Alexandra acariciaba la nuca de Jack mientras el beso se volvía más profundo. Las manos de Jack bajaron y se posicionaron en la cintura de Alexandra, rompió el beso de manera abrupta y ordenó:
–Quitate la ropa frente a mi– y Alexandra así lo hizo.
Comenzó por su pequeña blusa blanca, seguido de los zapatos y falda. En todo momento miraba los ojos de Jack, estos estaban rojos y hambrientos de observabar la imagen de Alexandra desnuda, como su retorcida mente lo imagino.
Alexandra quito su sostén y lo dejo caer a su lado. Estaba por quitarce las medias cuando este dijo:
–déjalas y acércate a mi– camino a pasó lento y se detuvo justo en frente suyo. Jack no perdió tiempo y coloco sus manos en las caderas, Alexandra sonrió y tomó el cigarrilo que estaba a su lado, dio una fuerte calada y cerró los ojos con satisfacción.
–sabia que te encantaría– exclamó Jack con una pequeña sonrisa
–¿que puedo decir? Esta cosas es fabulosa, me relaja y hasta ahora ha tenido mi coño húmedo–
–¿ah, si? ¿Me permites que lo revise?– Jack fue insitado por Alexandra con un moviendo de mano y este coloco sus manos en el borde de las panties. Las deslizo lentamente y quedó maravillado por lo que miró. Un coñito lampiño y húmedo. Quedó mirándolo por un rato hasta que Alexandra lo tomo por la cabeza insitandolo a jugar con el.Jack entendió esto y con fuerza tomo una de las piernas de Alexandra para separar y tener libre la linda hendidura. Beso suavemente su pelvis y fue bajando dejando con su lengua un camino.
Cuando llego a su vagina no lo dudo y pego sus labios mirando los ojos de Alexandra con deseo. Besaba como si de una manzana se tratase, disfrutando del sabor que comenzaba a impregnar su boca. Poco a poco se fue inclinando en el sillón sin separar su boca de la jugosa vagina de Alexandra.
En la habitación flotaba el humo del cigarrillo combinado con los suaves gemidos de ella. De un momento a otro Jack comenzó a desabrochar su pantalón y dejar su erección libre y sin ningúna atadura. Alexandra soltó un jadeo cuando miro el tamaño de este.
–¿sorprendida?– preguntó Jack con aires de grandesa
–si...
–¿por qué no le das un poco de tu atención, hum?– le regalo una sonrisa juguetona antes de tomarla por la nuca y hacerla incarce frente a él.
–vamos, dame lo mejor que tengas–.Alexandra estaba un poco nerviosa pero supo ocultaron muy bien. Tenía mucho que no disfruta de una buena polla y la última vez que lo hizo fue todo un desastre, el tipo no sabía moverse, era brusco y su pene era horrible, pero este que tenía enfrente suyo era mágico. Era de un tamaño grande, lampiño y blanco, sumamente jugoso, pensó Alexandra.
Sin perder más tiempo lo tomo y lo acercó a su boca. El sabor era neutro y no olía a nada, pero ella aún se sentía nerviosa.
–tranquila, solo relaja tu cuello y veras como entra todo. Estaré aquí para ayudarte– Jack acaricio con ternura cabeza de Alexandra. Esta asintio y volvió a lo suyo.
Coloco sus dos mano en las piernas de Jack, tenía planeado usar sólo la boca, su cabeza subía y baja mientras que su lengua giraba con rapidez. La saliba se escurría por todos lados cayendo parte en las piernas de Jack. Él sólo soltaba gruñidos de satisfacción mientras la ayudaba subiendo sus caderas. Alexandra se separo por un momento y un delgado hilo de saliba colgaba de su boca hasta llegar a la cabeza de aquel duro mastil.
–quiero que me digas que es lo que quieres Alexandra, quiero escucharlo de tus propios labios– dijo Jack
–quiero que tu polla penetre mi coñito humedo, Jack. Quiero que me des muy duro y que me beses– Alexandra soltó aquellas palabras con la voz más meloza que pudo y puso una cara de cachorrita hambrienta. Todo eso le funcionó ya que la polla de Jack se movía por si sola.–¡ven aquí!– la tomo con fuerza con sus dos manos y como si de una muñeca de trapo se tratase la sentó en sus piernas. Alexandra no perdió tiempo y lo beso. La sensación era magnífica los sabores de ambos se volvían a mezclar mientras que sus partes se frotaban, de un momento a otro Alexandra tomo el mastil de Jack y lo acercó a su linda habertura y sin dejar de besarse Jack la penetro. Ambos se separon en ese momento y soltaron un fuerte gemido. Este le dio una pequeña nalgada dando a entender que ella llevaría las riendas esta vez. Alexandra se sujeto de sus hombros y empezó a moverse con fuerza. Sus gemidos se hicieron más altos, como una perrita en celo se pellizcaba los pezones buscando sentir más placer del que sentía. Jack quito sus manos y las cambio por sus dientes, besa y mordía de manera suave aquel par de pechos pequeños.
Cambiaron de posición a una que se volvería la favorita de Alexandra, de perrito. De esta manera Jack sujeto el cabello de Alexandra con fuerza, metía y sacaba de manera ruda su polla, los fluidos de Alexandra caían como cascada sobre sus piernas termiando en el sillón.
–Jack quiero que me partas, dame más duro– fueron las palabras que Alexandra decía en extasis mientras que con su mano izquierda frotaba su pequeño botoncito hinchado. Jack se acercó y con un mano derecha apretó el cuello de Alexandra, doblando de manera sobre humana la espalda de esta.
–eres la perrita más linda y obediente que he conocido. Nos divertiremos tanto– murmuró sobre el oído de ella –te follare siempre que yo lo quiera y tu cumplirás sin chistar, ¿entiendes?– ¡zas! Una gran cachetada en su trasero fue lo que recibió Alexandra
–si papi, desde ahora mi húmedo coño será tuyo–.Jack tomo las caderas de Alexandra moviéndose con mayor intensidad. Los sonidos de la habitación eran gloriosos, gemidos, el golpe seco de sus cuerpos al quedar unidos, de un momento a otro Jack apretó con fuerza las caderas y dando sus últimas estocadas se vino dentro de ella. Soltaba pequeños gruñidos de satisfacción estrujadon el trasero de Alexandra.
Soltó un suspiro y lentamente salió de ella. Aún en su polla semi flácida colgaban los hilos de semen, Alexandra giro un poco para regarle una sonrisa. La habitación quedó en calma pero se podía sentir en el ambiente la tensión, el olor a sexo y mariguana.
Después de su encontro la relación siguió su curso, en el trabajo nadie sospechaba nada. Alexandra jamás imagino que el tipo raro de caballos blancos y cara de amargura la dejara tan satisfecha, desde ese día Jack y Alexandra repiten la historia, Jack espera por ella en la entrada y Alexandra disfruta de los cigarrillos gratis.
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𝕽𝖔𝖒𝖆𝖓𝖙𝖎𝖖𝖚𝖊. ᴿᵉˡᵃᵗᵒˢ ʸ ᵒᵗʳᵃˢ ᶜᵒˢᵃˢ
NouvellesRelatos sumamente largos con una carga de: antigüedad, romanticismo, fetiches y fantasía. El sexo con amor abunda en este lugar. Historias basadas en mis crushes favoritos. En edición constante.