Capitulo 22

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Peter me pidió que duerma con él en su cuarto, no me molesta la idea. El acomoda sus cosas en su lugar y yo desempaco, él pide que me sienta a gusto y ponga mis cosas junto a las de él. La comida que preparo Julia estaba muy rica, de verdad que se esmero. Nos la pasamos hablando ella y yo de España y nuestra cultura mientras Nicolas y Peter escuchaban nuestras emocionadas palabras.

Peter nos escuchó hablar encantado, cuando terminamos y nos despedimos finalmente Peter y yo regresamos a su habitación, yo le pido entrar a la ducha y el me deja con total normalidad, no se como no está nervioso o sea es la primera noche que vamos a dormir juntos y no es que este pensando en sexo, aunque con el no me molestaría pensarlo, pero igual me da nervios y necesito una buena ducha después del viaje.

Al terminar de bañarme y secarme me duele cuenta que deje mi ropa en el cuarto, excelente, ahora tengo que salir en paños menores.

Ajustó bien una toalla alrededor de mi cuerpo, tomó un gran suspiro, giro la manilla, y veo que Peter no está, seguro bajo a buscar algo, me saco la toalla y comenzó a vestirme. Esta vez mi pijama no es de estrellas, es de lunares rojos. La verdad es que las pijamas unicolores me parecen aburridas.

Estoy terminando de ponerme la blusa de la pijama, cuando escucho como cierra la puerta, el me mira como si yo fuese el centro de su mundo, y eso hace que mi corazón se acelere, casi lo siento salir de mi pecho, la intensidad de su mirada me traspaso, la forma en la que esta caminando hacia mi, tan determinado, tan serio, me hace sentir que me derrito, y ni siquiera me toco.

-Lali...sos...hermosa, ¿lo sabes? -coloca un mechón de mi pelo detrás de mi oreja, yo alzó la vista para poder ver bien esos ojos verdes que me transmiten tanto. Yo solo puedo hacer una pequeña negación con mi cabeza. Él me besa dulcemente.

-Bueno, entérate, mi Lali, sos hermosa tanto por dentro como por fuera -alzó una ceja cuando termina de pronunciar aquellas palabras tan sugerentes y el sonríe. Me encanta, tiene unos hoyuelos que me encantan.

-Perdón, no pude evitar mirar las vistas que me diste, preciosa. Pero no te preocupes, no intentare nada que no quieras.

-¿Me viste cambiarme? -Peter asiente -. Sos un pervertido.

-¡Obvio que no! Solo no podía evitar dejar de mirarte mujer. -me mira lentamente desde arriba hasta bajo, aunque no me toca, su mirada deja en mi rostro calurosa -Pareces una obra de arte -pasa su mano por un costado de mi cintura trayendome hacia el -. Sos como una escultura delicada,  que debería ser apreciada. -sus palabras llegan a deshacerme por completo.

-Yo -mi voz sale en un leve suspiro -, creo que te estás volviendo loco.

-Si, desde que llegaste a mi vida. -me río, y lo beso, paso mis manos por su cuello, el posa sus manos en mi cintura. ¡Cómo besa este hombre!. Muy pronto nuestra ropa nos comenzar a estorbar, y nos ayudamos mutuamente a quitarnosla, el me acuesta sobre la cama muy delicadamente, y me mira fijamente a los ojos y me besa.

-Lali, vas a ser mia.

-Si, toda tuya -digo entre jadeos.

Peter me acaricia por todas partes, hace que mi piel se erice totalmente, se dedica a hacerme sentir cómoda, pero llega un momento donde su instinto animal se apodera de él y me besa desesperado, y en ese beso nos unimos totalmente. Ya somos solo uno, unidos en una nube de placer, y mientras hacemos el amor Peter no para de susurrarme al oído.

-Sos mia, toda mia, Ich liebe dich.

Al terminar me siento tan exhausta que me acurruco en su pecho, y él me abraza. Besa mi frente y susurra:

-Ahora más que nunca te voy a dejar ir, preciosa.

-No me dejes vos tampoco -no se de sondeo salen esas palabras, pero una vez dichas caigo en un profundo sueño.

Despierto por un ruido de una puerta, levemente abro los ojos y me encuentro con mi alemán de espaldas, vestido solamente con una toalla al rededor de su cintura. Sonrió al recordar lo que pasamos, y me sonrojo al notar que todavía estoy desnuda en su cama. El me sonríe y se acerca a mi, me da un dulce besos y me mira a los ojos.

-Buenos días, La ¿Cómo estás? -tengo que admitir que me encanta que se preocupe por mi.

-Estoy estupenda, solo siento que me paso un camión por encima, pero lo entiendo -ambos reímos -. Fue una gran noche.

-Fue una gran noche -el repite esas palabras -. Con vos todo el tiempo es grandioso, quemaría todas mis neuronas para abrazarte mientras vemos esas series horribles que te gustan -lo pellizco.

-¡No son horribles! Son divertidas.

-Ya entiendo de donde vienen tus locuras.

-Algo así.

-Solo no dejes que te quemen las neuronas más de la cuenta, y voy a estar feliz de complacerte siempre.

-Tonto.

-Tonta -Yo sonríe, el sonríe.

-Bueno bueno -me levanto y me olvidé que estaba totalmente desnuda. Este hombre me hace olvidar todo y solo concentrarme en él. Al caer en cuentas que estoy desnuda camino rápido hasta el baño.

-Sos una escultura que nunca me voy a cansar de apreciar, acostumbrate. Las obras de arte se exhiben, Lali. Y yo quiero ser tu único espector.

Me muero. El no puede decir esas cosas tan raras y lindas a la vez. El no es normal, yo tampoco. Pero juntos aparentemente lo somos.

Después de cambiarme, bajamos a desayunar, para después ir a la oficinas  de la compañía acá en Alemania, estoy emocionada por ese hecho, pero un poco confundida porque no sé si Peter me presentas como la jefa en España o como su novia, o como las dos. Ojalá sea solo la primera. Así me evito cuchicheos.

-¿Estas listas, mi amor? -sus palabras me daban de mis pensamientos. Me dijo mi amor, algo por dentro de mi pecho se agita un poco de felicidad y una sonrisa espontánea aparece en mi rostro, es una de esas sonrisas que no cualquier cosa la quita.

-Si Señor Lanzani, está usted muy guapo hoy.

-Muchas gracias, mi novia piensa lo mismo que usted Señorita Esposito. -reimos juntos.

-Seguro lo hace.

-Esta usted muy hermosa hoy, creo que su novio estará celoso por todas las miradas que usted pueda atraer -frunce un poco el ceño, me acerco y lo beso.

-La única mirada que siempre quiero, es la tuya.

-Deja de mirarte es casi imposible para mí, mujer. Sos mi rosa, no voy a dejar de cuidarte. Eso nunca lo olvides olvides -la sinceridad de su mirada me enamora, yo solo asiento y lo vuelvo a besar.

Nicolás nos avisa que el auto está listo, nos despedimos de Julia y salimos rumbo a las oficinas, aunque sigo pensando en lo tonta que este alemán me tiene.

The GermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora