Capítulo 5

2.8K 542 95
                                        

Nunca en mi vida había dedicado canciones. Es ese privilegio que guardas para una ocasión especial. Esperas a que tu corazón lata tan rápido que parece gritar: "¡Hazlo por esta persona!"

Ocurrió de la peor manera.

Una noche tranquila ,más fría de lo que podía soportar, llegué a la estación y vi a Yeonjun llorando, abrazándose a si mismo en el suelo. Es esa imagen desgarradora que no queremos ver.

Sus manos que tardaron días en sanar después de llevar las curitas ahora no llevaban ninguna, y en ellas relucía la sangre de heridas abiertas.

No pude evitar que I'm with you de Avril Lavigne sonara en mi cabeza mientras corría a su lado con pánico.

Cualquier otra persona haría miles de preguntas: ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Estás herido? ¿Te hicieron algo?

Yo me tiré en el suelo de rodillas y coloqué mis manos en sus mejillas, haciendo presión para que levantara la cabeza y me mirara; para comprobar su nivel de dolor a través de sus ojos.

Yo no necesitaba un «qué» o un «porqué», sino un «cuanto». Cuánto dolor sentía.

Su nariz rojiza y ojos hinchados rompieron mi corazón como pocas veces lo hizo otra cosa en mi vida. Pero, a pesar de eso, supe enseguida qué tipo de llanto era. Y no era de los que son fáciles de apaciguar.

Él me contó sin que preguntara, como si el contexto fuera el mismo que cada noche que nos veíamos.

-Mi padre tuvo un accidente en la construcción -exclamó sin aire, esforzándose en cada palabra- desde que entró a emergencias yo ya no... No puedo... Mamá, ella... -sus lágrimas caían perpetuas una tras otra, sus pestañas estaban totalmente húmedas, todo el camino hasta su mandíbula-. Ella debe estar más destrozada que yo, pero solo logré venir aquí y lamentarme solo, Gyu, no sé qué hacer.

Junté nuestras frentes, empecé a respirar profundamente, queriendo que Yeonjun me siguiera para que dejara de hiper ventilar. En algún punto él empezó a relajarse, abriéndose y dejando que me acercara. Sus brazos me rodearon, temblando demasiado como para ejercer presión, sólo sosteniéndose a mi alrededor.

Allí en el tieso suelo del metro lo tranquilice con silbidos suaves, sobando su cabeza y dejando que llorara, permitiéndole ponerme cada vez más cerca hasta que no hubo ni un centímetro entre su pecho y el mío.

-Ella debe estar en casa odiandome.

Quise preguntar por qué su madre no estaba en el hospital, pero, mudo o no, eso estaría fuera de lugar.

Exhale rindiéndome ante la idea que se me ocurrió cuando escuché el metro llegar. No el que yo utilizaba para irme a casa.

Nos puse de pie, cogí su mano con mucha delicadeza y nos guíe hacia al vagón más cercano

-¿Beomgyu?

No me detuve hasta que estuvimos dentro. Yeonjun estaba demasiado impresionado y afectado como para arruinar mi plan de llevarlo a casa con su madre.

-G-gyu no tienes que hacer esto, me conoces desde hace menos de un mes, es demasiado, yo-

Le callé abrazándole lo más fuerte que pude. Al principio no correspondió, pero terminó envolviendome de nuevo, usándome como esa almohada a la que le cuentas todos tus secretos y penas.

Algo teníamos ese objeto mullido y yo en común: ni la almohada ni yo pronunciabamos palabra, por lo tanto, no juzgamos.

Seis estaciones después paramos en su barrio. Uno que recordaba haber visitado con mi madre en el pasado, pero en el que me hubiera perdido si Yeonjun no me arrastraba calle adentro y calle afuera.

Me encargué de memorizar todo el camino para poder volver.

Frente a la puerta de su casa volví a abrazarle fuerte, transmitiéndole calma y apoyo, como hacemos cuando a un amigo solo le hace falta contacto físico para sentirse mejor.

-No puedo entrar aún, quedate conmigo un poco más -me pidió, rozando una suplica- encontraré la manera de llevarte a casa después.

Pero eso no era factible, él debía estar a solas con su madre.

Rechacé la oferta con una cálida sonrisa, esperando que entendiera. Cogí sus manos una última vez, revisando sus heridas, y le pedí viéndolo a los ojos que se encargara de eso.

-¿Sabes que ahora voy a querer pagarte esto como sea?

Sonreí más amplio, porque eso sonaba mucho al Yeonjun animado de siempre; el Yeonjun que yo conocía, pero dicho por esa nueva faceta más vulnerable.

Me separé, señalando la puerta con mi mentón para que entrara de una vez y encontrara consuelo en su progenitora. Seguramente ese sería mejor que el mío. El chico mudo que, como el dijo, conocía hace menos de un mes.

Me despedí con la mano. Él no entró hasta que yo estaba lo suficientemente lejos. O eso es lo que imaginé.

Caminé con un sentimiento extraordinario revoloteando en mi pecho. Dudoso, envié el primer mensaje de nuestro chat.

Me:
[Link de I'm with you]

Amado silencio. | yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora