Mortal

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El sonido de dos cuerpos chocando me hace abrir los ojos y mis músculos se estremecen con lo que veo, mi cuerpo desnudo mientras unas manos están aferradas a mis caderas y el ver los tatuajes en los brazos tensos que me sostienen aceleran mi corazón ‹‹ una calavera rodeada por una serpiente››. Trato de apartarme, pero su mano viaja a mi rostro haciendo que lo mire mientras me gime demasiado cerca, haciendo que su aliento acaricie mi nariz. Sus ojos de un azul intenso se encuentran con los míos recordándome lo que me cierra la garganta, denotan la misma fascinación de siempre y es algo que me asusta al punto de llenarme los ojos de lágrimas. Su sonrisa perversa se estampa en su rostro y niego tragando mal cuando se acerca más a mí, me besa antes de soltarme las palabras que me dijo hace cuatro años, antes de matarlo:

— Увидимся в аду, гадюка.

‹‹Nos vemos en el infierno, víbora››.

Mis ojos se abren al tiempo que la sensación de ahogo me ataca haciéndome remover asustada cuando unas manos me toman y suelto el sollozo que me pone a temblar el cuerpo.

— ¡Chiara! —exclama alguien y vuelvo a la realidad encontrándome con los ojos miel de Roderick—amor, ¿Qué tienes? —pregunta y niego incorporándome cuando noto que ya amaneció.

—Sí, estoy bien —respondo frotando mi rostro— ¿Dónde vas? —cuestiono con el ceño fruncido cuando noto que se está colocando un traje.

—Hoy toca cerrar el trato con los colombianos, además tengo que irme a Estados Unidos —dice y bufo cuando recuerdo que eso lleva semanas planeado. Las pesadillas me tienen mal.

—Cierto —digo levantándome para besarlo—cuídate.

— ¿Tienes miedo? —pregunta sonriente aferrando sus manos a mis caderas. Asiento haciéndolo reír—las sombras son indestructibles, cariño —agrega antes de devorarme la boca.

—Nunca hay que ignorar al peligro —susurro acariciándole el rostro.

Lo conocí cuando hice alianzas con las mafias norteamericanas, él era uno de los consejeros y entre tantos encuentros las ganas surgieron, no me contuve y me dejé llevar al punto que terminó siendo mi mano derecha.

—Cierto, pero tranquila que me sé cuidar. Ahora cámbiate que de camino a la reunión te dejo en la pista —dice y sonrío cuando sus manos bajan a mis nalgas.

—Va a preguntar mucho por ti —digo y él asiente.

—Me prefiere, lo sé —suelta haciéndome reír—dile que fui a casar monstruos al triangulo de las bermudas —agrega y niego.

—Como digas —respondo separándome de él yéndome al baño donde me ducho y coloco un jumpsuit blanco antes de salir.

Tomo la mano de Rod antes de bajar encontrándome con Edik el cual es el líder de mis hombres, nos saluda dándole indicaciones a Rod sobre el trato con los colombianos mientras yo le envío, un mensaje a mi amiga, avisándole que voy de salida. Subimos a la camioneta que se pone en marcha mientras yo me deleito con los labios de mi pareja que no se contiene a la hora de manosearme. Rio cuando Edik suelta un sonido de asco y me separo de Rod el cual da indicaciones de la seguridad con la llegada de los jefes del grupo que lidera Suramérica. Respiro hondo recordando las pesadillas que me han atacado durante estos cuatro años, diariamente y que se habían detenido hace algún tiempo pero que volvieron con fuerza y no hay una que no sea con el ruso. El tema de mis padres es otra cosa que me tiene demasiado mal ya que nadie sabe una mierda y me frustra porque ni teniendo a toda Europa bajo mis pies puedo conseguir información alguna. Al parecer el ruso no mentía a la hora de decir que no tenía como.

Resoplo, molesta concentrándome en la foto que tengo de fondo de pantalla, el cabello rubio resalta y es algo molesto ‹‹maldición›› simplemente es una maldición que desearía quitarle, pero es algo que lleva en la sangre. Me muevo cuando la pista aparece frente a mí y bajo junto a Rod el cual deja un beso en mi mano antes de sonreírme, lo abrazo y respiro hondo disfrutando su perfume.

Destrucción [E #2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora