Capitulo 41

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Lali se quedó dormida en la auto, cuando llegamos la lleve al cuarto, parece que nada será capaz de despertarla, entonces busco entre sus cosas y le cambio la ropa por la que acostumbra a vestir para dormir. Ya está a salvo. Cuando me dijo que iría por unos tragos con su amiga me tense un poco, dos mujeres jóvenes, bellas e inteligentes en un lugar así.

La miro mientras duerme y creo que esa es mi imagen favorita, todo en ella es perfecto, sus pertañas, sus cejas. Con esa sensación de tranquilidad, poco a poco me quedo dormido junto a ella.

Me despierto al escuchar unos golpes en la puerta, de seguro es Mario o el hermano de Lali, si fuese su mujer Olivia ya estaría casi metida en medio de nosotros. Lali sigue durmiendo plácidamente, esos toques me sobresaltan y recuerdan que fue lo que me despertó, paso una mano por mi cara, dejo un beso rápido sobre la frente de Lali y me dirijo hasta la puerta. No se ni qué hora es, al abrir la puerta me niego a creer lo que estoy viendo.

Delfina está parada en frente de mi, y sin pedir permiso pasa al departamento.

-¿Qué haces acá? -me enoja su presencia, tan solo recordar todo lo que le dijo a Lali ayer, no tiene límites.

-Pitt, escúchame...

-¿Cómo mierda sabes dónde vivo?

-Pitt...

-No me digas así.

-¿No te das cuenta que ella no es para vos?

-No se a que viniste, no me interesa, andate. Desaparece como lo hiciste antes -le abro la puerta.

-¿Por qué la amas a ella antes que a mí? -ruedo los ojos. Es increíble que no respete ni a su hermana.

-Delfina, no quiero ser maleducado, por favor andate.

-Espere pacientemente para que me veas, y siempre te quedaste con ella. Y cuando se enfermo, siempre estuviste ahí, y la seguiste eligiendo a ella. ¿Por qué?

-Porque ella no era como vos. Ella era única, al igual que Lali, ahora por favor andate. -noto su enojo pero no hay uno como el mío. Ella resopla y se quita la blusa que lleva, en menos de un segundo está cerca de mi intentando besarme, como soy más alto alzó mi cara así evitó el contacto de sus labios con los míos. La aparto de mi, agarro su bolsa y se la tiró. Cuando voy a echarla por décima vez escucho una voz muy furiosa, volteó para verla y no puedo creer la mirada que tiene, es como si fuera hielo, sus ojos se empañan pero no deja salir una lágrima.

-¡Vayanse! -se mueve con toda velocidad, empujando a Delfina por el pelo y sacándola, pero me sorprende cuando me quiere sacar a mi también. -¡Andate! -me grita.

-No. -le afirmó, cierro la puerta y apoyo mi espalda en ella, para mirarla fijamente, ella viene hasta mi y comienza a pegarme en el pecho.

-¡Andate! ¿Por qué te creí? -cuando dice eso, algo dentro de mi se rompe. Al igual que a ella, porque las lágrimas no paran de salir de sus ojos. Necesito aclararle todo.

-Lali, ¡no pasó nada!.

-¡Nada! ¿Cómo me vas a decir que nada si está desnuda en mi casa? -las lágrimas s van para darle espacio al enojo.

-Es que...

-¿Por qué la dejaste pasar?

-Abri la puerta, y al segundo ya estaba dentro de la casa, y después empezó a decir estupideces, Lali te juro que le pedí que se fuera una y otra vez. De repente se sacó la remera e intento besarme...

-Intento besarte. -repite ella, mientras cruza sus brazos por su pecho.

-¡Si! Pero igual no la deje, me aparte y le tire su remera para que se vaya.

-Decime la verdad. -esas palabras abren una zanja en mi pecho. No cree lo que le estoy diciendo.

-Es la verdad. -mi voz parece desesperada. Ella asiente, da un profundo suspiro y finalmente dice:

-Quiero que me dejes sola. -dice eso mirando al suelo y cuando finalmente encuentra la valentía para mirarme a los ojos. -Quiero que te vayas. -sus palabras me duelen. Su mirada, duele.

-Lali yo te amo, mirame por favor. -me está ignorando. No se me ocurre nada más que arrodillarme pero sigue sin mirarme -Te amo, nunca haría algo así. Mi amor créeme, por favor...

-Eso hice. -sus palabras impactaron en mi como un balde de agua fría. Asiento y me levanto sin decir nada. Me voy a la habitación a buscar mis cosas, al salir veo que Lali sigue en el mismo lugar en el que estaba antes. Abro la puerta y saco mi valija, por fin se digna a verme. Veo preocupación en su mirada.

-¿Acaso no es lo que me pediste? -ella asiente. -Escuchame La, espero que pronto te des cuenta que hiciste lo que ella quería, alejarme de vos. Tarde o temprano te vas a dar cuenta de que siempre te dije la verdad.

Horas más tarde ya estoy embarcando en un avión, con destino a Múnich ya después allá me iré hasta Berlín,  quise salir cuánto antes, mientras más tiempo estoy solo, me doy cuenta de cuánta falta me hace. Le envío un mensaje a mi chófer y le digo que estaré de regreso y apoyo mi celular. Todo está tranquilo, me gusta apreciar el paisaje del cielo mientras estoy en el avión, es bastante relajante.

-Señoras y Señores, por favor manteganse en sus asientos, y ajusten sus cinturones. Estamos presentando algunos problemas para el aterrizaje, les pedimos su colaboración para que mantengan la calma -una tensión se expande por los pasajeros. Rápidamente prendo mi celular para enviarle un mensaje a Nicolás, pero no me da tiempo porque un fuerte golpe nos sacude a todos, haciendo que el celular se caiga de las manos, se siente como el avión está andando hasta que se escucha una explosión, mi cabeza se golpea contra ventana. Los gritos y lamentos de vuelven los protagonistas, la desesperación se instala en cada uno de nosotros.

-¡Señor! ¡Debemos salir ya! ¿Qué hace? -me gritan. Pero no le hago caso, quiero certificar que no hay nadie más, veo que lamentablemente algunas personas no corrieron la suerte de nosotros, y de repente veo a una nena temblando aferrada al cuerpo de su madr sin vida. Rápidamente la agarró mientras empezamos a toser por el humo.

-¡No! ¡Mi mamá! -tose y llora mientras aferra sus brazos al rededor de mi cuello.

Cuando salimos y me doy vuelta veo como la parte trasera del avión se está consumiendo por las llamas y está a punto de desprenderse, de haber salido cinco minutos más tarde no nos hubiera dado tiempo. De repente un ahogo me entra y tengo que toser.

-Señor venga con nosotros y su hija, ya estan a salvo. -asiento y entro a la ambulancia, sin desmentir que soy el padre de la nena. Nos ponen una mascarilla con oxígeno, y eso calma un poco nuestra respiración. Aunque la nena tiene varios golpes y raspones.

Al llegar al hospital, pido que me informen sobre ella, y después me empiezan a revisar a mi, no me había dado cuenta con la adrenalina, que yo también estaba golpeado, de hecho tengo una herida en la cabeza que necesita puntos. Me llevan a una habitación, yo insisto en que estoy bien pero ellos dicen que es por seguridad que tengo que estar ahí por dos días.
No quieren dar paso a qué se desarrolle alguna hemorragia interna y no se cuentas cosas más que no entiendo pero solo tuve que asentir.

Ya con las cosa más calmadas en mi entorno, cierro los ojos y doy un gran suspiro porque no puedo creer lo que está pasando. Parece que el cansancio comienza a hacer de las suyas, junto con los medicamentos, y así me duermo, agradecido de que tengo un mañana.

The GermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora