A la mañana siguiente el desayuno transcurrió casi en silencio pero repleto de miradas y sonrisas cómplices entre los dos amantes.
Se habían levantado temprano pues les esperaba un viaje de casi cinco horas hasta Lancaster. Ese día era el cumpleaños del abuelo de Maurice y él había prometido que lo visitaría. Con un poco de suerte llegarían a tiempo para el almuerzo.
La idea de que el abuelo Ferdinand conociera por fin a Aurora le emocionaba.
- ... pero ¿qué le diremos?- preguntó ella un tanto preocupada mientras Maurice conducía a toda velocidad por la carretera- no es que no quiera conocer a tu familia pero no creo que a ellos les haga gracia la idea de que un McLaggen se involucre con una chica como yo.
- Oye- le dijo él sin apartar la vista del camino- "una chica como tú" es lo más maravilloso que me ha sucedido en mucho tiempo. Y recuerda que me importa un comino lo que digan mi padre y su mujer. La única opinión que para mí es válida es la de mis abuelos y estoy seguro de que ellos te adorarán. A mi abuelo le he hablado mucho sobre ti, él sabe cómo fue que te conocí. Créeme, no hay necesidad de mentir. Sólo sé tú misma... no necesitas nada más.
Él tomó la mano de Aurora y depositó un dulce beso en su dorso, con lo cual ella logró sentirse reconfortada.
Llegaron a la ciudad de Lancaster bajo el radiante sol de las dos de la tarde. A diferencia de Londres, esta ciudad no lucía tan moderna pero precisamente ahí radicaba su encanto.
- Es bellísima- dijo Aurora admirando la vista a través de la ventanilla del auto.
Mientras conducía por las antiguas calles empedradas, Maurice le iba platicando a Aurora algunas anécdotas de su vida en la ciudad.
Pronto se encontraron afuera de la residencia McLaggen. Era impresionante, parecía un pequeño castillo.
- Me recuerda a la residencia de Bruce Wayne- dijo Aurora haciendo alusión a la película de Batman que hacía unos días acababan de ver. Maurice sonrió ante el comentario de la chica.
El guardia de la entrada reconoció a Maurice y abrió la majestuosa reja de hierro forjado, dándole acceso a la propiedad.
- Bienvenido a casa, joven Maurice- saludó el hombre.
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Regresa a mí
RomanceHermione sufre un fatal accidente que hace que sus amigos y su gran amor la crean muerta. Semanas después despierta en un hospital muggle sin tener idea de cómo llegó ahí. No recuerda ni siquiera su nombre y por las cosas que dice, los doctores teme...