En las calles de Orario se podía ver a cierto joven peliblanco caminando a un ritmo realmente alto, como si fuera perseguido por alguien o algo, aunque había algo que remarcar, aquella fina y blanca piel que caracteriza al joven rostro de Bell se encontraba con tonalidades cercanas a un rojo tomate, si no es que rebasaba ese estándar ¿A qué se debía esto?, en fin, volviendo al tema principal, Bell estaba a un paso acelerado, sin voltear a ver a ninguna parte, con su mirada fija en el piso como si no deseara entrar en contacto visual con nadie en ese momento.
-Oigan ¿Ese no es el joven que peleó contra el espalda plateada?-Preguntaban algunas voces, causando aún más conversaciones entre los que se encontraban en esas mismas calles por donde el conejo pasaba.
Curiosamente, ningún comentario hecho o mirada recibida había provocado alguna clase de interrupción en la concentrada mente del chico.
Así siguió su camino hasta llegar a su sede.
Iglesia abandonada, sede de la familia Hestia.
Hestia, la diosa de la familia con el mismo nombre que ella, estaba sentada, esperando por su único hijo, ella quería ser la primera en enterarse de cómo le fue a su pequeño Bell, ella apoyaba la relación entre aquella asesora y el joven, al ser una diosa, notó desde la primera interacción entre ambos, la química y sinceridad que desprendían los dos al estar juntos, pareciera que sus almas estaban en sincronía, moviéndose juntas, siendo unidas por alguna clase de lazo, pero claro, eso sólo son suposiciones de Hestia, no hay muchos dioses que puedan confirmar si las almas tienen alguna forma en específico o que siquiera puedan verlas.
Volviendo a lo importante, ella yacía preocupada desde hace unos minutos, no creía que fuera posible la cantidad de tiempo que aquella cita estaba durando, hasta que sus preocupaciones se esfumaron al oír al susodicho entrar.
-¡Beeeeeeell! ¡¿Cómo te fue?! ¡¿Floreció el amor?! ¡Dameeeeee deeeetaaaaalleeeeees!-Gritaba con euforia la pequeña diosa mientras se lanzaba a su hijo a manera de jugador de fútbol americano, embistiéndolo hasta tirarlo al suelo.
*puf*
Ese sonido fue lo que resultó de aquella acción de Hestia, al igual que una gran cantidad de polvo que fue levantado tras la caída de ambos.
-K-Kami-Sama... c-creo que me rompió un par de costillas-Decía Bell con dificultad, al parecer aquel ataque le había vaciado el aire de sus pulmones.
-Perdón, perdón, me levanto-Respondió Hestia mientras se quitaba de encima de su hijo, poniéndose de pie y extendiéndole la mano al mismo para ayudarlo a levantarse de igusl manera.
-G-Gracias Kami-Sama...-Contestó el joven, tomando la palma de su diosa.
-Bien, ya dejando la bienvenida extremista, creo que me debes explicar cómo te fue, estás tan serio que no logro descifrar si tuviste una buena cita o una mala cita, así que ¡CUENTA!-Exigió la imponente diosa de menos de 1 metro con 50 centímetros.
-Bien, diosa, tome asiento, esto va ser algo tardado-Expresó Bell, aún con un rostro serio, sin perder su mirada calmada pero imponente.
-B-Bueno-Alcanzó a responder Hestia, sintiéndose algo intimidada por aquella presencia, no se parecía en nada a su Bell.
"Demonios, no entiendo el motivo de esa compostura, salió con su amada ¿Por qué tiene ese comportamiento? ¡Si le hiciste algo a mi Bell, no habrá dios o mortal que te salve de mí furia! ¡Escuchaste asesora!" Pensó Hestia, haciendo una clase de juramento de odio, levantando su puño ligeramente, sin que Bell lo note.
-De acuerdo, lo que sucedió, desde el principio, fue...-Y así el joven peliblanco había comenzado su larga y tendida plática.
El muchacho no evitó ninguna clase de detalle, una larga plática daría inicio, comenzando desde el encuentro a afueras del gremio, él había llegado minutos antes como su abuelo y su tío Zald le habían enseñado.
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¿Está mal enamorarse de un aventurero?
FanfictionLa historia comienza desde que Bell llega a Orario, conociendo a la bella semi-elfo Eina Tulle, los sucesos que se desencadenarán desde aquel momento, no se los esperaban ni ella ni el propio Bell. ¿Lograrán romper ese dicho de "No debes relacionart...