Capítulo 8

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La mano del johnny se envolvía suavemente alrededor de los dedos de Doyoung que intentaba ignorar ese suave cosquilleo que se deslizaba por la palma hasta su hombro. Ambos se deslizaban por aquel pasillo hacia el exterior con el sol brillando en lo mas alto del cielo celeste.

Doyoung podía sentir la soledad del lugar por las zonas verdes que lo envolvían, aquella construcción perdida en alguna parte del mundo, en algún lugar escondido de algún país. Johnny guiaba el camino hacia la parte trasera de la casa en donde pequeños colibrís revoleteaban libremente.

Una figura emergió entre esos pequeños animales que revoloteaban alrededor del hombre. Él caminaba hacia su dirección con la mirada llena de curiosidad que era exclusiva para el chico se escondía de johnny, no se veía mucho mayor de johnny, pero su cabello alborotado le otorgaba un aspecto juvenil como acabara de iniciar sus veinte, ropa desordenada y manchada de barro e igual que sus zapatos.

Doyoung no pudo evitar aspirar el aroma natural que desprendía su cuerpo que se combinaba con su perfume, con el aroma de tierra mojada. El chico agrando sus pasos.

Johnny soltó la mano de Doyoung para atrapar el delgado cuerpo del hombre y sumergirse en la profundidad de sus brazos, hundió su rostro en la curvatura del cuello y murmuro algo que Doyoung no logró descifrar. Fueron largos segundos en los que Doyoung deseo girar sobre sus talones y regresar hacia el interior.

Finalmente, se separaron entre risas.

-Es bueno volver a verte, johnny- el chico retrocedió- y parece que no volviste solo.

Johnny paso un brazo por encima de los hombros de Doyoung.

-No podía volver solo- johnny sonrió- él es Doyoung- se inclinó un poco más, rozando sus labios en la punta de la oreja- y el hombre que esta a nuestro al frente es Taeil. Moon taeil-murmuro casi para si mismo- nuestro jefe.

- ¿jefe? Alfa...pensaba que eras el alfa de este lugar- murmuro Doyoung

Doyoung supuso que taeil tenia un oído envidiable al verlo sonreír de esa manera, en la manera que su rostro enrojeció.

-Por ahora, solo por ahora, johnny- contesto taeil con una sonrisa maternal, cálida y amistosa- pensábamos que te habíamos perdido, pero aquí estas- coloco una mano sobre el hombro de johnny- de vuelta en casa.

-Estoy atado a este lugar, no importa cuanto me aleje, siempre voy a volver.

Doyoung podía ver ese vínculo que ambos compartían, taeil desvió la mirada.

-Lamento no haberme presentado ante ti, tuve que ocuparme de algunos asuntos- taeil extendió la mano- es un gusto conocerte, Doyoung. Es un placer tenerte aquí.

-Gracias por aceptarme en su hogar, pero no planeo quedarme por mucho tiempo- murmuro Doyoung, apretando la callosa mano del chico.

-Puedes quedarte todo el tiempo que desees, poco o mucho, da igual – contesto taeil, no parecía conmocionado por la respuesta del chico era como si hubiera escuchado tantas veces esa frase que resultaba natural en sus oídos- nadie te obligara a quedarte, ¿verdad, johnny?

El hombre asintió, pero su cuerpo estaba tenso como una soga que sostenía un pesado piano que amenazaba en romperse en cualquier segundo, los dedos de johnny se hundieron en el brazo de Doyoung cuyo corazón se sentía pesado dentro de su pecho.

De un momento a otro, el rostro de taeil perdió color, se desencajo en una mueca de dolor, sus ojos perdieron esa chispa de diversión. Johnny se lanzó hacia él, atrapándolo antes que cayera al suelo, ese chico se veía demasiado pequeño entre los brazos del otro que apartaba mechones oscuros de su frente.

En ese momento, Doyoung se percato que la ropa no solo estaba manchada de barro.

-No me mires de esa manera, niñato- murmuro taeil, su voz se rompía entre cada suspiro- me haces sentir estúpido.

-Bueno, al menos, queda un poco de vergüenza en este cuerpo.

Doyoung se sintió estúpido al no ver aquellos signos de pelea en el hombre que respiraba trabajosamente en el pecho del hombre. Johnny levanto con cuidado la camisa, en su piel suave se podían observar la forma de unos colmillos que se habían sumergido en la carne del abdomen.

Se suponía que eso no debía estar sucedió, se suponía debía estar sanando, pero aquella herida seguía sangrando.

Doyoung suponía tantas cosas sobre un Taeil sangrante y él estaba paralizado recordando cuanto odiaba tener a la muerte detrás de su espalda con aquella respiración gélida rozando su nuca, impulsando el miedo por la columna vertebral hasta el cerebro.

A cada segundo, el pecho de taeil se volvía más lento, más pesado.

De ver a personas que amabas sacrificarse por algo tan absurdo y a la vez, tan necesario para la paz de una manada entera. Doyoung sabia de que asuntos hablaba taeil, casi podía imaginar a un lobo solitario luchando contra otros que vigilaban sus fronteras, buscando el momento para atacar.

Ese era el sacrificio de un alfa, algunos morían jóvenes y otros, tenían lo fortuna de vivir hasta los cincuenta.

Odiaba esa verdad, odiaba no poder aceptar la muerta de sus compañeros, odiaba tantas cosas que su cuerpo tembló. Su mirada estaba clavada en aquella escena, en el rostro temeroso de johnny.

Casi imagina algo, algo que amenazaba helar su sangre.

Doyoung no deseaba pensar demasiado, no deseaba que los tornillos de su mente comenzaran a trabajar y lo ayudaran a comprender las palabras de taeil, no lo deseaba, quería huir de su propia mente, pero aquellas palabras fueron demasiado rápidas.

Por ahora, solo por ahora

- ¡DOYOUNG!

- ¿Eh?

-Ayúdame, necesito llevarlo al interior para que pueda curar sus heridas antes que se infecten.

El chico ayudo a levantar a un taeil débil, con un brazo sobre los hombros, doyoung suponía que no era la única herida que había recibido. 

Tuyo Mío [Johndo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora