Capitulo 1

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Dos horas antes

Doyoung podía sentir su presencia detrás de él, debajo de su piel, calando en lo mas profundo de su ser. Deseaba llorar por la perdida de su mascota que, en un intento de defenderlo, cayo muerto a sus pies, deseaba ser valiente y correr en dirección de ese hombre, enfrentarlo, pero si lo hacía, sabía que estaba acabado.

Él sabia que una fuerza invisible lo empujaría hacia abajo y lo obligaría a lamerme los pies, lo haría lloriquear por el suave toque de ese hombre, estallaría de alegría por una sola mirada cariñosa de ese hombre.

Ese hombre que había aparecido en la puerta de su hogar con la respiración agitada con esa mirada como si hubiera encontrado su motivo para seguir viviendo, esa mirada había echo que los huesos de doyoung vibraran debajo de su piel y en ese momento, comprendido quien era ese hombre.

No, no es "quien", si no, "que".

Ese hombre pertenecía a su pasado, a un pasado que no deseaba volver pero que siempre viviría en su interior, ese interior que vibraba por la emoción de volver.

Doyoung se obligo a seguir corriendo por esas calles solitarias del pueblo, no tenia ningún destino fijo, pero no se detendría, no importaba si sus piernas cedían, él se arrastraría para seguir huyendo de ese hombre.

Ese hombre que se había aferrado a su cintura. Ese hombre que había devorado su boca como si estuviera sediento y hubiera encontrado un manantial. Ese hombre que había intento arrástralo hacia una cama. Ese hombre que le había susurrados palabras sin sentido.

Doyoung no era un peón del destino, nunca lo iba hacer. Él era el dueño de sus acciones y se aferraría a las consecuencias de estas, no iba a dejar que ninguna persona tomara decisiones en su nombre.

El mango del cuchillo quemaba entre los dedos adoloridos del doyoung que giraba hacia la derecha, rumbo a la iglesia, él no tenia derecha en entrar en ese lugar, ni siquiera creía en el dios que se veneraba, pero no tenía otro lugar en donde esconderse con un poco de suerte, tocaría el corazón bondadoso del hombre que cuidaba ese lugar.

Aunque lo dudaba, no cuando sus manos estaban manchadas.

La iglesia del pueblo era la construcción más antigua del lugar que los habitantes se había propuesto en conservar en un estado aceptable y estaba a uno metros de distancia, solo unos pasos más y estaría a salvo.

Doyoung quería creer que había perdido a ese hombre, no recordaba su nombre o el pánico que circulaba por su sangre estaba impidiendo que recordara, una parte de él decía que se dejara de mentir, podía seguir oliendo su aroma en el pueblo, ese aroma que lo estaba volviendo loco.

El pie derecho estuvo a punto de ingresar por la puerta, pero una fuerza lo llevo hacia atrás, su espalda choco contra un pecho inhumanamente caliente, inhumanamente grande e inhumanamente confortante. Doyoung estuvo a punto de relajarse contra ese cuerpo, estuvo a punto antes de clavar el codo en el abdomen y dar un paso hacia adelante.

-No pensé que fueras tan rápido, pero veo que tienes mucha resistencia, me gusta.

Doyoung entiendo el sentido que le dio ese hombre a esa frase, solo estaban a unos metros y él tenia un cuchillo, podria clavárselo en el estomago y salir corriendo, huir de ese pueblo y sumergirse en una ciudad grande, pero por alguna razón, con solo el pensamiento de lastimar gravemente a ese hombre, le provocaba dolor.

En un ágil movimiento, el cuchillo desapareció de la mano de doyoung.

-Es peligroso ir corriendo con un cuchillo en la mano, podria hacerte daño.

-Eres el único al que quiero hacer daño.

-Eso es cruel, doyoung- una chispa de dolor, ilumino los ojos oscuros del hombre que sonrió.

Doyoung supo que ese hombre no era de esa lugar ni siquiera de ese país.

Sus piernas ni su cuerpo se movieron cuando el chico lo apretó contra su pecho en un abrazo embriagador. El aroma del sudor que perlaba su piel, se sumó a esa corta lista de las razones del porque su cuerpo se sentía caliente cada vez que tenia a ese hombre cerca de él.

Hacia que su cuerpo se volviera sensible, receptivo a cualquier estimulo que le podria proporcionar, necesitado de esos estímulos que lo llevarían a gritar su nombre por el resto de la noche o de una tarde o de una mañana o de un día entero.

-Doyoung, ríndete- murmuro el hombre- no importa que tan rápido corras, siempre te atrapare.

-Entonces, tendrás que perseguirme por toda la vida.

-Eso no me desalienta, me emociona- se inclinó, sus labios rozaban el cabello de doyoung- serás mi eterna presa como un lindo conejito con un disfraz de lobo. No importa a donde te escondas, donde huyas, te encontrare y serás mío, te sostendré hasta que te vuelvas a escurrí entre mis brazos y nuevamente, empezara.

-No puedes tener una vida como esa, desperdiciar tus años en encontrarme, en buscarme.

-Este es el destino que tu marcaste para ambos- murmuro- moriré si no te tengo a mi lado, saber que estas por ahí y no a mi lado hace que mi corazón se estremezca, eres mío, doyoung.

- ¿Cómo puedes decir eso a alguien que apenas conoces?

-Tendré una vida entera para conocerte, doyoung. Conocer cada una de tus manías y enamorar de ellas, una y otra vez.

El hombre deslizo su boca por el rostro hasta la mandíbula, doyoung intento separase de ese hombre, pero los brazos que rodeaban su cintura eran como dos brazas de hierro, no cederían.

-No puedes condenarnos a este circulo vicioso.

-Recuerda, querido- deslizo su boca hacia el oído del chico- tú serias el culpable de nuestro horrible destino, aunque, también, tienes nuestra solución, eres nuestra salvación, solo tiene que venir conmigo, venir a casa.

-Jamás.

-Oh, doyoung- susurro- hubiera deseado que esto fuera fácil para ambos, pero no colaboras.

Doyoung estuvo a punto de responder, a punto de golpear y chillarle en la cara, pero era muy tarde, la oscuridad lo envolvió y lo ultimo que vio fue esa sonrisa que hizo acelerar su corazón. 

Tuyo Mío [Johndo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora