Capítulo 25

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Un gran lobo salto por encima de Doyoung. 

Doyoung  pensó que se veía majestuoso sobre sus cuatro patas, su cola permanecía quieta y recta detrás de su cuerpo, su cabeza ligeramente agacha con un suave gruñido deslizándose por su garganta, el hocico permanecía abierto para mostrar que grandes eran sus colmillos.

Lagrimas pesadas recorrieron el rostro de Doyoung, algo en su interior, pedía que se levantara y estuviera al lado de ese hombre, que peleara a su lado, pero su cuerpo aún seguía tumbado a la tierra tan pesado e inmóvil como una casa.

Doyoung escucho un grito demasiado humano para ser de la bestia, Johnny se había lanzado con un primer ataque hacia la mujer que sostenía su brazo contra su cuerpo, por unos pocos segundos, el miedo se reflejo en su precioso rostro y la presión en Doyoung se fue desvaneciendo poco a poco como si una atadura se hubiera desatado.

Con un suave quejido, el chico se levando sobre sus codos, flexionando lentamente sus piernas, sin darle demasiada importancia a el dolor que se clavaba en su cuerpo como miles de agujas que llevaban hasta sus huesos. El oxigeno abandono sus pulmones que se expandían dentro costillas adoloridas.

Busco con la mirada al lobo que caminaba alrededor de la mujer que lo observaba con recelo, ella desvió su atención hacia Doyoung que se deslizaba por el suelo para llegar hacia Johnny, una sonrisa llena de orgullo se dibujo en su rostro filoso.

Otro grito.

La pierna de la mujer quedo atrapada entre los filosos dientes del lobo que se agitaba en el aire, ambos suspendidos por un momento, tres golpes sobre la nariz del lobo bastaron para que este se soltara y cayera sobre la tierra húmeda. Johnny sacudió la cabeza antes de volver a estar en pie, tambaleante.

Doyoung se arrastro hacia al animal rabioso que mantenía el hocico elevo hacia la bruja cuya pierna herida aun se deslizaban pequeñas gotas escaletas que humedecían la tierra. El chico estiro la mano, hundiendo sus dedos en el denso pelaje del animal, sintiendo los músculos de la pierna tensionados.

Johnny giro hacia él, sus ojos duro se suavizaron por unos segundos antes de alejarse, preparado para un nuevo ataque. Sin ninguna duda, flexionando sus patas, volvió a sacar con el hocico abierto y sangrante.

Esta vez, aquella mujer esperaba un segundo ataque que con un suave movimiento de manos evito, con un impulso invisible, el cuerpo del lobo salió disparado hacia atrás, su lomo golpeo el tronco de unos árboles. Doyoung grito su nombre, pero su voz se perdió en el viento, reuniendo suficiente energía en sus piernas, se levanto sobre estas que con pasos torpes llego hacia el lobo que aun permanecía inmóvil en la tierra.

Doyoung suspiro aliviado cuando estuvo lo suficientemente cerca para ver que el pecho del animal aun subía y bajaba, su estomago se expandía y contraía expulsando oxígeno. Deslizo la mano por encima de los parpados cerrados del lobo antes de inclinarse y besar su nariz húmeda, un suave sollozo salió de la garganta del animal.

Un pequeño hilo de sangre se deslizaba por una de sus fosas nasales.

-Estoy aquí- murmuro doyoung, su boca pegada contra el pelaje- estoy aquí. Vamos, Johnny.

Su corazón se acelero de una manera dolorosa ante el pensamiento que nunca volvería a ver a ese hombre.

-Johnny- ese nombre sabio dulce en su lengua- Johnny. Johnny

- ¿Por qué te sigues aferrando a ese hombre? - pregunto ella, su voz era suave y dulce como un día de primavera que calmaba cualquier preocupación- ellos nacen en la tierra, ellos deben morir en la tierra.

-Yo soy como ellos, soy parte de ellos- respondió doyoung, su voz raspo contra su garganta adolorida, todo era dolor.

-Puedes ser mucho más que eso-

Ella se acercó, Doyoung se movió delante de Johnny.

-Tú nombre puede ser tallado en piedra, en las memorias de las personas que contaran tu historia a sus hijos y a los hijos de sus hijos- ella elevo las manos hacia el cielo- no tendrás que preocuparte por nada, solo debes ser un buen lobo.

La mujer poso con suavidad sobre la tierra, cuando dio un paso una mueca de dolor atravesó su rostro, su pierna aun no se curaba del todo. Ella se dejo caer delante de él, Doyoung trato de resistirse, pero había algo en ella que lo atraía, lo incitaba a acercarse un poco más hacia ella.

Una mano fría sostuvo su mejilla con la ternura de una madre, elevando su rostro mientras que ella se inclinaba.

Johnny...Johnny...Johnny.

Sus labios estuvieron a punto de rozarse, su aroma dulce de durazno comenzaba a envolver y elevarlo hacia un mundo desconocido para quedar atrapado. La boca de esa mujer se sentía como el veneno en esta puro, doyoung abrió la boca para luego, entrar sus dientes en su labio inferior, ese sabor metálico invadió cada parte del interior de su boca.

La mujer se separó, un hilo escarlata se deslizaba por su barbilla.

-Tú...- ella gruño de una forma poco natural, no sonaba humano.

-No vuelvas a besarme.

-Hombre estúpido.

Doyoung se llevo las manos hacia la garganta que se apretaba, su cabeza echada hacia atrás en un inútil intento de tomar un poco de oxígeno. Por el rabillo del ojo, observo como elevaba la cabeza e imploró que mantuviera quieto, rezo porque no moviera ni un solo musculo.

-Te ofrecí un mundo a tus pies, pero tú simplemente lo rechazas- ella dijo.

-No...-el cuello de doyoung se tensiono- necesito un...mundo.

-Todos necesitan un mundo en donde puedas sentirte cómodo, un mundo a donde puedas volver- murmuro ella.

El mundo iba perdiendo color ante los ojos de Doyoung, él se iba desvaneciendo

Un grito se elevo en el ambiente y Doyoung volvió a respirar.

El lobo arrastraba a la mujer por la tierra dejando un camino de sangre por la tierra, un brazo atrapado entre del animal que sacudía la cabeza de un lado a otro. Doyoung no aparto la mirada cuando escucho como los ligamentos se rompían, como los huesos se quebraban y los músculos se rasgaban.

Con un aullido de dolor, el brazo se desprendió. Desde el hombro hasta la punta de los dedos, seguían atrapado en los dientes de lobo que dejo caer el brazo sin gracia, su pecho se expandió antes de rugir al aire que elevo ese sonido hasta el árbol más alto, provocando que aves salieran entre sus ramas con un canto de terror.

Johnny no caminaba perfectamente, una de sus patas estaba elevaba, pero no impidió que volviera a saltar sobre la mujer.

Doyoung cerró los ojos e ignoro, cubrir sus oídos con ambos brazos antes de volverse sobre si mismo. Él se había ido muy joven de su manada, nunca había tenido la necesidad de matar a una persona, aun era demasiado joven para cargar con eso.

Algo pesado cayó sobre sus piernas, johnny permanecía desnudo sobre estas. Doyoung sin pensarlo, atrajo su cálido cuerpo contra el suyo y enrosco sus brazos alrededor de su cuerpo, ignorando esas manchas escarlatas que se pegaban a su piel pálida, deslizo sus dedos por encima de su cabello.

En ese lugar, solo quedaban ellos dos. 

Tuyo Mío [Johndo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora