Capítulo 20

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Doyoung ya no era doyoung.

Sus huesos se rompieron e igual que aquel cristal cuando salto hacia el vacío.

Pequeñas astillas de cristal de calvaron debajo de él cuando aterrizo.

Doyoung ya no era doyoung.

Cuando aulló a la luna.

Cuando ya no caminaba en dos patas y su cuerpo estaba cubierto por el otoño.

Doyoung ya no era doyoung.

Cuando persiguió su propia cola y su corazón era como una mariposa.

Cuando caminaba en cuatro patas por el bosque.

Doyoung ya no era doyoung.

Al sentir el sabor de un conejo triturándose entre sus dientes.

Uno conejo y otro conejo, hasta que estuvo repleto y cayo entre las flores silvestres.

Doyoung ya no era doyoung.

Al sentirse salvaje, libre.

El lobo volvió a aullar, el viento se llevo aquel sonido, atravesando las ramas más altas.

Doyoung ya no era doyoung.

Era solo un lobo.

No este ni aquel ni ese.

Solo un lobo que corría debajo de la luna que tiraba de él.

El lobo solitario se sentía perdido, aunque esos momentos eran efímeros.

La bestia aulló cuando doyoung tiro de él.

Ambos se alejaban de la casa, de la manada.

El lobo deseaba conocer a su compañero.

El lobo deseaba frotarse contra jaehyun, taeyong, contra los pequeños.

El lobo corrió, sin mirar hacia atrás.

El lobo llego a una parte sin árboles,

La tierra se pegaba a sus patas.

La cola se agitaba de un lado a otro cuando alguien emergió de la oscuridad.

Ambos conocían esa figura, la cola de agito.

Esa persona era como yuta.

El lobo era demasiado grande, la tumbo.

Ayudante, ayudante, ayudante.

Aprendiz, aprendiz, aprendiz.

Amiga.

Ella olía como su manada.

Ella rio.

El lobo durmió contra su pecho.

Ella susurro algo.

.

Doyoung abrió los ojos.

Su boca estaba impregnada de ese sabor metálico, escupió pelo de animal.

No sabía dónde estaba, pero había un cuerpo acurrucado contra su pecho, largos mechones castaños de deslizaban por la tierra, entre sus dedos y pecho desnudo, todo estaba desnudo excepto ella. Doyoung elevo su mirada hacia el cielo claro, ya no había luna solo un sol resplandeciente en un cielo claro.

El chico sentía que acababa de despertar de un largo sueño, un maravilloso sueño que deseaba volver, pero era un simple recuerdo que cosquilleaba en la punta de sus dedos, aquella chica murmuro algo antes de girar hacia el otro lado. Doyoung deslizo su brazo, dejando su cabeza descansara en el suelo.

Doyoung hubiera deseado ser mucho más rápido.

Aquella chica estaba despierta.

Algo en doyoung se sintió enfermo cuando la considero bella, deseaba acercarse y comprobar si su boca era dulce como lo prometía, pero ella solo sonrió cuando sus miradas se conectaron, algo lo conectaba a ella, no era como las cuerdas que tenia con johnny.

Su conexión se sentía como una enfermedad que lo envolvía lentamente.

Él conocía esa sensación que cosquilleaba debajo de su piel, doyoung observo más haya de ella, buscándose a si mismo escondido detrás de un árbol o parada en la mitad de la nada con una sonrisa burlona que se dibujaba en su rostro.

La risa de aquella chica, se elevo como el canto de un pajarito que cantaba al sol por la mañana.

-Es bueno volver a verte, doyoung- dijo ella- a pasado un largo tiempo- deslizo su mirada por el cuerpo desnudo del chico- veo que creciste mucho.

Doyoung arrugo la nariz, alejándose un poco de ella.

- ¿No me recuerdas? Supongo que no- murmuro ella- nos conocimos cuando éramos demasiado jóvenes- mi madre era una bruja dentro de la manada de tu padre, él la acepto cuando me tenia en su vientre, ambas pertenecimos a ese lugar por mucho tiempo.

- ¿Las manadas de mi padre? – dijo doyoung- ¿Ellos...?

-Ellos te extrañan cada día, tu padre aun llora tu perdida- ella se aparto un mechón oscuro de su rostro- pero no estoy aquí para hablar de eso.

- ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estoy aquí?

Ella rio como si hubiera escuchado un buen chiste, colocándose las manos en su abdomen cuando su rostro se desfiguro por el dolor.

-Te estuve esperando por mucho tiempo, finalmente, estas preparado para regresar.

-No voy a regresar junto a mi padre, aun no me perdono por lo que hice. No voy a volver hasta que esa cosa que vive dentro de mí, desaparezca.

-Dudo que lo vuelvas a ver, doyoung- dijo ella- ya no te atormentara.

- ¿Cómo lo sabes?

-Se muchas cosas, pero son historias demasiado largas para ser contadas en este lugar.

-Entonces, ¿no me llevaras devuelta a la manada?

Ella negó, su cabello se agito detrás de ella.

-Eres demasiado fuerte, puedes vivir sin una manada, poco son como tú.

Ella dijo.

-No, no volverás a esa manada. Estuve tanto tiempo preparándote para este momento como para que desperdicies tu potencial en ese lugar- ella se levantó, la falta se deslizo por sus piernas hasta sus tobillos- ven conmigo.

- ¿A dónde? ¿Quién eres?

-Son historias demasiado largas, doyoung. Te las contare, si vienes conmigo.

Ella extendió la mano hacia él.

Doyoung estuvo tentado en tomarla, se sentía hechizado por ella hasta que el aullido de un lobo adolorido hizo que las aves salieran entre las hojas de lo arboles. Doyoung se levantó, pero sus piernas estaban demasiado débiles, no se pudo mantener demasiado tiempo de pie, cayo al suelo.

El bello rostro de esa mujer se desfiguro en una mueca antes de salir corriendo hacia los árboles.

Un grupo pequeño de lobos emergió entre los árboles, uno de ellos corrió directamente hacia él. Doyoung solo deseaba hundirse en su pelaje gris roto, sentir la suavidad entre sus dedos, el lobo era demasiado grande cuando cayo sobre él, cada una de sus patas estaba a cada lado de su cuerpo, impidiendo que escapara fuera de su alcance.

Doyoung se mantuvo quieto, dejando que aquel animal arrastrara su hocicó por su cuerpo.

El lobo gruño contra su pecho, no era una amenaza.

Doyoung gruño.

Tuyo Mío [Johndo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora