La reunión de las 2 se lleva a cabo y yo muero por ver a Peter, no me gusta la cara que tenía, lo ví marcharse, y al pregúntarle que tenía, decidió no hablar cosas personales acá, pero no pude evitar preocuparme por su cara, y más porque tengo el leve presentimiento que su malestar lo cause yo, mi sorpresa es que Peter nunca llega a la reunión, Mario se encarga completamente de supervisar todo. Al terminar, me levanto de la silla y cuando voy a irme alguien me llama.
-Señorita Esposito, por favor quédese un momento más. -es Mario, asiento y vuelvo a sentarme, cuando salen todos, decide hablar.
-Escucha Lali, se que no es mi problema, se que no debería meterme en esto y se que mi amigo me va a matar si sabe de esta conversación, pero no importa, voy a meterme en este riesgo -lo escucho atenta, Mario piensa y luego continúa - Peter sufrió mucho, y se reprimió bastante, reprimio muchas cosas después de Morena, supongo que ya sabes eso, en fin, lo que quiero decir es, se enamoro de vos, no se que cosa le hiciste para liberarlo de su nube gris, pero lo importante es que lo conseguiste, y ahora, que el puede ser completamente feliz, vos le reprimir que lo demuestre. -le corto ahí mismo.
-Yo no le reprimo nada.
-Lo haces, lo creas o no, lo haces.
-Yo solo le dije que en el trabajo no...que aún...
-Es es el problema Lali, el único ambiente que él conoce es el trabajo, no salía de la oficina, muchas veces no se iba a su casa. Le agobiaba saber que ella y no estaría ahí. Mira Lali, conozco a Peter desde que soy muy chico, y se que te quiere, tenele paciencia, pensa mucho las cosas, y puede llegar a ser algo malo pero es un buen tipo. -no se que decir, el tiene razón, si este es su lugar, es lógico que quisiera gritar a los cuatro vientos lo que somos, y yo por mi orgullo tonto no quise decir algo, aunque tarde o temprano todos se enteraran, que más da.
-Y yo lo quiero...
-Lo se, se nota, no se que pretendes al ocultar lo de ustedes, pero ya no le reprimas al pobre hombre, que lo tenés pensando mil escenarios distintos. -rie un poco.
-Mario, Peter no tenía buena cara, vos sabés ¿a dónde fue?
-Esta en Madrid querida, déjalo tranquilo, hablen mejor en la noche, cuando la marea se calme más. - asiento y me doy cuenta que Mario es un buen amigo, aunque a veces parezca un poco tonto.
Por fin salí del trabajo, no pare de revisar el celular, ni un mensajito de mi alemán. Al llegar a casa veo al dueño de mis angustias del día, me quitó mis zapatos, y me acerco a dónde está el, está acostado en el sillón, pero es tan grande que no entra, la imagen es gracias, uno de sus brazos está encima de sus ojos, tapándolo, y el otro está colgando, amenazando con tocar el piso, rio en mis adentros, acabo de sentir un alivio inmediato, mi mayor miedo era llegar y que no esté. Suspiro y acomodo el brazo que parece caerse, para que no le duela y depósito un beso en su frente, no puedo evitarlo. El suave beso lo despertó y poco a poco se incorpora en el sillón, se sienta, apoya sus codos en sus piernas y pone la cara entre sus manos, frotándosela mientras bosteza, su cara me despierta tanta ternura que deseo tomarle entre mis brazos y besarlo sin parar, pero no sé de qué humor este, finalmente Peter habla y me saca de mis dudas.
-¿Cómo te fue? - su tono es amable y en la oficina fue más frío que un glacial.
-Bien...bien -digo dudosa. Cuando me mira con esos ojos verdes me pierdo.
-Tenemos que hablar. -es tono, tan demandante, me pone la piel de gallina. Asiento.
-¿Qué querés hablar? -me siento a su lado.
-¿Por qué ocultarlo La? -respiro, por lo menos soy La y no Mariana.
-No es ocultarlo Peter, ya te lo explique, no quería que piensen que estoy con vos por interés.
-¿Pero porqué te tiene que importar lo que piensen los demás? ¿No te basta con lo que siento yo? -sus ojos son tan expresivos, y su tono de voz ahora es suave, se ve angustiado siento un impulso de besarlo, y lo hago, lo beso tiernamente y acaricio su rostro cuando me separó de él, su mirada me refleja confusión, pobre de mi alemán, no quiero que se sienta así, pego mi frente a la de él mientras le hablo.
-Vos sos todo para mí, Peter. No quiero que dudes eso, me da miedo que te puedas creer lo que ellos digan. -me desahogo y cierro los ojos. Ahora son sus manos las que toman mi rostro y me hace mirarlo, acaricia tiernamente con su pulgar.
-Mi amor, todo lo que tengo que creer está en tus ojos cuando me miras, en tu sonrisa cuando me sonreís, en tus mejillas cuando se sonrojan, no hay nada más que yo necesite creer. -me llena de felicidad.
-¿De verdad?
-De verdad, además -beso- sos la mujer del jefe -sonrie y me besa de nuevo- en cuento me enteré que dicen algo se las van a ver conmigo, Señorita Esposito -le doy un golpe juguetón en el hombro, ya está más relajado y hace un gesto de dolido.
-Ya no me digas así, odie tu indiferencia en la oficina.
-Mas dolido estaba yo al no saber porque no podía llegar con mi mujer.
-Ya...ya ¿querés publicarlo en primera página?, hacelo. Me rindo -me recuesto en el sillón.
-¿De verdad? -rio, me está inmitando.
-Si, de verdad, y ya deja de copiarme.
-Ich liebe dich. Te amo Lali.
-Te amo, mi amor.
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The German
רומנטיקהPeter es un exitoso empresario, marcado por su pasado decide viajar a España en busca de un nuevo entorno y nuevos negocios. Peter no sabe que va a conocer a Lali, una chica vivaz y espontánea. Va a empezar a tener sentimientos por ella, pero esas c...