Capítulo 3:

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—¡Malfoy, Adhara Malfoy!

Esas tres simples palabras bastaron para dejar a todo el Gran Comedor en un sepulcral silencio. Hasta los fantasmas del castillo parecían estar en impactados.

¿Ha dicho Malfoy? – se preguntaba mentalmente Harry sin poder creer lo que escuchaban sus oídos. – Tengo que haber escuchado mal. No puede ser Malfoy. – se decía. – ¡Pero son idénticos, sin contar su género! – le decía su conciencia. – No hay manera Malfoy es hijo único. – se respondió. – Cómo puedes saberlo si nunca has hablado con él para algo más que no sea pelear. ¿Acaso se lo has preguntado alguna vez? – le respondió burlona. – Yo..... bueno...este.... Mmm. – Harry no sabía cómo responder a eso por lo que busco a su fuente de información más confiable.

—Hermione. – llamó Harry pero fue ignorado olímpicamente. – Hermione. – volvió a llamar en lo que se giraba hacia ella pero con solo ver su cara supo que aún no se había recuperado de la noticia. – Ron. – se giro hacia su amigo solo para notar que este estaba igual o peor que la chica.

En vistas de que sus dos mejores amigos estaban indispuestos, de momento, centro su atención en Malfoy y se sorprendió de verle sonriendo, era tan extraño, jamás en los tres años anteriores lo vio sonreír de esa manera pero había algo en ese gesto que a Harry se le hacía tan fuera de lugar, aparte del hecho de que lo había ignorado durante todo el tiempo lo cual por alguna extraña razón le resultaba molesto. No parecía el Draco/cabrón/sangre pura/ Malfoy de siempre, como si fuese una persona totalmente diferente.

—¡SLYTHERIN!

La voz del Sombrero Seleccionador resonó por todo el comedor trayendo a todos de vuelta la tierra y un segundo después Adhara se levantó con elegancia y se dirigió hacia su nueva casa en donde fue recibida con aplausos y gritos de alegría por parte de las serpientes.

Ignoro a todos hasta que estuvo sentada junto a su hermano quien la recibió con una cálida sonrisa y un beso en la mejilla derecha.

Cuando todos los alumnos sentados el profesor Dumbledore se puso de pie, con los brazos abiertos y dedicándoles a todos una cálida sonrisa de bienvenida.

—Dos palabras. ¡A comer! – dijo.

La comida transcurría con tranquilidad aún a pesar de todas las miradas que constantemente se dirigían hacia la nueva Slytherin, algunas llenas de deseo por parte de los chicos y otras de envidia por parte de las chicas, sin embargo ninguna pareció perturbar a la joven que mientras comía solo se concentraba en contemplar a su hermano en secreto mientras se hacia la que escuchaba lo que estaban comentando a su alrededor.

Luego de que terminase la cena y se les hubiese informado a los estudiantes sobre la realización del Torneo de los Tres Magos que se llevaría a cabo en Hogwarts todos se retiraron hacia sus respectivas salas comunes.

Los primeros en llegar a la sala común de Slytherin fueron el dúo Malfoy quienes técnicamente desaparecieron tan pronto como pusieron un pie en las frías mazmorras.

—Esta es mi habitación. – dijo Draco mientras cerraba la puerta.

—Se nota. – comenta. – A pesar de que no has estado aquí desde que saliste de vacaciones tu magia esta por todo el lugar. ¡Me gusta! ¿Puedo venir a visitarte?

—Sería todo un honor tenerla en esta humilde alcoba my lady.

—¿A dormir también? – bromea.

—Por supuesto, pero avísame antes. – dice siguiéndole el juego.

—Ok. ¡Me quedo esta noche!

Los Hermanos Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora