Me desperté en una habitación que no me resultaba familiar, no sabía dónde estaba. Al fijarme más, me di cuenta que era la habitación de Derek. Lo último que recordaba era estar en su coche totalmente destrozada y oír a Josh gritar.
Josh.... ¿Por qué había hecho eso? ¿Acaso había sido mi culpa? ¿Había hecho algo que no debía hacer? ¿Quizá debería haber dejado de hablar con Derek cuando mi relación con Josh empezó? ¿Podría haber evitado lo ocurrido? No me había encontrado peor en la vida.
Mack, espera un momento, si algo has aprendido de los libros y series adolescentes es que los hombres posesivos y celosos en las relaciones son lo peor. Pero Josh no es así realmente... Ese no era el Josh del que estaba enamorada, este Josh me había herido de la peor manera posible, y con Jenny... La guarra de Jenny. La odiaba tanto... Quería volcar todo mi odio en ella pero no podía, sabía que aunque la odiara con toda mi alma en el fondo sabía que la persona que era realmente culpable y a la que, aunque no pudiera, debía odiar más era a Josh. La pregunta era porqué no lo odiaba.
Un ruido me sacó de mis pensamientos y dirigí los ojos hacia él. Era Derek, sentado a un lado de la cama.
-Estás despierta.- suspiró- ¿Cómo te encuentras? Ya sé que obviamente no es tu mejor día y que ayer debería haber sido mil millones de veces mejor, pero aún así, ¿estás mejor? Estaba preocupado por tí... Has dormido durante mucho tiempo.
Su extraño nerviosismo me sacó una leve sonrisa.
-Buenos días, Derek. ¿Qué hora es?- bostecé.
-Las diez.- se levantó y anduvo unos pasos.- Por cierto, tu hermano ha llamado más de quince veces.- y dicho eso, se fue.
Salí de la cama para dirigirme al baño cuando noté que no llevaba vestido. Miré la ropa que llevaba. Definitivamente no era la misma que anoche. Ese pervertido me había puesto una camiseta suya de manga corta y unos pantalones de chándal muy largos, demasiado, ya que iba pisando el dobladillo de abajo. Maldito pino. Se iba a enterar en cuanto lo viera. Antes de entrar llamé a mi hermano y le informé de todo. Pude escuchar su voz preocupada y me sentí aún peor. Al acabar la conversación, retomé mi rumbo al baño.
Hice mis necesidades y al acabar le robé un cepillo de dientes y me los lavé. Mucho mejor. Al mirarme al espejo, pude ver las consecuencias de dormir con maquillaje. Un mapache, eso es lo que era. Además después de llorar tanto, se me habían puesto los ojos rojos. Genial. Sin poder evitarlo, lágrimas salieron de mis ojos. Seguía sin creerme todo lo sucedido la noche anterior; las personas más importantes de mi vida me habían estado mintiendo todo el tiempo. Y además, Josh había besado a otra delante de mí, como si no le importara nada. Seguramente me había intentado llamar, pero al menos ayer bloqueé su número antes de que empezara a llamarme.
Despejé mi mente de esos pensamientos y pensé en todas las personas que aún quedaban en mi vida. Al menos Alice y yo habíamos resuelto nuestro malentendido, eso fue lo único bueno de ayer. Sacudí la cabeza y me centré en el presente. Me quité todo de la cara con agua y volví a la habitación.
Derek ya estaba ahí, apoyando su hermoso culo en la mesa, cruzado de brazos. Me cabreó verlo tan relajado.
-¡Eres un pervertido! ¡¿Por qué me has cambiado de ropa?!- exclamé acercándome. Él se apartó de la mesa y caminó hacia mí también.
-De nada.- dijo con una sonrisa de lado.- No iba a dejarte dormir en un vestido. Soy buena persona.
-La próxima vez no te atrevas a hacerlo o te cortaré los brazos y los quemaré.- susurré aún enfadada. Estábamos muy cerca así que me aparté caminando hacia atrás pero choqué contra una pared. Derek sonrió al ver que no tenía donde huir y se acercó a dónde estaba.
-Así que habrá próxima vez..- colocó el brazo derecho a un lado de mí y acercó su cara a la mía.
-Yo no he dicho eso.-susurré.
-Y tanto que sí, y espero que la haya. Me gusta tenerte cerca.- dicho eso pegó su cuerpo más al mío, hasta tocarnos, apoyando los antebrazos en la pared, a cada lado de mi cabeza.
Se me aceleró el corazón. Derek me sacaba un palmo y tuve que levantar la cabeza para mirarle a la cara. Sus ojos azules me miraban fijamente. En cuanto mis ojos se posaron en los suyos, fui incapaz de apartar la mirada. Todo él desprendía una intensidad abrumadora. Sentí como mi pulso cada vez era más alto y mis mejillas enrojecerse. El azul de sus ojos era muy intenso, como el cielo.
Lo aparté de mí con todas mis fuerzas antes de que perdiera la compostura. No podía ceder a él. A duras penas se apartó y dejó vía libre. Necesitaba sentarme.
Anduve hacia la cama y me senté en el borde. Agaché la cabeza y apoyé los brazos en las rodillas, mirando hacia el suelo. No podía dejarme engañar. La apuesta aún no había terminado y debía ganar.
Oí pasos acercándose pero no levanté la cabeza ni me moví. Ahora podía ver sus zapatos delante mío. Entonces noté una mano en mi barbilla, levantándola hacia él con sus dedos. Se agachó aún sosteniéndola, ahora sí guardó las distancias.
No quería que se acercara tanto. Antes, me pareció que con el solo contacto de nuestros cuerpos, él pudiera percibir lo que sentía y pensaba. Como si al tocarnos una conexión nos permitiera comprendernos mejor. Así que debía evitar el contacto físico con él si no quería verme débil.
-No creas que ahora podrás evitarme.- fruncí el ceño. ¿Leía mis pensamientos?- Siempre que nos acercamos más de lo normal, dejas de hablarme y te mantienes a unos metros de mí. Esta vez no te dejaré. Si hace falta nos pegaré o nos esposaré juntos. No podrás huir.
Se acercó y se colocó entre mis piernas. Mierda. Me había despistado. Giré la cabeza y me quede mirando la pared. Me cogió las manos y empezó a jugar con mis dedos.
-Te vi bajar por las escaleras con prisa ayer, antes de que vieras a Josh, ya sabes. ¿Qué pasó allá arriba?
-No quiero hablar de ello. Todo lo que sucedió ayer lo quiero olvidar; cada vez que lo recuerdo duele, mucho. Tan sólo quiero poder dejar todo el dolor de lado, es demasiado.- se me quebró la voz al final, pero tosí disimulando. Lo último que quería era volver a llorar delante de él.
Se levantó y tiró de mi hacia arriba y me llevó hacia su pecho rodeándome con un brazo la cintura y otro por los hombros con su mano en mi cabeza, acercándola hacia su pecho. ¿Qué estaba pasando? Yo simplemente puse los brazos entre nosotros, agarrando su camiseta con mis puños. Escondí mi cara en su pecho, respirando su olor.
Acababa de decir que no quería tocarlo más, ¿por qué no me apartaba? ¿Por qué estaba tan calmada? A pesar de querer poner espacio entre nosotros, ya no me quedaban fuerzas para escaparme de su abrazo y mi cuerpo también había dejado de responder a mi cerebro. Además, su olor masculino me turbaba la mente.
No sé cuánto tiempo estuvimos así y tampoco me preocupó, no en ese momento. Derek me levantó poniendo sus dos brazos, me cargó unos metros y después pude sentir como me dejaba tumbada en la cama.
-Tranquila. Ahora lo único debes hacer es descansar.- me dio un beso en la frente y yo noté como los ojos se me hacían más pesados. Él se levantó pero le agarré de la muñeca antes de que se alejara.
-Quédate a mi lado. No quiero estar sola ahora.
-Cómo desees princesa.- dijo con una sonrisa mientras se sentaba.
Esa mañana nos quedamos viendo películas en su cama, sentados uno al lado del otro, y por un momento, pude olvidar todo lo sucedido la noche anterior.
ESTÁS LEYENDO
Odio entre clases
Teen Fiction-Idiota, te odio. -En realidad me amas.-dijo con una sonrisa burlona. -Jamás podría enamorarme de alguien como tú. No otra vez. -¿Apostamos?