Entre arrumacos y bebidas calientes

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La semana marchaba de maravilla para Aurora ya Maurice. Tal como él había prometido, estaban teniendo días de mucha diversión paseando por toda la ciudad y visitando sus lugares más icónicos como la Abadía de Westminster, Trafalgar Square, la Torre de Londres, Piccadilly Circus, el Big Ben y el London Eye. 

También Maurice la había llevado a visitar algunos barrios y parques menos turísticos pero igualmente llenos de encanto

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También Maurice la había llevado a visitar algunos barrios y parques menos turísticos pero igualmente llenos de encanto. Aurora pudo sentir la magia de la ciudad. Quizás no era la clase de magia en la que ella había pensado en un inicio pero fue lo suficientemente poderosa para que ella enfocara su mirada únicamente en el presente y el futuro, decidida completamente a ya no mortificarse tratando de recordar un pasado que se había ido de su memoria.

Ya era jueves. Ese día lo habían dedicado prácticamente a visitar el Museo Británico, en donde la chica quedó maravillada con las obras de historia de la humanidad que ahí se albergaban. Al salir de ahí Maurice la llevó a comer a uno de sus Pubs favoritos. Si bien no era un lugar lujoso, la comida y la cerveza eran deliciosas.


Durante estos días le había quedado muy claro a Aurora que a pesar de que Maurice era un hombre privilegiado en el aspecto económico, era una persona que amaba las cosas sencillas de la vida

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Durante estos días le había quedado muy claro a Aurora que a pesar de que Maurice era un hombre privilegiado en el aspecto económico, era una persona que amaba las cosas sencillas de la vida.

Aún no anochecía cuando ya iban de regreso a casa y llovía a cántaros. Maurice estacionó el auto justo en la acera de enfrente y se percató de que contrario a lo que él había creído, no llevaban paraguas.

- En ese caso creo que tendremos que correr- dijo Aurora divertida por el descuido del joven- no creo que esta lluvia vaya a parar pronto.

- De acuerdo- admitió él- pero hagámoslo con cuidado. A la cuenta de tres...

Ambos salieron del Mini Cooper y en un par de segundos se encontraron completamente empapados. Aurora no pudo evitar reír al comprender que ya no tenía ningún caso correr hacia la puerta de la casa.

- Hay que darnos prisa- le urgió Maurice tomándola de la mano pero ella no se movió. Maurice volteó a mirarla sin comprender, ella simplemente sonreía divertida por la situación. Alzó el rostro permitiendo que las gotas de lluvia chocaran contra él y tomó la otra mano de Maurice. Dulcemente lo miró a los ojos y acortó la distancia que había entre ambos. Se paró de puntillas y lo besó en los labios.

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