Capítulo 28. Un nuevo comienzo. La familia Hestia crece.

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-Te amo. Mi niño-Concluyó. Lágrimas caían desde arriba e impactaban en el fino y blanco cutis del conejo blanco.

Sintió una especie de punzada en el pecho tras aquello.

-Debo irme. Pero siempre estaré contigo. Cuidándote, observándote y sobre todo... Apoyándote-Dijo la mujer, separándose de él.

El cabello plateado, único rasgo percibido a simple vista, se ondeó al voltear y, antes de que la fémina de desmaterializara, dos luces, que se asemejaban a ojos, brillaron.

El cabello plateado, único rasgo percibido a simple vista, se ondeó al voltear y, antes de que la fémina de desmaterializara, dos luces, que se asemejaban a ojos, brillaron

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Luces de color verde y plateado...

-Tienes los ojos escarlata de tu padre-Finalizó.

De repente Bell se despertó, encontrándose en el mundo real, y de su boca, con dificultad, salió una única palabra.

-¿Mamá...?-

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En el capítulo actual.

El joven conejo yacía recostado en la cama de su pareja, entre las suaves y delgadas sábanas que cubrían delicadamente su cuerpo hasta la zona del cuello.

La cabeza le dolía y se sentía extremadamente cansado. Obviando dichos detalles podemos concluir que está en buenas condiciones teniendo en cuenta que hace poco se enfrentó a un juego de guerra y, a su vez, le plantó cara a una "Criatura", terminando en victoria para el peliblanco.

Deslizó el cuerpo e inclinó la espalda hacia adelante, sentándose.

-Ugh...-El quejido salió de su boca mientras fruncía el ceño.

Se agarró la frente y empleando la yema de los dedos la frotó.

Sentía que le reventaría en cualquier momento.

-¿Qué pasó? ¿En dónde estoy? Solo recuerdo haberme desmayado en los brazos de Eina-Se cuestionó un centenar de cosas pero únicamente esas dos preguntas salieron de sí.

Suspiró pesadamente, cerrando los ojos y recargando la nuca en la fría pared.

Lentamente movió el dedo índice y medio al centro de su frente y frotó cuidadosamente.

-¿Fue un sueño...?-Preguntó.

?-Preguntó

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