Capítulo 19

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Hyunjin abrió los ojos lentamente, se removía entre los brazos de Jeongin quienes lo sujetan firmemente a él, como si tuviera miedo de que el delicado omega que descansaba a su lado se esfumara en algún momento

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Hyunjin abrió los ojos lentamente, se removía entre los brazos de Jeongin quienes lo sujetan firmemente a él, como si tuviera miedo de que el delicado omega que descansaba a su lado se esfumara en algún momento. Luego de haber descansado durante toda la noche ambos pudieron recobrar un poco de energía, se sentían desgastados físicamente luego del celo de ambos, porque sí, el celo de Jeongin se había adelantado para coincidir con el de su pareja. El resistirse a los primitivos deseos carnales de sus lobos exigía más de su energía de lo que parecía, ya que Jeongin mantuvo su palabra de no hacer nada hasta que ambos estuvieran con la cabeza fría y sus lobos bajo control, aunque eso no evitó que se divirtieran bastante entre las cuatro paredes del cuarto de Hyunjin.

El mayor inhaló profundo y dejó que aquel aroma que tanto lo calmaba colme sus fosas nasales, los brazos de Jeongin se cerraron aún más a su alrededor haciendo que el rubio suelte una pequeña risita, logrando despertar al menor.

—Jeong, no me dejas respirar.

Jeongin aún algo dormido dirigió su rostro al cuello del mayor, hundiendo su nariz en aquella zona que desprendia su aroma favorito en el mundo, Hyunjin ladeó su cabeza para permitirle más acceso al pelinegro, quien sonrió ante lo sumiso que aún se compartaba el omega a pesar de ya haber desaparecido casi por completo su celo.

—¿Qué opinas si nos levantamos, Hyun?

—Quiero quedarme en la cama, contigo.–el rubio hizo un puchero que hizo que el menor riera–¿De qué te ríes?

Jeongin beso suavemente el entrecejo del mayor que se encontraba ahora levemente fruncido.

—Mi amor, estuvimos toda la semana encerrados en tu cuarto, creo que ya es hora de volver a la civilización.

—¿Acaso no te gusta estar aquí conmigo? Podrías haberte ido si así lo querías...

El pelinegro rodó los ojos, le sorprendía lo rápido que Hyunjin podía ponerse de mal humor, o lo rápido que éste mejoraba, aunque luego de pasar la semana con el omega más caprichoso del mundo, no se quejaba de que su Hyun regrese a su humor "normal", aunque de normal no tuviera nada.

Ambos se levantaron y bajaron a la planta baja, sus mejillas teñidas en un suave color carmesí por la repentina vergüenza que los invadía de solo recordar que quizás los padres del rubio pudieron haber escuchado alguna de las muchas maneras que encontraron de entretenerse durante el celo.

No iban a mentir diciendo que aquella semana no había sido la mejor de sus vidas, pues se la pasaron dándose mimos y poniéndose traviesos cada vez que las hormonas hacían de las suyas, por lo que no pasaron desapercibidas aquellas marcas violáceas en el cuello del rubio, el alfa de Jeongin había resultado ser muy territorial cuando de su omega se trataba.
Los padres de Hyunjin no se encontraban muy contentos con esto, asi que los regañaron un poco a los dos diciendo que no querían que su bebé ande por ahí con marcas en el cuello, pero reconocían que ambos se habían portado bastante bien considerando que era el primer celo de su hijo y el primero que pasaba junto a un alfa, su alfa.

Beta | JeongJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora