Capitulo 43

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Los días pasaron y casi no siento molestias, Lali no se despegó de mi lado en ningún momento, dice que el susto que se llevó fue tremendo, y puedo entender la desesperación que se siente al no poder hacer nada para salvar al amor de tu vida.

-¿Cómo te sentís, mi vida? -Julia tampoco se quiere despegat de mi, aunque ya hoy me dan el alta del hospital.

-Bien mamá...

-¿Estás seguro?

-Que si...no hay nada de que preocuparse -al decir eso la puerta se abre, Lali entra y tras ella viene Nico, y el doctor que me atendió.

-Señor Lanzani -me saluda y abre el historial.

-Doctor Schürle -digo.

-Bueno, ya revise todos sus exámenes y usted se encuentra bien, me alegra bastante poder darle el alta, pero por favor en caso de cualquier incomodidad o intensidad de dolor no dude en volver.

-Yo misma lo traigo si es necesario... -afirma Julia, lo que hace que todos riamos, Lali se acerca a mi con una amplia sonrisa.

-Y vos...¿de que sonreía si no entendés lo que hablamos? -le agarro la mano.

-Bueno, si todos están felicidad supongo que es algo bueno...¿no? -su inocente comentario me atrapa por completo y no puedo aguantar las ganas de darle un cálido pero tierno beso. Al retirarme veo como un color rosa pinta sus mejillas, y la hace ver aún más atractiva. Está mujer me va a volver loco.

-Bueno, eso fue todo, me retiro -dice el médico y justo en ese momento la puerta se abre. Una pequeña nena rubia de ojos claros, aún de la mano de su peluche, y el mismo hombre que me ví algunas noches ahats se queda en la puerta mientras su hija avanza hasta estar frente a mi.

-Hola...-dice tímidamente, luego me mira a las ojos-. Me llamo Sara, ¿te acordás de mi?

-Hola Sara, si...claro que te recuerdo, linda -le digo.

-Cuando estaba ahí...en el avión, mi mamá no se despertó -un nudo se forma en mi garganta al recordar esa imagen-. Eso es porque se fue al cielo, para ser mi ángel, eso fue lo que una enfermera me dijo...ahora va a estar conmigo siempre ¿no? -asiento, sin saber que decir, en esa posición me encuentro -mi angel te mando a salvarme -todos nos quedamos en silencio y de repente me pregunta: -¿Sos mi principe? -su espontaneidad me hace reír -los príncipes salvan princesas, yo soy una princesa ¿o no papá? -se gira para verlo, y este conmovido  por lo ir dice su hija asiente.

-Bueno, a lo mejor y si lo soy, pero es un secreto -ella asiente y sonríe, después me abraza y da un beso en la mejilla, y sale corriendo gritando: -¡Gracias por salvarme, principe! -todos nos reímos y nuevamente su papá me agradece por salvarla. Agarro mis cosas y de repente veo a mi Julia llorando.

-Hey...¿qué tenés? -la abrazo- acá estoy...tranquila.

-Es que...lo que hiciste es tan hermoso -llora- estoy tan orgullosa...de vos mi bebé...

-No es nada...vamos a desasar -ella asiente y salimos de la habitación para dirigirnos hacia mi casa, la utilizamos cuando estamos en vacaciones, nunca había traído a Lali pero creo que le gusta.

Al llegar, todos se ponen a acomodar la mesa porque prepararon algo de cenar, mientras me quedo sentado en la sala esperando, y pienso en las palabras de Sara. Qué pasa si yo también tengo un ángel, y mi ángel me mandó a Lali para sacarme del oscuro mundo que yo mismo había construido lleno de soledad y tristeza. Claramente hay personas que llegan a nuestras vidas para enseñarnos algo. More me enseñó la paciencia. Paciencia con la vida, porque planes cosas para nosotros que no esperamos. Sara con sus pocas y corta edad me enseñó que no haya lógica para explicar ciertas cosas. Y bueno, Julia me enseña a amar sin condición. Cada persona que pasa por nuestro mundo nos da una lección de vida, podés ver malos, vos decidis el mundo que deseas vivir, sos vos quien decide cada día como querés ser, a dónde querés ir, o simplemente si querés ser feliz, o si no.

Lali llegó para enseñarme que existe más de un camino en el medio de la oscuridad, también existen personas como ella, son como angeles en la tierra, que no necesitan de alas para hacete volar, su simple presencia alivia tus preocupaciones. Desde que estoy con ella siento que cada minuto que pasa hay que aprovecharlo. La vida es un juego de azar, un minuto estás bien y al otro quien sabe. Hay tantas personas que desearían seguir viviendo, como Morena y no pudieron, y yo que tuve la oportunidad la estaba desperdiciando. Pero ya no es. Hoy decido ser feliz, decido vivir y no hay nadie más en el mundo con quién yo quiera compartir mi vida que no sea mi hermosa mujer.

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Un mes después...

-¡Apúrate mamá! -miro el reloj -¡Tengo que estar en la iglesia antes que la novia!

-¡Ya voy! No me gristes -Nico le abre la puerta para que entre al auto mientras siento las palmadas que me da Mario en el hombro.

The GermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora