-¿Esta es la última caja?
-Diría que sí.
Bajé junto a Shane las escaleras con las cajas mientras miraba a mi alrededor intentando memorizar todos los detalles en mi cabeza. Los cuadros carísimos, el sofá y la televisión enormes y los demás muebles modernos. Visto desde los ojos de cualquier otra persona sentiría envidia pero, a mis ojos, esos muebles solo me producían sentimientos amargos. No tenía demasiados recuerdos buenos, así que tampoco le dediqué demasiado tiempo a ese último vistazo de la casa. Salimos a la calle, dejamos las cajas en el maletero del coche de Shane y nos fuimos hacia su apartamento.
Ya estábamos a finales de mayo, habían pasado unas pocas semanas desde mi cumpleaños. Me estaba mudando al apartamento de mi hermano durante los meses que faltaban hasta que me fuera a la universidad. Por fin había podido escapar de casa de mis padres después de 18 años y no tenía intención de volver.
Aún no había hablado con Josh, aunque él sí lo había intentado los días siguientes. Me había llamado mil veces al móvil y cuando vio que no funcionaría me había esperado a la salida del instituto, llamado a la puerta de casa e incluso dormido en el porche, pero ni le dirigí una mirada. No había nada que pudiera decirme que justificase lo que había hecho, además de que no me sentía con fuerzas de verle la cara. Sé que en cierta parte debería escucharlo para poder cerrar el capítulo y perdonarlo pero una parte de mi sabía que Josh podría llegar a convencerme de darle una segunda oportunidad y mi corazón no se podía permitir eso. Había conseguido evitarlo con éxito y Shane se llevaba gran parte del mérito, cerrándole la puerta en la cara, escondiéndome de él e insultándole. Mis amigas también habían sido un gran apoyo para mí, acompañándome durante largas noches de películas y llantos y nunca dejándome sola.
Aún así sabía que en algún momento debía enfrentarme a Josh, preferiblemente antes de terminar el curso para que así no me amargara el verano. Solo tenía que reunir las fuerzas necesarias aunque a este paso no sabía si las conseguiría. A lo mejor necesitaba encontrármelo de cara y decirle lo primero que se me pasara por la cabeza.
Durante el trayecto mi hermano y yo estuvimos hablando de banalidades y escuchando música, hasta que aparcó delante de un edificio bastante alto.
-Venga va, último viaje de cajas que hacemos.- me dijo con una sonrisa.
Le sonreí de vuelta, bajé del coche y saqué una caja del maletero. Shane cogió otra caja, abrió la puerta del bloque y subimos a su piso, que a partir de ahora sería nuestro piso. El apartamento era bastante amplio, contaba con dos habitaciones con un baño cada una, además del salón y la cocina. Estaba situado en el centro así que podía ir al instituto andando y no molestar a mi hermano para que me llevara.
Puse música y empecé a deshacer las cajas para colocar todo en su sitio mientras mi hermano se sentaba en el sofá a mirarme.
-Tranquilo ya lo deshago yo todo.- dije con ironía.
-Perfecto, yo de mientras me quedo aquí sentado dándote ánimos.- contestó con una sonrisa de medio lado.
Puse los ojos en blanco y continué con mi trabajo. La gran mayoría de cosas ya las habíamos sacado así que solo quedaban los objetos más pequeños y las cajas que acabábamos de traer.
-¿Qué tal llevas los exámenes?- me preguntó Shane.
-Bien, la semana que viene termino. Solo me quedan tres y por fin ya será verano.
-¿Y has recibido ya respuesta de las universidades?
-No. Envié la solicitud a todas las que están más o menos cerca, además de algunas de la Ivy League. Los resultados de la selección tienen que estar al caer pero no sé si estoy preparada para enfrentarme a ellos.
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Odio entre clases
Teen Fiction-Idiota, te odio. -En realidad me amas.-dijo con una sonrisa burlona. -Jamás podría enamorarme de alguien como tú. No otra vez. -¿Apostamos?