Mi corazón no puede ir más rápido, mi cuerpo está tenso al tiempo que mi rostro se enrojece con la debilidad de mis piernas y más cuando Rod se percata de ello. Trago grueso tratando de colocarme el vestido que a duras penas cubre lo necesario porque el energúmeno de Lorcan lo rompió adrede.
—¿Tú...? —Su voz vuelve a perturbar mi mente y niego.
—Déjame explicarte —hablo por fin desatando el resoplido de Lorcan y lo miro mal.
—¿Siempre has estado con él? —cuestiona con duda y un poco de miedo.
—No —respondo tratando de mantener la calma.
—No te preocupes, si es lo que quieres... no sé cómo se supone que debo tomar esto, Chiara —dice y la tristeza me presiona el pecho—yo te amo...
—Pero ella a ti no, así que mejor vete —suelta el ruso tras de mí.
—¡Cállate! —grito y él se mantiene serio con la mirada fija en Rod.
—Lamento no habértelo dicho antes, Rod —digo y él niega.
—Tranquila, supongo que es lo que quieres. No sé, si te hace feliz...
—Hay muchas cosas que tienen que decirse —suelta el ruso poniéndome en apuros.
—¿Qué? Mejor los dejo solos, a mí...
—No, tranquilo. Debes escuchar lo que ella tiene para decirte —responde él—aunque supongo que ya lo sabes, que ya te lo dijeron —Frunzo el ceño al igual que Rod.
—¿De qué hablas? —cuestiono y él sonríe.
—Aquí todos deben decirse algunas verdades —responde encogiéndose de hombros—como, por ejemplo, lo que sucedió con el padre de Hela.
Mi cuerpo se tensa y lo miro mal porque él no tiene derecho a ponerme en este tipo de situaciones y mucho menos en estos momentos.
—¡Ya basta, Lorcan! ¡No tienes ningún derecho a decir nada, no ahora! —grito abrumada y Rod me mira, confundido.
—¡¿Y por qué no?! ¡Aquí todo el mundo debe saber que Hela tiene un padre!
—¡Lorcan, no!
—¡Y ese soy yo! Y ni tú —Lo señala—ni muchos menos tú me van a quitar el derecho a tenerla, a demostrarle lo que soy —agrega y mis ojos se llenan de lágrimas cuando Rod retrocede con un gesto de dolor estampado en el rostro.
—¿Eso es cierto...?
—¡Pero claro que lo es, esa niña que viste se llama Hela Ivanova y eso nadie lo va a cambiar! —grita y Rod trastabilla haciéndome correr hacia él cuando cae.
Él se lleva las manos a su rostro y suelta un gruñido cargado de dolor, asustándome al instante. Me arrodillo frente a él y trato de calmarlo, pero solo grita poniéndome los pelos de punta.
—Rod, cálmate —digo apartándole las manos y él me mira, perdido.
—Silencio... —susurra y mi corazón se pone a mil cuando recuerdo lo que me dijo.
—Yo nací en las pandillas alemanas y mi padre me entrenó como lo hacían con todos los niños de ahí, encerrándome en un cuarto completamente oscuro y donde era tan silencioso que lo único que se escuchaba era mi respiración que se aceleraba cuando me desesperaba y terminaba gritando en medio de la oscuridad, solo porque el silencio era lo peor que me podía pasar. Me golpeaban cada que gritaba y extendían el tiempo que tenía que pasar ahí. Hasta que un día logré salir y lo único que me encontré era a todos los miembros de la pandilla, incluyendo a mis padres, masacrados y con los pechos abiertos y estuve ahí, en completo silencio. Nuevamente. Hasta que la policía llegó y todo lo que sufrí ahí me persigue, no importaba si me iba a Brasil o si me iba para Estados Unidos, el silencio siempre me seguía...
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Destrucción [E #2]✔️
Storie d'amoreSEGUNDA PARTE DE BÁRBARO. Dos engendros bárbaros cegados por la ira se enfrentaron en una lucha tan reñida, tan peligrosa, tan candente que lo único aquello que sobrevivió es la pasión que los une. ¿Qué quedara al final de la guerra, unión, odio...