Capítulo 19

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Taehyun caminaba delante de mi, guiando el camino a casa de Yeonjun. Días antes, se me había ocurrido ir por mi cuenta, pero tenía miedo, y seguía guardando la esperanza de que Yeonjun fuera a la estación. Ahora, resignado, estaba recuperándome de mi desmayo y perdido en mi mente.

Una vez llegamos el porche de la casa Taehyun se detuvo, encarándome, mostrando algo de preocupación en sus ojos.

—No puede verte su madre —advirtió, yo solo asentí.

—Bueno, Soobin y yo si podemos verla porque la conocemos desde hace años. Tienes que entrar sin que te vea, siempre está en su taller, el cuarto de Yeonjun es el de la puerta blanca.

Ya con toda esa información, Taehyun abrió la puerta principal para dejarme entrar, luego me susurró unas palabras de ánimo y se fue, cerrando con cuidado de no hacer ruido.

Era una locura. No quería encontrarme por accidente con la mujer y que le diera una crisis porque un extraño estaba en su casa. Siendo honestos, era algo muy irresponsable y horrible, pero de todas formas lo hice.

Concentrado en mi objetivo traté de no hacer paradas para ver las decoraciones o las fotos en la pared, subí las escaleras, a cada cual, ya me sentía con menos frío gracias a la calefacción. Me quité la bufanda y la guardé en mi mochila.

En el piso superior habían cuatro puertas, tres de ellas pintadas por completo con patrones coloridos; como si hubieran sido el lienzo de un artista plástico. Supuse que su madre lo hizo.

La puerta que quedaba era blanca, pero noté que debajo de la pintura de aceite alguna vez también hubo una obra de arte.

Afortunado de tener años de práctica pasando desapercibido, cuide mis pisadas y avancé con cuidando de que la madera del suelo no me delatara. Finalmente llegué al pomo, lo giré y la abrí ojeando hacia los lados del pasillo. Entré y la cerré con el mismo sigilo. Mi cara quedó a centímetros de la puerta, esperé unos segundos y pude exhalar todo el aire que tenía contenido, cálido y lleno de alivio.

—¿Quién..?

Volteé. Los ojos de Yeonjun me veían cansados e impresionados desde su cama, pero sobre todo, hinchados y lagrimosos.

—Gyu... —jadeó, como si le costara respirar—. ¿Qué haces aquí?

Silencio.

Me acerqué a la cama lentamente hasta quedar de rodillas, coloqué mis manos en el borde, apretando las mantas bajo mis helados dedos.

—¿Viniste solo?

Negué.

—¿Soobin?

Negué.

—¿Tae?

Asentí, él suspiró y luego tosió, tapando su boca con su puño.

Su cabello estaba desteñido y despeinado, no llevaba puestos sus aretes, y no había nada de ropa llamativa, solo una pijama gris de chándal. Yeonjun se percibía apagado, como una luciérnaga que pierde su cualidad más distintiva.

Él no brillaba, pero aún así mi corazón latía viéndole.

"¿Qué ocurrió?" quería preguntar "¿cómo te has sentido?"

—Me estás mirando como si tuviera algo que decir...

"Lo tienes"

—No fui a la estación porque estaba enfermo —sonó a la defensiva, no agresivo, pero si ansioso—. Taehyun no debió traerte. Deberías irte.

Él huía, lanzaba todas esas palabras sin mirarme a la cara, como si fuera una cosa imposible. Rascaba su nariz con el reverso de su mano, moqueando, y se relamía los labios resecos. ¿Estaba tratando de ocultarse?

Amado silencio. | yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora