a la suya. Esto debería hacerlo su padre o alguien que porte el apellido, es por eso que veo como mi hija toma la daga y nos mira a los dos y yo extiendo mi mano al igual que Lorcan al tiempo que todos los jefes se levantan con la mirada gacha y de reojo veo como Lorcan sonríe cuando nuestra hija toma la daga con sumo cuidado y hace el corte en su mano antes de hacer lo mismo en la mía. La sangre se extiende por mi palma y respiro hondo antes de levantarme mirando fijamente a Lorcan. Hela recibe el collar que le dio su padre hace tiempo y lo extiende hasta nosotros. Sonrío y mirando fijamente a los ojos al ruso que sonríe, uno nuestras manos percibiendo el leve ardor de la herida. Las miradas no se apartan y el pacto se sella cuando la gota de sangre se cuela entre nuestras palmas antes de caer en la prenda de oro.

—Una nueva unión se sella y un nuevo Ivanov nace —proclama él en ruso y sonrío antes de repetirlo en el mismo idioma:

—Una nueva unión se sella y un nuevo Ivanov nace.

Las monedas de oro caen a nuestros pies lanzadas por los lideres y respiro hondo antes de besarlo con las ganas que siempre le tengo. Sus manos rodean mi cintura y nos giramos hacia el resto que hacen una leve reverencia porque esta unión es realmente extraña, pero de la misma manera poderosa y cuando mate Luca Romano, seremos los reyes de toda la mafia y de todo el maldito mundo. Me muevo hasta mi hija la cual beso antes de que ella se vaya con Adriana y ya los jefes saben de su existencia, pero tienen rotundamente prohibido hablar de ella fuera de estas cuatro paredes. Lorcan toma mi mano y hala de ella llevándome hasta el pasillo y me rodea la cintura con su brazo cuando dos sombras se acercan y con sumo cuidado cuelgan un cuadro el cual permanece con un velo rojo sobre este el cual tomo y halo dejando ver mi retrato junto al de mi hija y ahora esposo. Sonrío y dejo que me guie fuera de la casa y juntos subimos a la camioneta que se ponen en marcha mientras yo no dejo de mirar el anillo en la mano que Lorcan cubre con la suya que también tiene un anillo.