Cuando entré en la casa había mucho más ambiente que antes. Visualicé a Derek entre la multitud y me acerqué a hablarle.
-Felicidades- me dijo cuando llegué a su lado. Llevaba un vaso blanco de plástico en la mano, lleno de una sustancia que no podía identificar.
-Gracias.- hice una pausa- Aún no me creo que hayáis hecho esto por mí. Quiero decir, es increíble.
-Eres especial, Mack. Y a pesar de no intentarlo, nos has cambiado la vida a cada uno de nosotros. Así que piensa más bien que es una muestra de agradecimiento.
Yo reí y le volví a agradecer. Aún me sorprendía que hubieran organizado la fiesta y que nadie sintiera instintos asesinos en contra de otro que formaba parte del grupo. Miré a mi alrededor y pude ver a Josh en la puerta de la cocina mirando hacia donde estábamos nosotros dos y se le veía enfadado. Derek siguió mi mirada al verme fruncir el ceño.
-¿Os habéis enfadado?- le pregunté.
-No lo sé la verdad. Simplemente un día se distanció, es decir, seguimos hablando y eso pero la mayoría de veces que estamos solo hay un silencio tenso entre nosotros.
-Que raro. Josh nunca ha sido de los que no tienen nada de qué hablar.
-Lo sé, y eso es lo que me preocupa. No quiero pensar que he hecho algo que le ha molestado y ni si quiera sé que es.
Derek hablaba en serio. Lo podía notar por la manera en la que tenía el ceño fruncido y la manera melancólica en que miraba a Josh. Pero, ¿qué había hecho para que Josh se enfadara con él? No sabía que podía hacer por su amistad, así que decidí no intervenir, al fin y al cabo las personas siempre solucionan sus problemas si eso es lo que quieren.
Le apreté el brazo a Derek con mi mano en señal de apoyo. Él miró hacia mí y me sonrió agradeciéndome. Me dio un beso en la coronilla y se fue, camuflándose entre la multitud. Yo me acerqué a Josh, quería saber que le pasaba antes de que destruyera alguna cosa, ya que se podía notar el enfado que tenía desde kilómetros.
-Hola.
-¿Qué problema tienes?- fruncí el ceño ante su respuesta.
-¿Disculpa? Eres tú el que está enfadado mirándome como si hubiera cometido una atrocidad.
-¡Porque estás pasando de mí! ¡En vez de hacerme caso estás ligando con otros!- al ver el rumbo de esa conversación le cogí del brazo y lo lleve al porche, donde no había nadie.
-¿Estás loco? Sólo estaba hablando con personas. ¿Ahora no puedo relacionarme con los demás?
-¡Pero no mientras yo estoy delante!
-¿Qué tienes en la cabeza? Puedo hacer lo que quiera cuando quiera mientras no haga daño a nadie. Y que yo sepa no daño a nadie al hablar con Derek.- me estaba cabreando, y mucho.
-Es que no lo entiendes. Él intenta separarte de mí, siempre tocándote y susurrándote. Y lo peor de todo es que tú le sigues el juego.
-¿Sabes qué? Me voy. No tengo porque soportar tus estupideces. Cuando se te pase este humor de niño mimado me avisas y arreglamos las cosas.
Sin esperar respuesta, me fui otra vez para adentro. ¿Qué había sido eso? No voy a consentir que me trate de esta manera, y aún menos si su enfado es irracional. Subí las escaleras para ir al baño a calmarme. Una vez dentro me lavé la cara y me tranquilicé.
Al salir del baño oí a mis padres hablar. Iba a seguir andando, hasta que les escuché decir mi nombre. Estaban discutiendo y al saber que estaba incluida en esa pelea, decidí escucharlos detrás de la puerta.
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Odio entre clases
Teen Fiction-Idiota, te odio. -En realidad me amas.-dijo con una sonrisa burlona. -Jamás podría enamorarme de alguien como tú. No otra vez. -¿Apostamos?