The German

Capitulo 10

Cuando estoy lista, trato de caminar pero es imposible, así que comienzo a saltar de un pie, mientras me apoyo de las paredes, cuando salgo al living lo veo ahí tan concentrado, pensando.
Está sentado en el mueble y su rostro es tan perfilado. Ser tan lindo no debería ser legal. Obtiene toda la atención de cualquiera. Me gustaría saber en lo que piensa, si es lo mismo que hacía yo unos minutos atrás. Estaba pensando en él. Y en qué si me lleno de ilusiones con el saldría lastimada, y me dolería más que el tobillo.

Él nota mi presencia e inmediatamente se levanta, se acerca a mi de a poco y me pide permiso con la mirada.

-Por favor, agárrame porque no puedo caminar, y tampoco puedo seguir saltando como una coneja por todos lados -el se ríe, y puedo ver que su sonrisets hasta sus ojos. Acá está, otra vez ese chico tan relajante y exitante con el que estuve hablando en el restaurante está noche. Él chico del que me podría enamorar si no dejo de pensar en cómo me está haciendo sentir.

-Pero de coneja no te vas a ver mal.

-¿Pero qué? -y le doy un puño en su brazo, él me mira serio. Me parece que no le gustó lo que hice.

-Yo solo dije de coneja, que vos pienses otro concepto de ser coneja es otra cosa, Lali.

-Bueno, listo. Perdón yo... -y me agarra en brazos sin que lo espere.

-Ya no digas nada más por favor, solo vamos a ver ese tobillo, cada vez que lo veo me duele más a mi.

Nos dirigimos al hospital, y nos atiende un doctor. Él  insiste en que busque a una doctora, pero me duele tanto que muero porque quién sea me revise.

-¡Bueno, porqué tiene que ser una mujer! Ya no aguanto, me estoy muriendo del dolor y todo va a ser por su culpa -me tiro en la camilla con un brazo tapando mi cara.

-Quiero que sea una mujer porque no quiero que te toque otro hombre. ¿Ya le viste las manos? Son gigantes ¿Qué pasa si te lastima más en vez de curarte?. Simplemente, no. -y resopla mientras escucho que camina de un lado a otro como lo hizo desde que llegamos. Sus palabras me caen de sorpresa. Siento que esconden celos. Pero es imposible, él todo lo que quiere es que mi tobillo esté bien. “No quiero que te toque otro hombre” sigue resoplando en mi cabeza y me saca una sonrisa.

-¿De qué te reís?

-De que sos un estúpido -llega el doctor acompañado de una mujer, está se presenta como la doctora García, traumatóloga, revisa mi tobillo y me dice que tengo un esguince, me coloca una crema y me venda, en eso doy unos gritos de dolor. Peter inmediatamente se pone a mi lado y me toma la mano. Me hace mimos y eso me tranquiliza.

-Muy bien Lali, tenés que tomarte unos antiflamatorios. Hacer terapias con una bolsa con hielo en la zona afectada. Por lo menos cada tres horas. Recordá colocar la pierna en una posición elevada -asiento-. Pero sobre todo que quede claro, necesitas reposo. Apoya el pie poco a poco, no abuses o se extenderá tu tiempo de recuperación.

-Okey. Pero, ¿cuántos días tengo que estar en reposo?

-Diez días -dice la doctora al firmar unos papeles y entregármelos.

-Aca está el nombre de los medicamentos, y mi número por si surge alguna duda sobre la evolución del tobillo.

-¡Diez días! Eso es mucho, yo necesito trabajar no puedo estar acostada diez días en la cama sin hacer nada.

-Ya escuchaste. Reposo, diez días serán.

-Pero...

-Tranquila, del trabajo no te preocupes está bien. Vas a faltar por tu salud, vamos a tu casa que seguro estás cansada. -sus palabras me calman, no sé que voy a hacer tantos días en mi casa, pero la verdad ¿a quién no le gusta descansar?. No digo más y asiento.
Me acercan una silla de ruedas y cuando llegamos a la puerta, ahí está Nicolás con una sonrisa esperándonos.

-¿Todo bien señorita?

-Si, Nico. Gracias por preguntar -Peter me ayuda a entrar al auto, vamos a casa. Empiezo a bostezar mientras miro por la ventana. Mis párpados se cierran solos, me pesan, el sueño me invade. Al igual que su olor, y el suave toque que siento de él pasando su brazo alrededor de mi y caigo en sus brazos en un sueño profundo.