- Vete.
- ¿Ya?
- ¿Qué quieres? ¿Qué nos quedemos abrazados hasta que amanezca? – Se levantó y lanzó la camiseta hacia la cama. – Vístete.
- Vale, vale. – Atrapó la camiseta y se vistió tan rápido como encontraba la ropa. – Por lo menos ha estado muy bien. ¿Verdad? - La morena se acalló y se limitó a asentir. – No hace falta que digas nada. – Sonrió. – Sé cuando una chica lo pasa bien en la cama.
- Ya sabes dónde está la puerta, ¿Verdad? – Hizo caso omiso a sus palabras y el chico asintió.
- ¿Nos vemos mañana?
- Nos vemos... por ahí. – Acabó la conversación la morena y éste lo entendió, encogió sus hombros y salió de la habitación para irse del apartamento. La morena suspiró aliviada cuando escuchó la puerta cerrarse y se dirigió a la cocina para llenar su estómago.
- ¿No puedes dormir? – Preguntó a la pelirroja que se encontraba en la cocina, bebiéndose un vaso de leche.
- Te recuerdo que mi habitación está al lado de la tuya... - Sonrió agotada. – No he podido dormir con tanto... ruido.
- Lo siento. – Se acercó a ella y se sentó enfrente. – Si por lo menos hubiera merecido la pena...
- Parecía que lo estabas pasando bien. - Dijo extrañada. – Me pareció contar varios orgasmos...
- ¿Cuentas mis orgasmos, Debs?
- Es mucho más divertido que contar ovejas para dormir. – Sonrió y arrancó la risa de la garganta de la morena. Se quedaron mirando unos segundos y la morena agachó la mirada, suspirando.
- Los fingí. – Su amiga adoptó un gesto de sorpresa.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Para quitarme un peso de encima... y nunca mejor dicho. – Sonrió y la pelirroja negó con la cabeza, riendo.
- ¿No ha estado bien?
- No. – Respondió. – No ha estado nada... bien.
- ¿Ha pasado algo?
- Ese es el problema, que no pasa nada. – Encogió sus hombros. – Es todo tan monótono, aburrido... - La pelirroja atrapó su mano por encima de la mesa.
- Sólo llevamos una semana en la ciudad, tienes que relajarte un poco.
- No lo digo por eso. – Desechó la idea. – Estoy muy contenta de que estemos aquí, de haber decidido acabar juntas los dos años que nos quedan de universidad...
- ¿Entonces a qué te refieres?
- A mí. Me refiero a mí. – Suspiró. – Es como que... necesito algo que me dé adrenalina, emoción, aventura.
- No te exijas demasiado, esas cosas aparecen cuando menos te lo esperas. – La pelirroja se levantó y depositó un beso en la frente de la otra. – Me voy a dormir.
- ¿Puedo dormir contigo?
- Ya sabes la respuesta. No tienes por qué preguntar. – La morena sonrió y atrapó dos galletas de chocolate para llenar el estómago, para después seguir a la pelirroja hasta su habitación. – Por cierto, ¿Cómo se llamaba el chico? – La morena la miró, dudó durante unos segundos y después se encogió de hombros.
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Hate-Fuck-Love
RomanceNo empiezan de la mejor manera. Se odian y no pueden aguantar ni cinco minutos en la misma habitación. Su relación es una lucha para intimidar y hacer que la otra desvíe la mirada. ¿Y si ese odio se convierte en pasión? ¿Y si la tensión que nace de...