XXIII

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Diciembre cuatro, su hija lo despertó con las mañanitas y panqueques, que estaba algo crudos, pero aun así se los comió, ese día no iría a trabajar en el orfanato, ordenes de la madre superiora.

Estaba preparando naengmyeon, hasta que tocaron la puerta, apagó el fuego de la estufa y fue abrir, siendo rodeados por unos brazos.

- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS JINNIE! – gritó la rubia una vez que se separó y entro a la casa, así como si nada – aquí tiene su regalo señor – le entregó una cajita

- Lisa, no debiste – dice con una sonrisa, abriendo la cajita, que contenía una pulsera

Lalisa le colocó la pulsera y se dirigió al patio trasero en donde la pequeña Hyuna estaba jugando. Seokjin continuó con la comida y al acabar, llamó a las dos jóvenes, comiendo entre una plática común, una charla en donde de nuevo, Hyuna trataba de averiguar algo, ya que la rubia no le había dicho mucho, pero había algo que le dijo que le servirá…

Jin tiene cartas, cartas que su amor le escribió, las guarda en una caja de madera”
Eso es, las cartas, aun no leía la carta que encontró la otra noche en el árbol, se lo mencionó a la rubia, la leerían juntas, y es por eso, que estaba anocheciendo y él, con una copa de vino en el sofá mientras escuchaba una linda melodía lenta.

El timbre sonó una vez, al abrir la puerta, se quedó embobado, un sujeto alto, moreno, con un cuerpo que cualquier hombre envidiaría, sus mangas de su camisa, arremangadas hasta sus bíceps y su sonrisa, su hermosa sonrisa con esos hoyuelos, que lo matan de inmediato.

- Hola – saludó el moreno – te traje estas rosas, sé que son tus favoritas y también te traje duraznos

- Ammm, gracias… yo… ¿quieres pasar? – dice arrepintiéndose mentalmente de preguntar

En el aire se sentía la incomodidad, pero extrañamente, ellos no se sentían incomodos. Se encontraban en el sofá, tomando una copa de vino, mientras charlaban entre risas y bromas.

- Jessica me terminó – soltó de repente tras un pequeño silencio, sirviéndose de nuevo en su copa – dijo que quería que fuera feliz, pero al parecer… se dio cuenta de que no era feliz a su lado – fijó su vista a la contraria

Sus ojos aun reflejaban todo el amor que alguna vez que sintieron por el otro, aun se podía ver ese brillo singular, que una vez se apagó, verse nuevamente, encendió esa luz, las cenizas que dejaron su amor, volvieron a ser ese fuego que mantenía el gran amor, el verdadero amor.

- Yo no… yo no pude olvidarte a diferencia de ti

- Jin, jamás te saque de mi vida

- Y, aun así, te casarás… ¿te puedo pedir una última cosa? Por favor – susurró lo suficientemente alto, para que el contrario escuchara

- Lo que sea, pídemelo

- Un último beso, como un adiós, está bien si no quieres, yo… - no pudo terminar de hablar, ya que el contrario unió sus labios

Un lento y lindo vaivén, se sentía igual a su primer beso, solo que este tenía algo más, y no, no eran las lágrimas traicioneras de Seokjin, no eran las pequeñas caricias que Namjoon le daba en su cintura, bajo su camisa, no, era algo más, era aquello que hace años no sintieron.

Sin separarse de ese dulce beso, se acostaron en el sofá, las caricias entre amos cuerpos, cambiaba ese clima tenso a uno caliente, estaban perdiendo el control, estaban perdiéndose en el otro, estaban perdidos en el amor, en el placer, en el hecho que están juntos.

Al parecer el destino, no es tan cruel como parece, el amor no es cruel, el amor, nos hace amar precisamente a quienes debemos amar, solo pone unas pruebas, pruebas que ambos pasaron, pruebas que lograron pasar y ahora, se disfrutas después de años, se besan como si fuera la última vez, se acarician hasta donde pueden, una noche intima, donde se unen en cuerpo y alma, donde se entregan por fin.

DÓNDE ESTÁS? ~ NAMJIN (Saga: QUE NOS VOLVAMOS A VER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora