Diablo

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Mis pies están cubiertos de nieve, rojos y entumecidos. Sonrío girando mi mirada encontrándome con Grigori el cual está en la misma situación que yo, con un conejo entre sus manos, el pelaje cubierto de sangre al igual que mi vestido y su traje, lo hace a un lado y hala de mi mano haciéndome correr hasta adentrarnos en un bosque donde buscamos entre los árboles y arbustos, animales que podamos matar. Pero de repente unos chiflidos se comienzan a escuchar y es casi de inmediato que tengo a Grigori a mi lado. Tomo su mano y corremos rumbo a la mansión donde mi padre me da un arma al igual que a él y me señala una puerta al final del pasillo por donde corremos agitados. Él empuja la puerta y yo paso corriendo tratando de no tropezar y mis pies comienzan a arder por el piso de piedra ya que cuando logro distinguir, noto como corro seguida de mi primo por un pasillo de piedra con poca iluminación. Comienzo a cansarme, pero no me detengo y los gritos de Grigori de que corra más rápido me impiden mirar atrás. Mis ojos captan una puerta al final junto a pisadas rápidas y es ahí donde miro atrás y noto a varios hombres demasiado altos que corren tras nosotros y el miedo es inmediato.

—¡Corre, Chiara! —grita mi primo y reprimiendo las lágrimas, sigo corriendo hasta que me tropiezo y caigo.

Me giro rápidamente y noto como los hombres toman a Grigori y lo golpean llenando su rostro de sangre.

—¡No, déjenlo! —digo, enfurecida. Levanto mi mano y disparo logrando atinarle a uno.

—¡Corre, solo vete! —grita nuevamente mi primo y percibo el dolor en sus palabras.

Me levanto cuando veo como uno de los hombres me apuntan y cuando creo que me va a matar, un cuerpo se interpone recibiendo el impacto de la bala y mis ojos captan su cabello y se llenan de lágrimas al reconocer su rostro.

—Tío Alek —susurro y él sonríe.

—Corra, princesa —dice quejoso y niego, pero unos brazos me toman halando de mí y lo último que veo es a mi tío desangrándose y a mi primo ser golpeado hasta seguramente, la muerte.

Mis ojos se abren y percibo todo mi cuerpo pesado, mi garganta arde y mis ojos tardan en distinguir el lugar donde estoy, pero cuando logran esclarecerse la confusión me golpea. Tiene un estilo semejante al de la mansión de Romano, pero tengo entendido que Lorcan la destruyó completamente. Cierro los ojos cuando el recuerdo me llega y tenso las cadenas que me atan cuando la rabia cubre cada parte de mi ser. La puerta de la enorme habitación se abre dejándome ver a Luca Romano el cual me sonríe amargándome la existencia.

—Si vas a matarme hazlo rápido —digo con fingida tranquilidad, porque el ardor en mi pecho cada vez que recuerdo a los que me mató no se va a ir nunca.

—Lo haré, pero más adelante —responde acercándose y noto que aun llevo el vestido.

—No sé si eso sea buena idea, ya tienes que estar informado de que es lo que les pasa a los que creen que pueden tenerme de marioneta —digo y el mareo me toma.

—Mataron a mi esposa —dice de repente y frunzo el ceño.

—No sé de qué hablas, aunque he matado mucha gente.

—Cuando fueron por la niña —Su tono cargado de tristeza me da asco.

—No me interesa —suelto y él me mira con odio.

—Claro que te interesa, porque tu padre siempre se burló de mí porque no podía tener hijos y cuando por fin pude tenerlo, mataste a la mujer que lo llevaba en su vientre —dice y sonrío.

—Eso es realmente tu culpa, tu ineptitud la mató. Deberías saber que si te llevabas a mi hija iba a matar a quien fuera necesario para recuperarla —respondo percibiendo el nudo en mi garganta.

Destrucción [E #2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora