Capitulo 21

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El frío de la madrugada caló en sus huesos. El pueblo era frío en esa época del año. Apenas faltaban unos meses para la llegada de las fiestas de Navidad.

No sabía qué le hacía temblar más, si la baja temperatura de esas horas o el interrogatorio al que iba a ser sometida por parte de su madre durante los próximos minutos.

Toc, toc.

Las luces de la casa se encendieron al cabo de unos segundos, para después escuchar unos pasos tras la puerta.

- ¿Quién es? – la puerta se entreabrió.

- Hola, mamá. – su voz se perdió en la oscuridad de la noche, el silencio se apoderó del ambiente. La mujer se quedó estática en la puerta, sin creerse que Andy estuviera allí, sin haber llamado, sin haber avisado, sin haber hablado antes.

- ¿Cariño? – abrió la puerta de golpe. - ¿Qué haces aquí? ¿y a estas horas?

- Yo...

- ¿Estás bien? ¿Te has peleado con Debbie? – se acercó a su hija, mirándola a los ojos con preocupación.

- N-no, con ella está todo bien, mamá. – se dejó abrazar, sintiendo el calor en el abrazo de su madre.

- Pasa, cariño. Hace frío. – se apartó a un lado, observó la chimenea encendida y el olor a chocolate impregnando sus fosas nasales. - ¿Quieres una taza? Ha sobrado algo de la cena. Y así me cuentas qué es lo que pasa. – la preocupación era notoria en su voz.

- Sí, por favor. – rodó los ojos. – Pero no me pasa nada, mamá. No tengo por qué tener alguna razón para venir a veros.

- Andy, son las dos de la mañana. – se cruzó de brazos, observándola. – Y hace días que no llamas, así que... ¿Qué es lo que pasa?

- Lo siento, he estado ocupada con las clases y los proyectos. – se encogió de brazos, esperando que esa respuesta fuese bastase.

- Ajá. – ironizó. – Si no te has peleado con Debbie... quizás debe de ser algo en la universidad. – observó su rostro. - ¿No? Vaya... - su madre se acercó a ella, tendiéndole una taza rebosante de chocolate recién hecho. - ¿Mal de amores? ¡Vaya! ¡Así que he dado en el clavo!

- ¡No! ¡Eso no es...!

- Has torcido la sonrisa, así que...

- ¡Siempre con eso!

- ¿Y qué quieres que haga? ¡Soy tu madre! Conozco cada gesto que haces, cariño. – Andy sonrió, sintiendo la calidez del hogar en el centro de su pecho. - ¿Me vas a contar qué ha pasado?

- Bueno... en resumen. – hizo una pausa. – Creo que me han... ¿rechazado? Sí, eso creo.

- ¿A ti? ¡Vaya! – rio un poco. – no creo que eso fuera capaz de suceder.

- ¡Mamá! No soy... tan increíble como tú crees. – su voz se atenuó, acompañado de un suspiro y una mirada triste. – Su situación es un poco... difícil. Y bueno, creo que yo tampoco estoy en mi mejor época. – su madre sonrió, acercándose a ella y abrazándola por los hombros.

- Cariño. – llamó suavemente. – Eres una persona increíble. – Andy la miró. – si esa persona te ha rechazado... no quiere decir nada. ¿Sabes? Antes de que tu padre y yo fuéramos novios de manera oficial... yo le rechacé. – Andy alzó la vista. – Y créeme, yo estaba muy enamorada de él cuando se me declaró y me pidió ser su novia. Pero, simplemente no era el momento. – se encogió de hombros. – Yo estaba pasando por una época un poco... complicada. Así que, por mucho que le quisiera, no podía permitirme estar con él.

Hate-Fuck-LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora