Yeonjun chapter

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Conocer a Beomgyu es seguramente lo más cerca que un ser humano estará jamás de encontrarse con un ángel. Por esto, yo me limitaba a adorarlo por completo, en cada aspecto, de todas las formas. Adoraba sus reacciones ante el mínimo roce o caricia, adoraba su mirada, y adoraba atrapar sus pensamientos.

Beomgyu era un instrumento delicado que solo sonaría si lo tocabas con cuidado; se tensa si eres brusco, pero sus armonías saldrán naturales si le dedicas tiempo y atención.

Pasaría una eternidad antes de que encuentres todos los detalles de esa magistral sinfonía.

Al final ni yo mismo lograría descubrirlo del todo, lo que sí que conseguía poco a poco era hacerle disfrutar del momento tanto como yo.

Me quedé dormido con Beomgyu en mis brazos. Cuando desperté un par de horas después lo miré por un rato mientras soltaba suspiros y gruñidos adorables.

Cualquier cosa que salía de su boca, sin recaer en una circunstancia concreta, siempre sonaría a una canción, y yo guardaría eso por siempre.

Su pecho subía y bajaba, su boca se abría ligeramente y luego se cerraba, a penas perceptible por las luces apagadas del metro a primeras horas de la mañana.

Era hermoso, incluso inconsciente desprendía esa aura tranquila. Sin necesidad de gestos podía ver sus emociones fluyendo. Tierno, como un animalito a salvo.

Di besos en su frente cada vez que su ceño se frunció, y acaricie su espalda si temblaba por el frío.

Quien diría que algo tan lindo podría suceder en un lugar tan sórdido.

La cosa es que para nosotros no lo era. Esa estación solitaria era nuestro lugar. Muchos preferirían un sitio diferente para formar lazos, algo más "privado" y menos frío.

A ojos de los demás sería raro. Pero para nosotros era perfecto. Reprensible en nuestra memoria, esa estación significaba para nosotros todo lo opuesto que la mayoría.

Antes de que el sol saliera por completo y de que el primer tren llegara nosotros estábamos listos para retirarnos. Sentados camino a su casa, se me ocurrió la idea de que en un futuro, si Beomgyu me elegía como su compañero de vida, haría todo lo posible por encontrar un lugar que nos transmitiera lo mismo.

—¿Me quito los aretes? —gesticule ya en la puerta de su hogar, ansioso por mostrar una buena imagen—. Debí traer un gorro.

Me preocupaba que su madre tuviera una mala primera impresión, que pensara que me estaba aprovechando de su hijo. Quizás ella se imaginaba algo menos llamativo. Era bastante consciente de que mi imagen rebelaba mucho de mis ideales. Llevaba una camiseta estampada con Freddi Mercury en el vídeo de I Want To Break Free. Joder.

Beomgyu besó mi mejilla. Él se veía tan bien; contento de presentarme a su madre, con toda su cara sonrojada y esa expresión floja.

Con él tan despreocupado tuve que tranquilizarme.

La puerta se abrió.

Una mujer hermosa de ojos redondos abrió la puerta con una media sonrisa. Se parecían tanto y a la vez tan poco que me quedé viéndola más de la cuenta.

—¡Ya estaba empezando a sospechar de ustedes! Pasen pasen.

Tan animada. Parecía el tipo de mujer que hablaba mucho.

Ahí discrepaban en su parecido.

Ella nos sentó en el comedor y preparó malteada para Beomgyu.

—Es un placer conocerte por fin Yeonjun, me llamo Son Seung-Wan, pero puedes llamarme Wendy —se presentó.

—Es u-un placer conocerla.

Amado silencio. | yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora