Capítulo 26:

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Harry iba caminando tranquilamente por los pasillos del segundo, concretamente, el pasillo en el que se encontraban los baños. Sito en el cual se encontraba Myrtle, la principal responsable de que se encuentra vacío la mayoría del tiempo dado que nadie quería escuchar sus constantes lloriqueos o ser víctimas de su acoso. Justo cuando estaba a punto de pasar de largo la puerta del baño de niñas se abre y es arrastrado dentro de este para que la puerta casi al instante se cierre.

—Pero que mier… — el joven león estuvo a punto de soltar una grosería, de no ser porque sus ojos se toparon con su “atacante”. — ¡Profesor Moody! — exclamó sorprendido.
—Impresionante desempeño en la prueba Señor Potter.
—Gr-gracias profesor. — dijo un poco dudoso.
—La cara de Karkarov cuando terminaste primero no tiene precio. Más te vale andarte con un ojo abierto. ¡Alerta Permanente! — le dijo para seguidamente salir como si nada hubiese pasado.
Harry miraba la puerta del baño con una expresión confundida
¿A qué ha venido todo eso? — se preguntó.
Consciente de que dicha pregunta no tenía respuesta se decidió a salir de aquel lugar antes de que fuese Myrtle quien lo interceptase en esta ocasión. Aunque Harry era uno de los pocos estudiantes del colegio que lograba “convivir”, hasta cierto punto, con la fantasma, sus claras insinuaciones hacia él estaban muy cerca de ser consideradas como acoso sexual, por no decir que en realidad eso es lo que eran.
Lamentablemente el destino no solía sonreírle mucho al pobre león pues ni siquiera había hecho el intento para girarse e ir a abrir la puerta cuando esta se abrió dando paso a alguien más. Aunque en su mente Harry agradeció que no se trataba de Myrtle por el sonido de los pasos que se escucharon, ya que al ser un fantasma en vez de abrir la puerta la atravesaría, este pensamiento cambio una vez que se giró para encontrarse con la gélida mirada de Draco Malfoy puesta sobre él, y no pudo evitar que por su mente pasase el recuerdo del momento en el que la hermana menor de este le pidiese (ordenase) que fuera su acompañante en el baile de Navidad.
Mierda. — maldijo. — ¿¡Por qué no podía ser Myrtle!? — suplicó.
—Potter. — dijo el rubio con una mirada sin expresión causándole escalofríos al león.
¡Lo sabe! — se dijo. —¡Maldición! ¡Lo sabe! ¡Porque no me quedé en la sala común con Ron! ¡Debí haberme quedado allí! — se regañó a sí mismo. — Malfoy. — contesto a su saludo mientras interiormente luchaba por mantener sus nervios a raya.
No importaba lo mucho que Harry desease salir corriendo por la puerta a espaldas del rubio o quizás… tal vez… lanzarse por una de las ventanas, si había algo que no se permitiría a si mismo hacer delante de la rubia serpiente que durante años había considerado su rival, eso era mostrarle lo mucho que se sentía intimidado en esos momentos. En la mente del joven Potter no había ninguna duda de que, si no fuese porque la persona delante de si también era un ser humano en vez de un basilisco, definitivamente, en estos momentos ya estaría muerto.
Suerte para él que el castillo solo tuviese un basilisco y que el mismo se encuentre en esos momentos… bien muerto… y a muchos pies bajo tierra. Aunque desconoce el estado de descomposición actual del cuerpo tampoco tiene ningún deseo de bajar una vez más por las tuberías para averiguarlo.
La mirada de la serpiente recorrió toda la habitación hasta posarse nuevamente con los ojos verde esmeralda del león. Sin decir una palabra más se dio la vuelta y se marchó. De haber sido el anterior Draco, antes de que Adhara se uniese a Hogwarts, definitivamente no hubiese desaprovechado la oportunidad para iniciar una pelea con Harry, siempre molestándolo y provocándole todo el tiempo, pero… ese Draco ya no estaba, era como si nunca hubiese existido desde el primer momento y… el actual Draco… ni siquiera se tomaba la molestia de dirigirle más de una mirada.
De hecho, esta era la primera vez en todo lo que llevaban de curso que intercambiaron palabra y por alguna razón aquello molestaba mucho al león. A pesar de que antes siempre quiso que el rubio pasase de él y dejase de molestarlo, ahora que por fin los cielos se habían compadecido y le habían concedido su deseo. Harry se dio cuenta de que no podía soportar que el heredero Malfoy le ignorase y lo trate como si no existiese… definitivamente no podía soportarlo.
Inconscientemente el león apretó sus puños viendo fijamente la puerta que una vez más se encontraba cerrada.
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¿A dónde se habrá escapado? — se preguntó Draco mientras avanzaba por los corredores.
El joven mago había estado buscando por todo el castillo a su hermana menor y a la mejor amiga de esta, porque, encontrar a una… equivalía a encontrarlas a ambas; eran muy raras las ocasiones en las que ambas chicas se encontraban separadas fuera del horario de clases. Ya había revisado en cada rincón de la biblioteca, donde por lo general solía pasar su tiempo en compañía de su mejor amiga quien milagrosamente, tampoco estaba allí. Draco las había buscado en la cocina, su segundo lugar de reuniones favorito y por sorprendente que parezca también lo era el de Draco… después de todo… quien se resiste al chocolate.
¡Definitivamente voy a tener que ponerle un hechizo rastreador! — concluyó mientras se paraba a contemplar el cielo en una de las ventanas cercanas a él.
Inclinando un poco su vista hacia abajo pudo divisar el Lago Negro y un poco más apartadas de la orilla se topó con una pequeña mota dorada que reconoció como el cabello de su queridísima hermanita.
—¡Te encontré! — susurro.
Con pasos rápidos el joven se dirigió hacia allí, pero como la distancia entre ambos sitios no era pequeña le tomo un tiempo llegar, hubiera sido más rápido si se hubiera puesto a correr, pero no lo creyó necesario. Tenía una imagen que mantener, no podía permitirse ser vista cometiendo semejante falta. Su padrino lo desheredaría sin pestañear.
—¡Adhara! — le llamó una vez que se encontró a varios metros.
Como bien había sospechado inicialmente, ambas chicas se encontraban juntas y por la cara que ambas habían puesto cuando se giraron hacia él, no dudaba de que estuvieran tramando algo.
—Hermano.
—¿Qué es lo que están tramando ustedes dos? — preguntó Draco con el ceño fruncido.
—Nada. — respondieron ambas al mismo tiempo.
Estaba claro que el joven heredero no les creía en lo más mínimo y ambas lo pudieron confirmar al ver como el ceño fruncido se pronunciaba aún más a la par que cruzaba sus brazos. El mensaje que transmitía era muy claro.
“Confiesen, si saben lo que les conviene.”
—… — ambas chicas intercambiaron una mirada antes de volver su vista hacia Draco.
—Si te lo digo, ¿prometes no enojarte? — le pregunto Adhara.
—¿Alguna vez me he enojado contigo? — le preguntó.
—No… — respondió ella. — pero siempre hay una primera vez para todo.
—Incluso si así fuera dudo que ese sea el caso, teniendo en cuenta que Cassandra está contigo. — comentó. — Confió en que tenga la suficiente madures para ponerte un alto si vuestros planes cruzarán el límite de lo que implica su propia seguridad.
—¡Por supuesto! — afirmó Cassy. — Jamás permitiría que mis seres queridos sufran o se vean perjudicados por mi causa.
—Es bueno escucharlo…
—¡Oigan! — les llamó. — Denme un poco más de crédito. — dijo haciendo un puchero. — Aunque me alegro de que se estén llevando cada vez mejor.
—Lo que sea. Dejen de tratar de cambiar el tema y hablen de una vez o acaso me consideraron tan idiota como para no darme cuenta de lo que intentan.
—¡Jamás hemos pensado eso! — exclamaron ambas.
—¡No lo parece! ¡Ahora, hablen! — les ordenó. — Mi paciencia tiene un límite.
—Bueno… — comenzó Cassy.
—No nos puedes culpar por intentarlo. — prosiguió Adhara.
—Para la próxima que quieran jugar ese tipo de tramas escojan a alguien más ingenuo y menos Slytherin.
—Alguien, como un Gryffindor. — dijo Adhara divertida. — Sin ofender, Cassy.
—Pierde cuidado.
—La verdad es que no entiendo como no terminaste en Slytherin o Ravenclaw, claramente ambas casas se adaptan más a tu personalidad. — comentó Adhara.
—Para todo hay excepciones. — respondió Cassy. — Aunque no creo que Slytherin sea una buena opción dada mi procedencia mugle.
—Boberías. No creo que alguien lograse tramar algo tu contra y que saliese victorioso. Eres demasiado lista y todos en Slytherin saben que el tío Sev jamás perdonará ese tipo de comportamientos dentro de la casa Slytherin.
—Adhara. Sabes que no debes referirte al profesor Snape de manera tan afectiva fuera de la privacidad de nuestras habitaciones, donde cualquiera puede escuchar. — comentó Draco con una mirada seria.
—Lo siento, se me escapo.
—Lo dejaré pasar por esta vez porque solo estamos nosotros tres, pero no debe volver a suceder. ¿He sido claro?
—Si. Tendré más cuidado. — ante sus palabras Draco asintió satisfecho y dirigió su mirada hacia Cassy.
—No diré ninguna palabra.
—Muy bien, ahora volvamos a el tema principal. — dijo cruzándose de brazos. — ¡Las escucho!
—Estamos planeando una cita para... — dijo Adhara directamente sin dar más rodeos.
—¡Una cita! ¡Cómo que una cita! — exclamó Draco sorprendido. — ¡SOBRE MI CADAVER! — en un rápido movimiento el joven tomo a su hermana por los hombros fuertemente. — ¡NO LO PERMITIRÉ! ¡JAMÁS! ¡DIME QUIEN ES! — exigió. — DIME COMO SE LLAMA ESE TIPO… ¡ERES DEMASIADO JOVEN PARA ANDAR PENSANDO EN TENER CITAS! VOY A MATARLO POR TRATAR DE APROVECHARSE DE TI…
Cansada de contemplar el ataque de celos del joven Malfoy, Cassandra se decidió a intervenir de una vez.
—Primero que nada. — comenzó a decir la pelinegra. — ¡Pon esos celos de hermano mayor sobreprotector bajo control y cálmate un poco!
—¡Calmarme! ¡CALMARME! — exclamó el rubio mirándole molesto. — Como me pides que me calme cuando hay un tipejo tratando de aprovecharse de mi dulce, tierna e inocente hermanita.
¡Inocente! Hmm — bufó. — ¡Si supieras!
—¿Qué clase de amiga eres? — cuestionó. — Como puedes….
—Segundo… — continúo ignorando los reclamos del rubio. — La cita no es para ella, sino para MI. — le comentó señalándose a sí misma.
—¡Ohh! ¿Por qué no lo dijeron antes? — dijo con una actitud totalmente opuesta a la que poseía segundos antes.
—Estaba por decírtelo, pero no me dejaste terminar.
—Lo siento. — se disculpó.
—Un, “lo siento” no es suficiente. — dijo la rubia cruzándose de brazos. — Si de verdad quieres disculparte cocina hoy para nosotras.
—Está bien. — aceptó este.
—¡Ehh! De verdad lo harás. — dijo emocionada. — No me estas mintiendo para que te perdone. ¿¡O sí!?
—¡No me atrevería! — juró Draco.
—¡Genial! — celebró — ¡Oíste Cassy! Drac va a cocinar para nosotras. Por fin vas a poder probar las divinas artes culinarias de mi hermano.
—Tercero… — prosiguió la leona ignorando los comentarios de su amiga. — El chico es Neville.
—¿Longbottom? — cuestionó Draco.
—Si.
—Ya veo.
—¡Eso es lo único que le dirás! — exclamó Adhara con un puchero.
—¿Qué más quieres que le diga? Es su vida, lo que sea que quiera hacer con ella no es mi problema siempre y cuando tú no te veas perjudicada.
—Awww. Eso fue muy adorable... — sonrió Cassy. — y bastante desconsolador al mismo tiempo, si tenemos en cuenta que acabas de insinuar que yo podría perjudicar a mi mejor amiga cuando ambos sabemos que la mayoría de las posibilidades indican que sería al revés.
—Detalles. — dijo restándole importancia.
—¡No me ignoren! — les gritó la rubia.
Ante las palabras de la rubia ninguno de los otros dos pudo evitar comenzar a reírse para unos segundos más tarde ser acompañados por la risa de la otra.
—¡Estoy ansiosa por probar tu cocina! — le dijo sonriente al rubio mientras comenzaba a caminar hacia el castillo siendo seguida por el par de hermanos.
—Solo no te acostumbres porque no se va a repetir.
—Ambos sabemos que eso es mentira.
—¿Qué te hace creer que lo es?
—Por cada vez que nos cocines de ahora en adelante recibirás una sachertorte solo para ti. — le dijo con una sonrisa.
—Cassy, yo también quiero una. — suplico con ojos de cachorro Adhara.
—Me lo pensaré. — respondió Draco, pero en sus ojos Cassy pudo notar que había ganado el intercambio.
¡Nunca subestimes a un adicto al chocolate! — pensó.

Los Hermanos Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora